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En el camino a su casa no dejaba de pensar en aquellos felinos ojos de su antiguo compañero de preparatoria. Y como se volvió tan vulnerable con solo mencionar a aquel muchacho que le hizo la vida imposible al castaño.

Se sentía mal por recordarle aquello, pero él no tenía la culpa. El castaño no sabía que habían terminado, ya que después de la graduación no había tenido noticias sobre Ten.

Al llegar a su casa, luego de un largo y frío recorrido lleno de recuerdos y pensamientos que no importaban mucho, Ten solo le dijo que no lo buscara y eso haría. No pensaría más en él y no lo buscaría para pedirle perdón.

Sacó las llaves y abrió la puerta de su casa de color marrón. Era un poco rústica para estar en una ciudad pero al él le gustaba, y la hacía parecer más antigua con aquellos grandes ventanales y el pequeño jardín frente a esta. Amaba su casa, a parte de ser cálida, es su lugar perfecto y de donde no planea irse jamás.

Al entrar, observó aquel chico azabache de cuatro años que se encontraba sentado en el suelo y dibujando en la pequeña mesa en medio del salón.

-hola markie- saludó Taeyong dejando su abrigo en el perchero detrás de la puerta. Y el chico dejó sus crayones y lápices y se levantó rápidamente para saludar a ese chico que lo quería tanto.

-hola Tae ¿y eso es para mi?-saludó y pregunto mientras señalaba la pequeña bolsa de papel marrón.

-si campeón, ordena tus materiales mientras yo te sirvo las galletas en un plato ¿si?- el pequeño asintió y caminó hacia la sala de estar para recoger su desorden.

Mark, era el pequeño sobrino de Taeyong, este le adoptó porque su hermana abandonó al pequeño cuando tenía dos semanas de nacer. La chica simplemente huyó de su responsabilidad, dejando una carta explicando que no la buscarán. Fue muy triste al inicio aceptar esa realidad pero ama a ese pequeño mas que nada. Le costó bastante, ya que no contó con sus padres, ya que viven en otra ciudad alejada de Seúl.

Trabajaba y estudiaba solo para darle una buena vida a él y a Mark. Pero la lucha no fue en vano, ya que su titulo de medicina general colgado en la pared de la sala de estar lo muestra con tanto orgullo.

Desde el día que tuvo a su hijo adoptivo en sus manos, este se convirtió en esa chispa que ilumina sus días. Aunque sea difícil cuidar de él e ir al trabajo pero Taeyong se las ingeniaba. Pero jamás dejaría a ese niño.

Taeil le da una mano de lunes a viernes por las mañanas cuidando al pequeño angelito. Y cuando Moon no puede cuidar de el azabache lo lleva al consultorio en que trabaja pero hay días en que cuesta mucho no dejar a él pequeño Mark.

Hoy, Taeil lo cuidó mientras el asistía a la cafetería pero Moon se retiró un poco antes, por lo que Mark estuvo solo unos minutos mientras Lee llegaba.

-aquí están pequeño-dijo Taeyong colocando el pequeño plato en la mesa de la cocina.

-ya voy papi- gritó el niño mientras caminaba hacia la cocina.

Lee lo tomó en brazos y lo sentó en la silla dr madera que era un poco más alta que las demás, solo para que Mark pudiera llegar a la mesa y no tener que ponerse de pie en la silla.

La palabra que más describe a Taeyong es sobreprotector, siempre trata de evitar que su hijo se caiga o se dé un golpe. Es tan atento al niño que aveces lo consciente demasiado.

La voz de Mark interrumpió la bella sonrisa del castaño viendo ceñido a su hijo mientras comía las galletas que le había comprado.

-papi ¿puedo ir al club de cuentos en la biblioteca?- preguntó Mark juntando sus manitas y haciendo un pucherito con sus labios cubiertos de migajas de galletas.

-si es el fin de semana, te prometo que vamos ¿si?- dijo con voz tranquila el muchacho castaño.

-¡gracias, eres el mejor papá del mundo!- exclamó el menor de los dos mientras daba pequeños brincos en la silla de alegría.

Taeil se encontraba acomodando los libros que dejaban en las mesas en sus respectivas estanterías. Ese era el último trabajo por hacer en el día. Cuando escucha la puerta del edificio abrirse. Pensó que era un cliente a última hora pero al volver su vista hacia la entrada ve a Ten con una expresión extraña. No sabe si es de tristeza o enojo.

-Moon Taeil, estas en serios problemas- dijo Ten con su voz un poco apagada pero a la vez enojada.

-Que te ha parecido mi amigo? ¿Es muy guapo verdad?- exclamó el castaño alzando ambas cejas juegtonamente haciendo a Ten reír sarcásticamente.

-muy chistoso...me fue mal, tu "amigo" resultó ser mi ex compañero de salón en preparatoria y yo creí que me iba a saludar todo lindo pero no. Me trataba de alejar como si fuera un perrito y lo peor aún, cree que el tonto de mi ex todavía sale conmigo. Te voy a matar-lloriqueaba el menor mientras hablaba a la velocidad de la luz y Moon no pudo evitar reírse.

-no sabía que eran amigos, perdón.- se lamentó el mayor bajando su cabeza tratando de evitar echarse a reír.- luego hablo con él para que no te vuelva a tratar mal...ahora cuéntame ¿piensas que es una buena persona para tí?-esa ultima pregunta dejo mudo a Ten.

No sabía que responder, apenas lo volvió a ver de la graduación luego de muchos años. No podía decir si era o no un una buena persona.

-no, claro que no. Si hubieras visto como me hablo- seguía quejándose el peli negro mientras ayudaba al otro con los libros.

-¿te gustaría conocerlo mejor? Vas a ver que es una linda persona y no hace daño. Al principio es un poco grosero, pero cuando toma confianza es todo una masita.

-no, claro que no. Puede ser guapo pero no es la persona que busco- explicaba Ten mientras terminaba de ordenar los libros.

-solo dale una oportunidad, por favor- decía el mayor juntando sus manos y haciendo unos ojitos tiernos al menor.

-lo pensaré ¿si?- respondió cansado de la insistencia de su amigo- pero no entiendo porque quieres que salga con él- dijo observando a los ojos al otro que se encontraba buscando un libro en la estantería.

-La razón es que Tae está muy solito y se complica conocer personas y quiero verlo feliz con alguien a quien ame.

-eres un gran amigo con él y a mí solo me dices cosas feas y solo me buscas para el chisme- decía el muy dramático el peli negro.

- no es cierto- defendió el mayor caminando hacia la pequeña secretaría donde se encuentra la computadora y el papeleo de los libros prestados.

-mira la hora- dijo el tailandés viendo su reloj de plata en su muñeca- mejor me voy, si no voy a perderme el capítulo de la novela.

-espera- lo detuvo el castaño antes de que se fuera- ¿puedes dar el club de cuentos el fin de semana? Es que tengo un asunto importante- el peli negro observó a su amigo con cara de disgusto.

-salir con Johnny no es un asunto importante, así que...hazlo tu- dijo el bajito muy indignado ya que su amigo lo haría a venir desde temprano a la biblioteca.

-por favor, Ten. Tu no tienes nada que hacer el fin de semana- dijo el moreno.

-está bien pero me debes un favor ¿si?- y el mayor asintió abrazando al bajito.

La amistad de ese par de chicos era extraña, un día pasaban entre risas y abrazos, y al siguiente día parecían perros y gatos. Aunque se hicieran bromas o se enojaran, siempre terminan muy juntos cuando de chismes se trata. Eran muy amigos.

 𝖨𝗇𝗍𝗋𝗈𝖽𝗎𝖼𝖾 𝗆𝖾 𝖺 𝗀𝗈𝗈𝖽 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇 | 𝗧𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora