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Al terminar de cenar, Yesung y Ten se retiraron del restaurante y salieron a caminar bajo la luz de la luna por las calles de Seúl, las cuales pasaban muchos autos por las carretera y las luces de los locales iluminaban la ciudad, al igual que los postes de luz que habían en todas las calles. Las personas vestían con sus prendas de ropa más abrigada debido a las frías corrientes nocturnas.

-me encanta ver a Seúl de noche- comentó Yesung dirigiendo su mirada hacía Ten, el cual asentía observando a sus alrededores.

-a mi igual-dijo el peli negro sonriéndole al chico que caminaba a su lado.-sabes...en Tailandia festejamos una celebración en la que iluminados el cielo con globos de papel y ver el cielo lleno de luces me recuerda a Seúl.

-Tailandia suena muy interesante, tal vez sea mi siguiente viaje-exclamó Yesung acercándose un poco mas a Ten, haciendo que este se sonroje cada vez más-¿te gusta mucho Seúl?-Ten asintió moviendo su cabeza. El de cabello gris solo se dedicaba a ver los brillantes ojos de Ten al ver la ciudad tan iluminada.

Yesung no pudo evitar abrazar al bajito, pasó sus delgados brazos alrededor de Ten y lo apego a él, no tan cerca pero lo necesario para sentir su calor. Chittaphon se quedo sorprendido ante la acción del mayor, sus mejillas se tornaron rojas y una pequeña sonrisa apareció en sus labios antes de corresponder al cálido abrazo que le ha dado su mayor.

Ambos se alejaron poco a poco de sus brazos, Yesung dedicaba una de sus mejores sonrisas al chico de brillantes ojos y este solo mostraba una tierna sonrisa en su rostro que estaba decorado por un par de mejillas rojas que lo hacían lucir más tierno de lo que era.

Los dos chicos caminaron hacía la vivienda del bajito, ya que hacía bastante frío y la hora no ayudaba mucho, ya que eran las 11p.m y las temperaturas disminuían demasiado y ni hablar de las pocas personas que pasaban por la casa del bajito, en cierto punto podría ser peligroso.

Al estar frente a la casa ambos se miraron a los ojos, haciendo una conexión por la cual hablaban entre ella, sabían que era momento de despedirse.

-muchas gracias por acompañarme Ten, no sabes lo feliz que me ha hecho tu comapñía-habló el mayor rompiendo el silencio con todo lo que dictaba su corazón-me ha encantado conocerte más y- decía mientras rascaba su nuca un poco nervioso- ¿te gustaría repetirlo el fin de semana?

-claro que me encantaría. Pero también quiero agradecerte, me has hecho pasar un lindo -decía el bajito muy sonriente mientras su corazón latía a mil por hora y sus mejillas todavía seguían ardiendo.

-mejor me voy antes de que la nieve empeore-explicó el alto señalando los blanquecinos copos que caían del cielo, eran poco pero pronto caerían más.-buenas noches Ten, descansa-musitó mientras abrazaba al peli negro, el cuál correspondía al delicado abrazo que le daba su mayor.

-buenas noches, ve con cuidado- añadió Ten mientras sentía la masculina fragancia de el coreano que viaja por sus fosas nasales y lo hacían enloquecer. No quería soltar a Yesung, le gustaba sus brazos, su lindas manos acariciando su espalda y delicadeza con la que lo abrazaba.

Al soltar el lindo abrazo en el que estaban envueltos, el frío los hacia temblar, pero Yesung no se iría, no sin antes depositar un delicado beso en la mejilla derecha de Ten. Y Ten explotó en nervios y las mariposas en su estómago revoloteaban por doquier en su estómago. El chico de cabellos grises se fue y había dejado al tailandés muy feliz y nervioso a la vez. Algo en sus adentros decía que Yesung era el indicado pero su corazón no decía lo mismo, su corazón solo quería estar en las manos cálidas de Taeyong.


El día martes, el sol derretía el hielo con sus calurosos rayos que emanaba, los lago y ríos ya no se encontraban congelados y las aceras ya no se observaba cubiertos por alguna capa delgada de los copos caídos días atrás.

Un sonido emitido por un toque en la madera de la puerta principal de la vivienda sobresaltó a Lee, que se encontraba terminado de lavar los utancilios utilizados en el desayuno. Secó sus manos en el delantal de cuadros rojos que estaba utilizando sobre su ropa para evitar que se vaya a manchar. Caminó hasta la puerta y giró el pomo de la puerta.

-Buenos días, hijo ¿cómo estás-saludo la señora de cincuenta y tantos años, con piel pálida y unas cuantas arrugas en su cara debido a la edad y su cabello negro como la noche y unos oscuros ojos tales como los que posee su hijo. Esta miraba a su hijo con una expresión de preocupación y al mismo tiempo le observaba de pies a cabeza.

-buenos días madre- dijo Lee dándole espacio a su madre para que entrara a su vivienda.-estamos bien ¿que haces por aquí?- decía muy paciente y cortés Lee mientras los vagos recuerdos venían a su cabeza como caballos galopando.

-solo quiero saber como se encuentra mi nieto-habló si descaro la señora y la reacción de Taeyong decía toda la ira que lo hacía arder por dentro.

-¿no se porqué preguntas por Mark ahora? Cuando mi hermana se fue, tú y papá me dieron la espalda y tuve yo que cuidarlo solo, sin importar mis estudios y el trabajo-enojado expresó todo el resentimiento que llevaba en su pecho el castaño, tratando de no perder su cordura.

-es que...tu hermana volvió y- la mayor hizo una pausa, haciendo que su hijo riera irónicamente al deducir de la noticia dada por su madre- y... ella quiere recuperar a Mark.

-dile de mi parte que de ninguna manera le voy a dar a Mark. Ella decidió abandonarlo, así que si la dejas venir, yo me encargaré de que no se lleve a Mark- la señora Lee simplemente asintió mientras un escalofrío recorría su espalda. El tono grave plasmado en la voz de su hijo, la asustaba. Y la mirada fulminante de el menor de ambos hacía a su madre salir del lugar. Así que tomó su bolso y se puso en pie.

-yo le diré, pero sabes que yu hermana es muy desobediente y va a venir en cualquier momento. Solo...no hagas las cosas más difíciles y dale a Mark ¿si?- comentó la señora antes de dejar la casa un tanto asustada. Por otro lado, el castaño estaba enojado pero a la vez tenía miedo de perder a Mark, era su felicidad, por quien luchó por cuidar y por el niño que lo daría todo si le sucediese algo

De ninguna manera permitirá que su hermana se llevara a Mark, aunque tuviera que cambiar de residencia o salir del país en donde viven para que no los encuentre, lo daría todo por su hijo, que aunque no fuese su padre biológico, lo ama como tal. Y si ese niño de tierna sonrisa y ojos brillantes su esfumase de su vida, esta ya no tendría sentido para Taeyong. Así que tomó su celular y marcó el número de un prestigioso abogado de la ciudad para pedirle que le ayuda a salir de este problema.

 𝖨𝗇𝗍𝗋𝗈𝖽𝗎𝖼𝖾 𝗆𝖾 𝖺 𝗀𝗈𝗈𝖽 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇 | 𝗧𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora