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El fin de semana había llegado demasiado rápido y el pequeño Mark se levantó demasiado temprano para ir al club del libro. Aunque el niño no supiera leer, le gustaba escuchar los cuentos infantiles, principalmente los cuentos sobre aventuras.

Así que de la tanta emoción que tenía se despertó a las 6 a.m, aunque faltaran tres horas para que iniciara, no podía esperar más. Así eran los niños, muy impacientes.

El pequeño azabache, se levantó de su cama y fue hasta la habitación de su papá, la cuál estaba cerca a la suya. Al llegar, abrió la puerta y entró sigilosamente para no ser escuchado, al ver a su padre dormido y con las sabanas hasta la cabeza decidió acostarse a lado de él y a moverlo para lograr despertarlo.

No duró mucho la acción del pequeño, ya que el castaño abrió los ojos cuando sintió las manos del pequeño niño en su espalda.

-buenos días papi, levántate si no llegaremos tarde- decía mientras quitaba las frazadas del mayor y comenzaba a tirar el brazo de su padre.

-buen día mi pequeño. Ve y duerme otro rato, yo estoy muy cansado Markie- muy adormilado balbuceaba el mayor- yo ahorita te hago el desayuno ¿si?.

-no papi, vamos ya. No seas perezoso- el menor seguía molestando al castaño que no le quedó más que ir a prepararle el desayuno a su hijo.

Se levantó vagamente del suave colchón y se colocó sus pantuflas y salió de la habitación para dirigirse a la cocina.

Aunque estuviera demasiado agotado, haría lo que sea por su pequeño. Ayer el castaño había trabajado hasta tarde en el hospital por lo que dejó a Mark a cargo de una vecina. Siempre era la misma rutina tan agotadora por las noches y más cuando las emergencias se multiplicaban. Pero no se negaría a ayudar a sus pacientes, amaba ayudar a los demás aunque fuera muy cansado, le encantaba ver a sus pacientes mejorando.

Así que con ese lindo pensamiento, comenzó muy motivado a preparar el café, una ensalada de frutas y unos deliciosos pancakes, los favoritos de su hijo.

Encendió la estufa y comenzó a vertir la mezcla en la sartén. Mientras se cocinaban, iba picando las fresas y la sandía en pequeños trozos, al igual que el plátano y la piña. A Mark le encantaba la sandía, por eso Taeyong debía poner obligatoriamente la fruta en la ensalada, aunque no fuera su favorita, tenía que hacerlo por su hijo.

Al ya estar listo el desayuno, Lee llamó a Mark para que bajara a desayunar. Los ojos de el castaño se abrieron de par en par, al ver a su pequeño ya bañado y vestido.

-¿tan emocionado estas Markie?

-si papi, amo los cuentos-decía el pequeño con un lindo brillo en sus ojos mientras tomaba el tenedor y tomaba una fruta con el utensilio.

Ambos chicos siguieron disfrutando el delicioso desayuno mientras conversaban asuntos triviales.

Luego de que Taeyong ya estuviera listo y con su casa totalmente ordenada, decidieron partir hacia la biblioteca ya que faltaban pocos minutos para que comenzara.

El cielo nublado seguía con aquellos grises nubarrones grises, a Chittaphon le gustaría que ya pasara la estación y llegara el verano, en donde el sol brilla y las temperaturas se elevan hasta derretir todo a su paso.

Pero faltaba bastante para el verano y la única opción que le queda es vestir lo más abrigado posible. Hoy, Ten había decidido no usar suéter, hoy llevaría un hoodie color cielo y unos jeans de mezclilla azul y los tennis blancos que tanto le fascinan.

 𝖨𝗇𝗍𝗋𝗈𝖽𝗎𝖼𝖾 𝗆𝖾 𝖺 𝗀𝗈𝗈𝖽 𝗉𝖾𝗋𝗌𝗈𝗇 | 𝗧𝗮𝗲𝘁𝗲𝗻 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora