Capítulo 16

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 Cuando terminó de desayunar, Jimin fue a ver cómo estaba Lucy. Llamó a la puerta de su habitación.
   
—¡Soy yo, Jimin! —anunció—. Déjame entrar.
   
Se oyeron unos pasos. La puerta se abrió de pronto y Lucy se arrojó a sus brazos.
   
—¡Dios mío, Jiminie! ¿Qué voy a hacer?
   
Jimin la llevó a la cama, se sentó a su lado y le tendió una caja de pañuelos de papel que había encima de la mesilla. Lucy se sonó la nariz y continuó llorando.
   
—Sabes que tu hermano te quiere y cree estar haciendo lo mejor para ti, ¿verdad?
   
—Claro que lo sé, pero eso solo empeora las cosas. Me quiere tanto que se comporta como un estúpido cabezota que... —la asaltó una nueva oleada de lágrimas.
   
Jimin la abrazó y estuvo consolándola hasta que se le agotó el llanto.
   
—Ya estoy bien —musitó Lucy al final, sorbiéndose con tristeza la nariz.
   
—Me quedaré un rato contigo.
   
—No, lo digo en serio. Estoy bien. Creo que me voy a poner a trabajar un rato. Tengo que cortar unos patrones y coser varios dobladillos. Trabajar siempre me anima.
   
—¿Estás segura?
   
—Sí, y gracias por venir.
   
Cuando salió de la habitación de Lucy, Jimin encontró a Hannah y a Jungkook sentados en el último escalón de la escalera. Hannah se levantó y preguntó:

—¿Cómo está?
   
—No muy contenta.
   
—Voy a hablar con ella —entró en la habitación y cerró la puerta con cuidado Jungkook se agarró a la barandilla con una mano y se incorporó. De pronto parecía muy cansado, aparentaba más años de los veintisiete que tenía.
   
—Lo sé —dijo abatido—, no quiere hablar conmigo.
   
Jimin se acercó a él, le rodeó la cintura con los brazos y apoyó la cabeza en su pecho. Jungkook lo estrechó contra él y posó la mejilla en su pelo.
   
—Necesito salir a montar. Creo que los dos lo necesitamos.
   
Jungkook emitió un sonido mostrando su acuerdo, pero continuó abrazándolo. Jimin alzó la mirada hacia él y recordó el sueño que había tenido antes de saber quién era realmente. A veces, le parecía un sueño imposible, otras, como aquella, no era capaz de imaginar su vida sin él.
  
 —Jimin —Jungkook inclinó su cabeza y li besó en la mejilla—, nos vemos en los establos.
   
—No tardaré.

Jimin dejó que pasara toda una semana antes de volver a abordar el tema de su ciudad natal. Fue una semana magnífica. Montaban cada día y a veces organizaban picnics en la playa, ellos dos solos bajo la vigilante mirada de Altus. Y dormían juntos cada noche.
   
Pero había sombras en su relación. Jimin pasaba tiempo con Lucy, pero esta no quería saber nada de su hermano y continuaba decidida a ir a Nueva York. Y Jungkook no quería oír ni una sola palabra de dejarla marchar. Jimin permanecía al margen. Ya le había dicho a Jungkook lo que pensaba y no estaba dispuesto a enfrentarse a él dándole a Lucy el dinero que necesitaba.
   
A lo largo de la semana, llamó en tres ocasiones a Rhia para llorar sobre su hombro y hablar del amor en general. Porque se estaba enamorando de Jungkook.
Quería decírselo, pero no lo hacía. El amor lo hacía vulnerable y estaba comenzando a temer que quería más de Jungkook de lo que este era capaz de dar. Jungkook tenía sus propias ideas sobre la forma en la que deberían hacerse las cosas y no doblegaba su voluntad ante nadie. ¿Cómo iban a tener una relación de igual a igual si insistía en comportarse como si él dirigiera el mundo?
   
Jimin le había dicho que le daba unos días para que fuera acostumbrándose a la idea de visitar su antiguo barrio, pero, después de la discusión con Lucy, había decidido no seguir presionándole. No había vuelto a sacar el tema y sabía que Jungkook pensaba que había renunciado. Pero se equivocaba. Solo estaba esperando a que llegara el momento adecuado para intentarlo otra vez.
   
El martes por la mañana, Taehyung llamó a primera hora.

—Llamo para enmendar mis errores —fueron sus primeras palabras.
   
Jimin se echó a reír, complacido y sorprendido al mismo tiempo.
   
—Continúa.
   
—Mamá me acusó de ser un estúpido cabezota.
   
—Eso no parece propio de mamá.
   
—Por supuesto, no lo dijo con esas palabras, pero me dijo que pensaba que estaba equivocado, que no solo sientes algo serio por Jeonguk, sino que también él te quiere. Añadió que yo soy el menos indicado para juzgar a un hombre por el mero hecho de que haya salido con muchas mujeres.
   
—¿No crees que mamá es adorable?
   
—A veces es demasiado perspicaz — se echó a reír, pero se puso rápidamente serio—. Lo siento, Minie. Jeonguk es un buen hombre y yo he sido un estúpido. Espero que seáis felices juntos.
   
—Gracias. Ya estás perdonado.

How Marrying With A Prince?[ADAPTACIÓN KOOKMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora