Capítulo 19

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Jungkook ya esperaba la llamada de Jimin a la puerta. Sabía que el orgullo le impulsaría a pedirle que le dejara en paz, pero su corazón no se lo permitiría.
   
Estaba enfadado con él por no haberle apoyado y por haberle ocultado una información crucial. Pero, al mismo tiempo, sabía, con absoluta certeza, que podía contar con su apoyo.
   
Aquél hombre le había confundido desde el primer momento. Y continuaba haciéndolo.
   
Llamaron otra vez.
   
Jungkook abrió la puerta. Pero no era Jimin. Era Lucy.

—¿Qué ocurre? —preguntó bruscamente, e inmediatamente deseó rectificar.
   
Pero Lucy le sorprendió. Se negó a dejarse asustar por su mal humor.
   
—Mira, eres mi hermano y te quiero. Sé que me has salvado muchas veces la vida, que no estaría aquí si no fuera por ti. También sé que tienes miedo por mí y que solo me deseas lo mejor. Pero necesito que entiendas que irme de aquí es lo mejor para mí. Así que, por favor, ¿no puedes darme tu aprobación? ¿No puedes dejarme marchar? Por favor, Jeongukie...
   
Entonces ocurrió algo de lo más extraño. Jungkook la miró a los ojos y comprendió que había perdido la batalla. Lucy iba a marcharse. Podía aceptarlo y ayudarla en todo lo que ella le permitiera o podía dejar que ganara el orgullo y darle la espalda.
   
Al final, optó por renunciar al orgullo.

—Lucy... —permitió que el dolor y el amor se reflejaran en su rostro, en su voz—. De acuerdo, Lucy, lo comprendo. Tienes que marcharte.
   
—¡Oh, Jeongukie! ¡Lo sabía! Sabía que al final me apoyarías. Porque siempre lo has hecho —se arrojó a sus brazos.
   
Jungkook la abrazó con fuerza.
   
—Pero cuídate, ¿de acuerdo? No quiero que te pase nada. Y llámame cuando necesites algo.
   
—Lo haré, Jeonguk, te lo prometo.
   
Jimin esperaba, contra toda esperanza, que Lucy y Jungkook bajaran juntos. Y su deseo se vio cumplido. Los dos hermanos aparecieron del brazo y Lucy anunció:
   
—¡Ya está todo arreglado!
   
—¡Maravilloso! —exclamó Taehyung, y le tendió la mano a Jungkook.
   
Jungkook la aceptó.
   
—Insiste en irse mañana por la mañana contigo, pero yo me haré cargo de los gastos.
   
—Me parece justo.

Después Jungkook condujo a Lucy al estudio para firmarle un cheque, explicarle cómo podía acceder a sus fondos y darle todo tipo de interminables instrucciones sobre un número importante de temas.
  
 Hannah se retiró y Taehyung y Jimin les dieron permiso a los guardaespaldas para que se marcharan. Los dos hermanos se quedaron hablando un rato, pero era evidente el esfuerzo que estaba haciendo Taehyung para no bostezar. Al final, admitió que estaba bajo los efectos del jet-lag y subió a su habitación.
   
Jimin esperó a que Jungkook terminara de hablar con su hermana y fuera a buscarlo, pero la verdad era que se sentía un poco inseguro. Tenía miedo de que estuviera enfadado con él por no haberle apoyado.
   
Los minutos transcurrían muy lentamente. Hannah se acercó a preguntarle si quería tomar algo. Jimin estuvo a punto de pedir un whisky doble.

Pero ahogar sus dudas sobre Jungkook en alcohol no era la mejor solución. De modo que le dio a Hannah las buenas noches y subió a su habitación.
   
Allí se preparó un baño de burbujas, encendió las velas que había en el borde de la bañera, se desnudó y se hundió agradecido en aquel perfumado calor. Cerró los ojos e intentó olvidar sus preocupaciones.
   
—Estás tan tentador que casi podría perdonarte por no haberme dicho nada de los planes de Lucy.
   
¡Jungkook! A lo mejor estaba enfadado con él, pero al final, había ido a buscarlo. Abrió los ojos y vio a Jungkook apoyado en el marco de la puerta del dormitorio, observándolo.
   
—¿Nadie te ha enseñado a llamar a la puerta del dormitorio de una persona antes de entrar? —
preguntó Jimi, moviendo las manos bajo el agua y disfrutando del calor y la humedad.
Por no hablar de la expresión de los ojos de Jungkook mientras lo miraba.
   
—He llamado —contestó Jungkook mientras se desabrochaba el cinturón—, pero no me has oído.
   
Se agarró la camisa por los hombros, tiró de ella para sacársela por encima de la cabeza y la arrojó a un rincón.
   
—Esa es precisamente la cuestión. Si no contesto, no tienes que entrar.
   
Estaba realmente increíble sin la camisa. Jimin admiró la fuerza de sus músculos y la dureza de su vientre.
   
—Quería verte.
   
—Aun así, no deberías haber entrado.
   
Se desabrochó los pantalones y se bajó la cremallera.
   
—¿Quieres que me vaya? —le preguntó.
  
 —No —respondió Jimin con la respiración ligeramente entrecortada—, ven conmigo.

How Marrying With A Prince?[ADAPTACIÓN KOOKMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora