Apartó las sábanas, encendió la lámpara, alargó la mano hacia la bata, corrió hacia la puerta mientras se la ataba y abrió la puerta de par en par.
Jungkook estaba a punto de volver a llamar.
—Jeonguk... —estaba tan guapo que le robaba el aliento.
—He venido en un vuelo nocturno porque no podía esperar a verte —dijo Jungkook con aquella voz ronca que hacía que se le acelerara el pulso—. Y estás increíble.
—¿No querrás decir que estoy medio dormidi y que apenas puedo abrir los ojos?
—Exactamente.
Jimin se apartó el pelo de la cara y reprimió las ganas de abalanzarse contra él.—¿Cuánto tiempo llevas ahí fuera?
—Cerca de diez minutos, llamando a la puerta a intervalos. Quería despertarte sin asustarte.
—¡Ah! Muy... considerado por tu parte.
—No me quitas la vista de encima — susurró Jungkook, mirándolo fijamente.
—Lo sé. No puedo dejar de mirarte —las ganas de lanzarse a sus brazos y besarle eran cada vez mayores.
Con lento y deliberado cuidado, Jungkook alzó la mano y le colocó un mechón de cabello tras la oreja. Aquel ligero contacto hizo saltar chispas en la piel de Jimin.
—No sé qué me está pasando — susurró Jungkook con asombro—. Esperar en la puerta del dormitorio de un hombre... Realmente, no es mi estilo.
Jimin se moría por acariciarle, pero se sentía extrañamente cohibido.
—¿Qué tal ha ido esa reunión de negocios?
—Ha sido todo un éxito.Jimin le miraba deseando hundirse bajo las olas del deseo compartido, perderse en el calor y en la dureza de su cuerpo.
—He invertido en una nueva empresa —continuó explicándole Jungkook—. Se dedican a producir programas de televisión. Aunque tengo que reconocer que hoy no podía haberme importado menos. He tenido serios problemas para concentrarme en la reunión. Estaba deseando estar aquí —lo decía en un tono de ligera desesperación—. Pero no sé por qué te estoy contando todo esto. En realidad no es nada que necesites saber.
—Claro que necesito saber que has pensado en mí, que quieres estar conmigo —replicó Jimin con firmeza—. Para mí, es muy importante.
—¡Ah! En ese caso, te lo estoy contando porque necesitas saberlo.
Jimin comprendía perfectamente su desesperación porque también él la sentía.—Me alegro de que hayas vuelto antes. Y me alegro de que hayas estado esperando pacientemente en el pasillo hasta que me he despertado...
—Me encanta esto —susurró Jungkook, acariciándole la mejilla.
—¿El qué? —no tenía la menor idea de a qué se refería.
—Ahora que estás frunciendo el ceño, ha desaparecido.
Jimin lo comprendió entonces y sonrió.
—Los hoyuelos, ¿te encantan mis hoyuelos?
—Son... Sí — Jungkook le acarició el hoyuelo, descendió hasta su barbilla y le dibujó la mandíbula con el dedo.
—He pasado la tarde con Lucy y he cenado con ella —susurró Jimin con voz ronca y ligeramente sin aliento—. Tu hermana me cae muy bien.
—Sabía que te gustaría.
—Supongo que sabes que ahora mismo no está muy contenta contigo.
—Se le pasará.—Parece muy decidida a iniciar su propia vida.
—Todavía no está suficientemente fuerte.
—Ella dice que sí.
—Porque siempre ha sido una soñadora.
—Jeonguk, yo la creo.
—Sí, tengo que admitir que puede llegar a ser muy convincente.
—Sinceramente, Noah, si no hubiera sabido que había estado enferma, jamás habría imaginado que pasó gran parte de su infancia en la cama.
—Eso es porque está mucho mejor. Y lo único que quiero es que siga mejorando y no haga un esfuerzo excesivo que termine llevándola otra vez a la cama. En este momento, todavía necesita cuidarse. ¿Pero por qué estamos hablando de mi hermana?
—Porque te importa y porque la quieres. Porque tiene derecho a su propia vida y porque he visto su trabajo. Es evidente que tiene un gran talento. ¿Cómo puedes permitir que pierda esta oportunidad?
—Jimin, vamos —Jungkook cambió de táctica, su voz se tornó seductora y sus ojos tan tiernos como un cielo de verano—. Ya está bien de hablar de Lucy.
Jimin deseaba decir mucho más, pero quizá aquel no fuera el momento más oportuno. Jungkook había adelantado su vuelo para verlo y él estaba tan contento por ello que tenía la sensación de estar flotando en el aire.
Alargó la mano y la posó en el rostro de Jungkook. Este olía a jabón, a fresco, a limpio. Seguramente se había duchado antes de ir a buscarlo. Aquello lo conmovió. Le gustaba que se tomara tanto interés en complacerlo. De hecho, se tomaba tantas molestias que había conseguido que hasta Hannah terminara harta de sus interminables demandas.
—También me ha caído muy bien Hannah.
Jungkook volvió la cabeza lo suficiente como para besarle la palma de la mano.
—Es la mejor.
Jimin posó la mano en su pecho y tiró suavemente del cuello del polo de Jungkook.
—¿Te he dicho ya que me alegro de verte?
—Sí, me lo has dicho —se inclinó hacia él —. Y tengo que hacerte una pregunta...
—¿Mm?
—Si tanto te alegras de verme, ¿por qué no me has besado todavía?
Jimin le rodeó el cuello con los brazos y tiró de él.
—Tienes razón. Eso hay que arreglarlo.
Sus labios estaban muy cerca.
—Hazlo.
Era una orden, una orden que Jimin estaba encantado de obedecer.Sus labios se encontraron. Y aquello fue el paraíso. Jimin le rodeó el cuello con el brazo, Jungkook lo abrazó y él se deleitó en su abrazo. Jimin sintió su pecho presionándose contra el duro pecho de Jungkook y, a la altura del vientre, tuvo la evidencia de cuánto lo deseaba.
Y le gustó. Le gustó mucho.
Le había echado mucho de menos.
Habían pasado tres semanas desde el día que le había confundido con un mozo de cuadra. Y en solo tres semanas se había convertido en alguien muy especial para él. En alguien importante. Casi en una necesidad.
Y cuando por fin estaba de nuevo entre sus brazos, sintiendo sus labios sobre los suyos, no quería dejar de besarle. No quería dejarle marchar. Quería sus besos, sus caricias, quería el calor de su cuerpo muy cerca de él. Lo quería todo. Esa misma noche.
Jungkook profundizó el beso al tiempo que lo envolvía con fuerza en su potente abrazo. Jimin se presionó contra él, acercándose a su calor y a su fuerza. Pero nunca se sentía suficientemente cerca. Jungkook lo agarró de pronto por la cintura y lo levantó. Jimin, respondiendo de una forma instintiva, se abrazó a él con piernas y brazos y jadeó al sentir las partes más duras y tórridas de Jungkook presionándose contra su creciente erección.
Jungkook separó los labios de los suyos y clavó en él sus ojos ardientes.
—¿Jimin?
Jimin sabía exactamente lo que le estaba pidiendo. Y sabía también que quería responder que sí. Pero, aun así, vaciló. El nuevo Jimin, el Jimin más prudente, lo instaba a poner el freno. Pero, al verdadero Jimin, no le importaba nada de eso.
¿Qué podía tener de malo aquella magia?Aun así, era consciente de que todavía les quedaba un largo camino por recorrer si de verdad esperaban compartir toda una vida. Tenía que conocerle mejor, tenía que confiar más en él.
Y Jungkook tenía que aprender a confiar en él, a contar con él.
Ambos tenían que encontrar el camino para llegar al corazón del otro.
Todavía era demasiado pronto, le advertía su lado más sensato.
Pero no. Lo último que necesitaba era ser prudente en aquel instante. Y su corazón parecía insistir en que no era demasiado pronto con cada uno de sus latidos.
Durante las tres semanas que habían estado separados, algo había ido cambiando entre ellos. De alguna manera, el estar tan lejos, había conseguido acercarlos.
Aquella noche, cuando Jungkook lo había acariciado, cuando había oído su voz, había ocurrido algo especial dentro de él. Todas sus dudas se habían disipado. Y comprendió entonces una profunda verdad: sabía que no estaría bien enviarle de nuevo a su cama. Que sería falso, y cobarde.
—¿Jimin?
—Sí, Jeonguk.
—Jimin... —gimió Jungkook, y reclamó su boca más profundamente que antes.
Jimin le devolvió el beso, presionándose con fuerza contra él, estrechándole contra su masculinidad.
—Jimin —susurró Jungkook de nuevo, con mucha más ternura en aquella ocasión—. Jimin...
Cruzó con él en brazos el umbral y se detuvo únicamente para cerrar la puerta de una patada antes de dirigirse directamente hasta la cama.••••••
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How Marrying With A Prince?[ADAPTACIÓN KOOKMIN]
FanficJimin quería todo lo que Jungkook podía darle, y no estaba dispuesto a conformarse con menos Park Jimin debía aprender a comportarse como un auténtico príncipe. Se acabaron las escapadas que terminaban apareciendo en la prensa. Sin embargo, el n...