Capítulo 17

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Lucy no bajó a desayunar a la mañana siguiente. Desde la discusión que había tenido con Jungkook, había estado haciendo la mayor parte de las comidas en su habitación.
   
Alrededor de las nueve, Jimin subió para invitarla a la barbacoa que organizaba Emma ese fin de semana. La bandeja vacía esperaba en la puerta, donde Hannah o alguna de las empleadas iría a recogerla.
  
 Por lo menos no se estaba dejando morir de hambre, pensó Jimin con una sonrisa al ver la bandeja. La puerta estaba entreabierta y desde el interior de la habitación llegó hasta Jimin un estallido de risas. Y después:
   
—¡Estoy contentísima! Sí, no, no puedo decírtelo. Todavía tengo muchas cosas que preguntar. Eres mi héroe y yo... —continuó hablando, pero bajó la voz.
   
Dejándose llevar por la curiosidad, Jomin se acercó a la puerta y escuchó a escondidas.
   
—No, será terrible, por favor. ¿Por qué no vamos directamente y nos evitamos ese mal trago? Pero... Bueno, vale, si crees que es lo mejor. Mm... Sí, lo sé, lo comprendo...
   
Jimin se recordó a sí mismo que odiaba a la gente que escuchaba a escondidas, y él se estaba convirtiendo en una de ellas. Llamó a la puerta y esta se abrió un poco más.
   
Lucy estaba sentada en la cama. Al ver a Jimin, se quedó boquiabierta.
  
 Jimin no tuvo ya ninguna duda. Estaba conspirando con alguien. ¿Con un novio, quizá? ¿O con alguien que estaba dispuesto a prestarle dinero para que fuera a Nueva York?
   
—¡Jimin! —exclamó Lucy, borrando la expresión de culpabilidad de su rostro. Se inclinó hacia delante y continuó hablando por teléfono—. Ejem... Sí, tengo que colgar.
  
 Dejó el teléfono en la mesilla e invitó a Jimin a entrar.
   
—Siento interrumpir...
   
—¿Qué? ¿Lo dices por la llamada? No te preocupes, era solo un amigo. ¿Qué pasa?
   
Jimin consideró la posibilidad de hacerle a Lucy la misma pregunta, pero no sabía por dónde empezar. Y, en cualquier caso, no debería haber estado escuchando a escondidas.
   
—¿Conoces a mi primo Johan y a Emma, su esposa?
   
—No, no los conozco, pero creo que Jungkook sí.
   
—Sí, hacen negocios juntos. Johan y Emma estuvieron el sábado en la fiesta.

—No les conocí, pero solo estuve un par de horas abajo.
   
—Johan es un hombre magnífico. Y Emma es un encanto. Yo la adoro. Tienen cuatro hijos, el mayor debe de tener unos diez u once años. Emma nos ha invitado a una barbacoa en su casa el sábado por la tarde. Y estás incluida en la invitación.
   
—Eh... ¿Has dicho el sábado? — preguntó Lucy con expresión distante y preocupada.
   
—Sí, tendríamos que estar allí a las dos.
   
—¿Tendríamos?
   —Sí. Jeonguk, tú y yo.
   
—Creo que no voy a ir —dijo Lucy con un suspiro.
   
—Vamos, Lucy —Jimin le pasó el brazo por los hombros—. Piénsatelo. Será divertido.
   
—No, de verdad. Tengo cosas que hacer. Tengo que concentrarme en mis proyectos.

Jimin se vistió para montar y se dirigió con Altus hacia los establos. Estaba preparando a su caballo cuando Jungkook lo encontró. Jimin le contó que había hablado con Lucy.
   
—¿Vendrá con nosotros?
   
Parecía tan esperanzado que a Lucy le desgarró el corazón.
   
—No, ha dicho algo sobre los proyectos en los que estaba trabajando...
   
—Se pasa la vida encorvada sobre esa maldita máquina de coser.
   
—Bueno, he visto la bandeja del desayuno y por lo menos no ha perdido el apetito. El plato estaba tan limpio como si lo hubiera lamido.
   
Jungkook soltó una carcajada y ensilló a su caballo. Ya no parecía tan triste.
   
Jimin decidió no decir nada sobre la misteriosa llamada telefónica. Se sentía un poco culpable por guardarse aquella información, pero no debería haber escuchado a escondidas y Lucy tenía derecho a tener un admirador secreto.
Pero ¿y si había encontrado a alguien dispuesto a prestarle dinero para establecerse en Nueva York?
   
No pudo evitar pensar que no estaría nada mal. Él no estaba dispuesto a traicionar la confianza de Jungkook, pero Lucy era su amiga y también a él debía serle leal.
   
De modo que mantuvo la boca cerrada sobre la misteriosa llamada de Lucy.
   
El sábado, Jimin y Jungkook salieron hacia Los Ángeles a primera hora de la mañana. Como Jimin quería hacer un poco de turismo antes de ir a la barbacoa, condujeron por Hollywood Boulevard, pasaron por Grauman’s Chinese y tomaron un café en el hotel Beverly Hills.
   
Llegaron a casa de Johan y Emma a las dos en punto. Toda la familia estaba allí reunida y Jimin se olvidó de su preocupación por Lucy. Jungkook también parecía más relajado. Reía a menudo y lo trató con mucho cariño.

Estuvieron jugando con los niños en la piscina y después se sentaron a disfrutar de la barbacoa estilo texano.
   
A las siete, Emma se llevó a los niños para prepararles el baño y Jimin y Jungkook se vistieron. Johan los invitó a quedarse a pasar la noche, pero Jungkook le apretó a Jimin la mano y esta comprendió que prefería regresar a casa. Jimin subió a despedirse de Emma y, cuando bajó, Jungkook ya le estaba estrechando la mano a Johan.
   
Una vez en el interior del coche, Jungkook le pasó el brazo por los hombros y Jimin se estrechó contra él.
   
—Ha sido muy divertido...
   
—Sí, hemos pasado un buen día — contestó Jungkook, y rozó sus labios con un beso.
   
Jimin se sentía más esperanzado de lo que lo había estado en todas aquellas semanas. Jungkook era un buen hombre y quería estar con él. Durante la mayor parte del tiempo, se sentía como si le conociera de toda la vida.

Había conseguido llegar a su corazón como ningún otro hombre lo había hecho hasta entonces. Y cada día estaba más enamorado de él.
   
Sí, estaba el problema de Lucy y su voluntad de controlarlo todo. Y siempre parecía mantener algún secreto. Pero, aun así, a Jimin le gustaba lo que compartían.
   
Se acurrucó contra él, considerando la posibilidad de decirle que le quería, que le quería mucho. Pero entonces él volvería a presionarlo para que aceptara casarse con él. Y todavía no estaba preparado para dar ese paso.
   
Al llegar a la puerta de la casa, vieron que alguien había aparcado un todoterreno negro junto a la valla que rodeaba el jardín. Jungkook miró a Jimincon el ceño fruncido.
   
—¿Esperas a alguien?
   
—No, a lo mejor es un amigo de Lucy.

Salieron del coche. Hannah estaba esperándolos con la puerta abierta y a Jungkook le bastó verle la cara para preguntar:
   
—¿Qué ha pasado, Hannah?
   
—Ha venido el príncipe Taehyung. Lucy y él os están esperando. Y Lucy me ha dicho que el príncipe la llevará mañana a Nueva York.

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How Marrying With A Prince?[ADAPTACIÓN KOOKMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora