Capítulo 8

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—Jeonguk...

—Shh... —se apoderó de sus labios. Jimin gimió reluctante al principio, pero, al final, cedió y le devolvió el beso—. Voy a alejarte de aquí —le prometió Jungkook.
   
Jimin alzó la mirada hacia él con los ojos brillantes.
   
—¿Alejarme de dónde?
   
—De Montedoro.
   
—Eso es imposible. Esta es nuestra última noche y...
   
Jungkook lo interrumpió posando un dedo en sus labios.
   
—No quiero que esta sea nuestra última noche. Y creo que tú tampoco.
   
—Jeonguk, sé realista.
   
—Soy completamente realista y lo que yo pienso es que esto es una pecera. Una pecera bonita y con glamour, pero sigue siendo una pecera. Todo lo que hagas aquí acabará apareciendo en la prensa —además, en aquel entorno le resultaría demasiado fácil escapar de él. Jungkook necesitaba tenerlo en su terreno—. Ven mañana conmigo a California.
   
—No me parece una buena idea.
  
 —¿Por qué? Te encantará estar allí. Y quiero enseñarte mi mundo. Quiero que conozcas a Lucy.
   
—Jeonguk, ya te he contado que estoy intentando ser más... discreto. Que estoy intentando dejar de hacer locuras.
   
—Esto no es ninguna locura. La zona de Santa Bárbara es casi tan bonita como Montedoro. Y mis establos son de primera categoría. Podrás montar todos los días.
   
—Oh, Jeongukie... —dio media vuelta y regresó hacia la manta.
   
Jungkook se volvió hacia él y lo vio sentado en la manta con las rodillas dobladas y mirándole con expresión de desafío y tristeza. Hundió las manos en los bolsillos y caminó hacia él.

—¿Qué estás buscando, Jeonguk? —le preguntó Jimin cuando llegó a su lado—. ¿Qué quieres de mí? Porque, si lo que pretendes es convertirme en otra de tus conquistas, la respuesta es no. Ahora mismo no estoy buscando una aventura pasajera.
   
Jungkook comprendió entonces que tenía que ir a por ello, que tenía que contárselo todo. ¿Qué otra cosa podía hacer? Sabía que Jimin no se conformaría con una mentira inteligente.
   
—Tú nunca serás uno más.
   
—Por favor, no me adules.
   
—No te estoy adulando. ¿Estás dispuesto a dejar que me explique? — esperó a que asintiera para decir—: He conseguido tener un gran éxito por mí mismo.
   
—Sí, lo sé, ¿pero eso qué tiene que ver con...?
   
—Déjame continuar, Jimin. Soy un hombre de éxito y también un hombre orgulloso. Demasiado orgulloso, supongo, pero así es como son las cosas. Hace unos años, decidí que ya había llegado el momento de casarme y fundar una dinastía.
   
—¡Ah, por supuesto, una dinastía! — dijo Jimin con un gesto cargado de ironía.
   
—Y, para fundar una dinastía —continuó Jungkook—, tiene que haber una esposo adecuado. Un hombre  joven y fuerte, un hombre procedente de una familia numerosa y que, por lo tanto, tenga muchas probabilidades de ser fértil.
   
Jimin  soltó un bufido burlón.
   
—No me puedo creer lo que me estás diciendo.
   
—Pues créetelo porque es cierto, y aquí es donde interviene mi orgullo. Decidí que quería casarme con un principe. Con un auténtico principe.
   
Jimin le miró boquiabierto.
   
—¡Eres terrible! Y eres incorregible, ¿verdad?

—¿Cómo crees que he llegado hasta aquí? Desde luego, no ha sido portándome bien y siendo políticamente correcto. Decido lo que quiero y voy a por ello.
   
—Sabes que lo que estás diciendo es absolutamente censurable, ¿verdad?
   
—¿Quieres que te cuente la verdad o no?
   
—Sí, quiero saber la verdad.
   
—El caso es que comencé a buscar —continuó Jungkook—. Quería un príncipe especial, un principe que fuera diferente a los demás. Una principe guapo y divertido. Si voy a vivir con alguien durante el resto de mi vida, no puede ser una persona aburrida, y tampoco quiero que mis hijos sean unos estúpidos desabridos. ¿Entiendes lo que te estoy intentando decir, Jimin?
   
Jimin tragó saliva con fuerza.
   
—¿Estás diciéndome que... me has elegido a mí?

How Marrying With A Prince?[ADAPTACIÓN KOOKMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora