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*continuación del sueño anterior, pero desde la perspectiva de Gilbert*

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*continuación del sueño anterior, pero desde la perspectiva de Gilbert*

—¡Así no llegarás a nada, Blythe! —gritó un moreno con frustración. Gilbert se dio vuelta y se contuvo para no maldecir a Bash— ¿Dónde tienes la cabeza? —en la chica del cabello de fuego— Seguro con alguna de tus conquistas. ¡Piensa con la cabeza de arriba!

Gilbert rodó los ojos y lanzó el balón naranja hasta hacerlo entrar en el aro de manera perfecta.

Ahora sí pensé en una chica, murmuró tan bajo que Bash no llegó a entender.

—En unos días son las primeras pruebas —se quejó Bash, extendiéndole una toalla a un Gilbert bastante cansado—, o mejoras tu concentración o reza por un milagro.

—¿Puedes parar? —se quejó Gilbert ya con fatiga a todo eso. Eran más de las nueve de la noche y solo quería tirarse a dormir. Más bien, a soñar con Anne.

—Recuerda cómo tirar bien al aro y pararé.

Y lo hizo.

Bueno, en un sueño, pero era tan real como los sentimientos que comenzaba a sentir por la chica del cabello de fuego.

—Tú me has ayudado con mi rutina, déjame hacer lo mismo —insistió Anne cuando de pronto dejaban la pista de patinaje y aparecían en la cancha de baloncesto donde Gilbert había estado practicando horas atrás. Ella seguía con su atuendo, más no con los patines. Y ahora tenía sentido la razón del vestuario de Gilbert.

Bueno, si soñaron con Tyrone como boletero y Barney acosador, ¿qué se podía esperar de la mente de esos dos?

—¿Crees que tu estatura lo permita? —se burló Gilbert, alzando las cejas con diversión.

—¡Oye! —la pelirroja le golpeó el brazo sin ninguna fuerza— Tú tampoco eres tan alto.

Gilbert se limitó a negar y tomar el balón que mágicamente había aparecido en medio de la cancha.

—Yo intentaré encestar. Tú debes impedirlo.

—Fácil.

Error, porque en menos de un minuto Gilbert había encestado más veces de las que Anne podía contar.

Bueno, tal vez estaba exagerando, pero sí que era rápido.

—¿Fácil? —bromeó él, con el balón a un lado de su cuerpo, sostenido por su brazo con total tranquilidad.

Ver eso encantó a Anne, y Gilbert lo sintió.

De hecho, sentía muchas cosas cuando la tenía cerca.

—Ya verás —amenazó Anne, corriendo para tomar esa pelota, pero cuando menos se dio cuenta ya estaba en el aire y su objetivo había salido rebotando a otro lado.

Gilbert hizo un movimiento tan rápido y hábil que la tomó desprevenida. Pero por lo menos tuvo una razón para poder abrazarla y sentirla cerca, no tanto como deseaba, pero cerca al fin.

Ambos rieron y casi cayeron al suelo, pero para cuando pudo notarlo ya comenzaban a perseguirse por la cancha y jugar como si el "entrenamiento" nunca hubiera existido.

—¿Cuándo tienes esa prueba? —preguntó ella en el momento que recuperaba las fuerzas, sentándose en lo bajo de las gradas y aceptando la botella de agua que Gilbert le ofertaba.

—El domingo por la tarde —respondió él ubicándose frente a ella, aún de pie.

—¿Por la noche me contarás cómo te fue? —la voz que utilizó Anne se tornó demasiado dulce, tanto que enterneció el corazón de Gilbert.

—¿Alguna vez no lo he hecho? —le sonrió alzando una ceja y lanzó una pequeña risa.

Entonces Anne se levantó de su lugar para no tentarse a besarlo si seguía de esa forma y suspiró.

—Quisiera que estuvieras en las gradas durante mi presentación —admitió—. Será como si participara en un concurso, la profesora se monta todo un espectáculo por una simple rutina —rió la pelirroja y Gilbert desaprobó eso.

—Es una rutina hermosa —casi tanto como tú—, y también desearía estar allí. Pero aún puedes imaginarme en las gradas el sábado —le guiñó un ojo con diversión.

—Y tú puedes hacer lo mismo el domingo —Gilbert puso una cara a lo "Con que quieres verme, ¿eh, chica del cabello de fuego?"

—Me refiero a que... em... yo... ahg, déjalo, suena patético —Anne bajó la vista, pero Gilbert se apresuró a levantársela y sonreírle tiernamente.

—Me encantaría tenerte conmigo —susurró tomando sus manos a un lado, sin quitar la conexión de sus ojos—, estarías en la primera fila.

—Sería tu porrista VIP —bromeó, pero por la mente de Gilbert pasaron ideas que lo hicieron sentir sucio—. Lo malpensaste, se nota en tu rostro. ¡Por favor, chico de las cejas expresivas!

—Mejor enfoquémonos en otra cosa —rió él, sin poder evitar el enrojecimiento en su rostro.

Pero por las ideas de Anne también pasaron pensamientos similares.

Nunca le había sucedido eso con nadie. A ninguno de los dos en realidad.
—————

El tablero marcó los últimos segundos y Gilbert, llevando el balón como si tuviera una conexión única entre su mano y el piso, corrió con rapidez entre los jugadores del equipo contrario. Para antes de que el reloj diera con el final del partido, la pelota ya iba en dirección al aro, lanzado desde el área donde se sumaban tres puntos.

Una especie de bocina resonó y para entonces el balón ya rebotaba contra el piso, luego de haber pasado por el aro sin problema y marcando así no solo la victoria del equipo de Gilbert. Marcando también su pase a mayores oportunidades.

—Sabía que podías —oyó una dulce voz en medio del alboroto, con tanta claridad que parecía haber sido expresada al lado del pelinegro, pero no había nadie con el tono de Anne cerca.

¿Acaso había imaginado aquello? No sabía, pero fuera lo que fuera provocó una sonrisa en él.

—No podría sin ti —Anne se asustó, escupiendo frente a Ruby toda la bebida que tenía en la boca.

La rubia se quejó, pero la pelirroja estaba atónita. Ella solo había pensado en lo que le gustaría decirle a Gilbert si ganaba, pero escuchar esa respuesta en su cabeza la descolocó.

O se estaba volviendo loca o el chico comenzaba a ejercer poderes aún mayores en su día a día.

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Ay son hermosos ya cojan

Todavía no pasará, lo siento pimiento

Si llegaste hasta acá, gracias por leer. Espero que te haya gustado🤍

Toca la estrellita, no seas un lector fantasma ;)

—Mort🪐

IN MY DREAMS; Shirbert [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora