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Navidad

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Navidad. Que linda época del año, ¿no? por lo menos para quienes les gusta.

La navidad es sinónimo de frío (por lo menos si no viven en un país croto del orto, con economía de mierda, gente chota y un sistema que te corta la luz a cada rato hasta que te re cagas de calor y se te termina derritiendo el helado que compraste el día anterior. Porque hasta ese hoyo tenés, te cortan la luz justo cuando compraste helado. Edet y la re concha de tu transformador. OCHO QUEJAS TE VENGO HACIENDO YA. O C H O. Bueno, a lo que iba). Es sinónimo de felicidad, si tu espíritu navideño sigue intacto.

Pero... ¿Cuál es el propósito de la navidad? ¿Arreglarte para esperar una cuenta regresiva, brindar una razón random y hacer como si todo fuera color de rosas? ¿Para que luego de tomar de tu vaso la triste realidad regrese a ti y notes que esa larga preparación ha sido realmente superficial? Si es que te has preparado.

Porque incluso eso, llega un punto en el que no le encuentras el porqué de arreglarte físicamente.

Y sí, por fuera te ver radiante, mientras que por dentro te derrumbas. O eso es lo que le sucede a muchas personas.

Pero vamos, es navidad, hay que festejar.

Nieve en los países con suerte. Espíritu festivo. Luces, chocolate caliente, celebraciones, unión, regalos. Paz, amor, salud, compromiso, trabajo y miles de deseos colgando indirectamente de cada pelotita del árbol.

Pero estos dos adolescentes no vivieron aquellos sentimientos con sus familias.

Los Shirley porque hicieron como si aquel fuese un día más. De no ser por los adornos ni se notaba la fecha. Toda la noche fue puro silencio sepulcral e incomodidad.

Los Blythe... ellos ni siquiera estuvieron juntos: Gilbert pasó la noche con la familia de Moody y saludó a sus padres por videollamada a las 00:00. Recibió un vago "Feliz Navidad!!!!" de Roy por celular y no hubo mucho más. (Además de otro saludo por parte de Jerry)

Pero los amantes aún se tenían el uno al otro.

Todavía había algo bueno.

Todavía

En esa ocasión se encontraron en una cabaña que ninguno conocía, pero era realmente acogedora y romántica. A grandes rasgos, tenía los adornos que ellos habían puesto en sus casas, buena calefacción y una mesa repleta de comida. Ya saben, un lindo lugar al cuál ir en una escapada amorosa, pero navideña. Algo un tanto cliché, pero perdonemos ese detalle solo por la fecha.

Cuando se hicieron las doce de la noche el cielo comenzó a enfocar luces de muchos colores: fuegos artificiales, pero sin sonidos estruendosos.

Por primera vez, Anne se olvidó de la euforia que tenía por conocer su regalo.

Estaba fuera de la cabaña, observando el espectáculo del cielo junto a un Gilbert que la abrazaba por atrás, entrelazando sus manos y dejándole besos en la mejilla.

IN MY DREAMS; Shirbert [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora