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La navidad terminó de reforzarlo todo

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La navidad terminó de reforzarlo todo.

Luego de los obsequios de esa noche siguieron hablando, leyendo los sueños, riéndose con las anécdotas y besándose, claro está.

Se podía decir que Anne y Gilbert eran "novios por sueños", aunque no tenían el título.

Entonces lo decidieron: iban a darse más datos de su "vida real"

Tentarían a los sueños.

Esa vez ocurrió algo diferente, porque se soñaron dos días seguidos.

Aquello no era "normal", pero decidieron pasarlo por alto y tomarlo como algo positivo.

En fin, volvieron a encontrarse en donde comenzaron: un aeropuerto. ¿Por qué aquel lugar? Lo sabrá Merlin. A veces sentían que no controlaban las escenas.

Todo parecía igual que la primera vez, salvo que sus atuendos eran diferentes (Anne llevaba unos jeans blancos y un ancho abrigo rojo. Gilbert portaba una camisa blanca y unos pantalones negros más formales). La única diferencia era que las decoraciones navideñas estaban presentes.

—Entonces... ¿lista? —Gilbert se frotó las manos algo ansioso por comenzar a descubrir de la vida del otro.

Anne asintió efusivamente, sentándose en una de las sillas más cercanas del aeropuerto, mientras que el pelinegro repetía su acto.

—Lo mejor para el final —propuso Gilbert.

—Los nombres —aceptó Anne estrechando sus manos.

Que mala idea es esa...

Ambos miraron a su alrededor. El aeropuerto se encontraba repleto de gente, pero nadie parecía reparar en sus presencias. Todo estaba bien, no había nada extraño. El sueño seguía ahí.

—Tengo diecisiete —contó Anne—. El próximo año será mi último en la escuela y luego entraré a la universidad, planeo ir a Oxford.

—Guau, ¿de verdad? Yo también —Gilbert se sorprendió de una buena manera— Es decir, pronto cumpliré dieciocho y también me interesa ir a Oxford. Quiero estudiar medicina. ¿Tú?

—Literatura.

—Sus edificios están cerca —se mordió los labios para que su felicidad no fuera tan obvia, pero era en vano.

—Vamos, amor, sé que te mueres porque nos veamos —Anne acarició la mano de Gilbert y este dejó un beso en la de ella.

—Espero que sí nos conozcamos algún día —aceptó con gran deseo y cierta pena a que aquello no ocurriera.

En el fondo ambos temían que conocerse más a fondo les jugara en contra, que el poder de los sueños los distanciara, pero les quedaba la fe.

Un día deberían perder la fe. Un día deberían perderse el uno al otro.

IN MY DREAMS; Shirbert [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora