Act 4

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Act IV. (+18. Lenguaje obsceno)

No puedo sacarte de mi cabeza.

Sus ojos me persiguen en mis sueños, la escarlata cual resplandor siniestro ilumina los recovecos y rincones de mi mente retorcida. Tu voz es un susurro lejano, un eco que va en bucle repitiendo una y otra vez frases que me confunden, que me aterran.

¿Te gustó? ¿Me quieres? ¿Me amas?

¡No te entiendo! Deja de decir eso. Sal de mi sistema, dejame como estaba antes. Llevo tanto luchando contra esto, para que vengas tú a sacudir mi mundo entero. A destruir todo, dejar solo las cenizas, a impedir que huya.

Tu siempre has sido así. Una fuerza de la naturaleza incapaz de contenerse, haces y deshaces a tu antojo. Sabes que mi cuerpo no reacciona cuando estoy contigo y te aprovechas.

Basta, detente, ya no más.
Por favor, solo vuelve a ser mi alumno.

No me arrastres a este abismo de nuevo.

Yugi!"

Gime contra su boca, su voz usualmente profunda y densa, sonaba aguda. Quebrada por el placer y la lujuria que dominaron sus sentidos. Aprisiona con sus piernas la cadera del adulto contra su pelvis, su falo erecto se frotaba con descaro contra la entrepierna del docente. Estaba tan duro, su cuerpo gritaba por más.

"Cogeme." Susurra, tan demandante como siempre. "Dioses, no me hagas suplicar, cogeme."

Yugi guardo silencio, su mente no estaba funcionando como debería. Pero su cuerpo por otro lado reaccionaba ante el acto, su miembro endurece aún más al escuchar a su alumno, sentía la boca seca a pesar de que hace solo segundos había estando besando la boca ajena con necesidad. Empuja a su amante al escritorio, lo sienta sobre la madera y como maldito imán, como adicto que era, regreso a su boca.

Sus lenguas se frotan, se acarician, en movimientos suaves, lentos, pausados. Disfrutando completamente ido del nectar prohibido de la boca de su amante, Atem muerde el labio inferior de Yugi, lo jala y lo suelta para separarse de su boca.

La maldita escarlata, tan hermosa como dañina para su sistema, lo tenía atrapado entre dos esferas. No era dueño de su ser cuando él lo miraba.

"Yugi…" Toma su rostro, acaricia con un roce leve de sus dedos su nariz, sus labios, su mentón, delineando su rostro. "Por favor." Era tan raro escucharlo así, pidiendo algo por favor y con una voz tan quebrada. "Por favor, continua, te necesito… Dioses te necesito tanto."

"A-Atem." Era la primera vez que hablaba desde que entraron a ese aula vacía. "Esto…"

"No digas que esto no esta bien." Lo interrumpe. "Deja de repetir eso, por que aunque no este bien, aquí estamos, con tu polla dura por escucharme gemir y yo queriendo que me la metas de una buena vez."

"No sabes como ser sutil, ¿cierto?" Se ríe, ya sin saber como reaccionar ante la franqueza de Atem. "Estar contigo es como caer de espaldas en el vacío."

"Y tú siempre te acercas al vacío, aun sabiendo que vas a caer." Planta un beso suave en su mentón, va bajando a su cuello dejando una hilera de besos desde por debajo del mentón hasta la base del cuello. "Yugi por un momento deja de pensar." Murmura y suavemente le abre los primeros botones de su camisa. "Solo haz lo que deseas."

"Lo que deseo…" Se separa tomando las manos de Atem, impidiendo que siga desabotonando su camiseta. […] De un momento a otro se pone entre las piernas de Atem, presiona su polla palpitante atrapada aún en su pantalón contra la entrepierna del menor. El egipcio suspira ahogado con sorpresa y excitación. "Mis deseos son retorcidos." Murmura finalmente, estaba ronco.

All the lies you said.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora