-¡Ahí está, hija! Nuestro nuevo hogar.
Dijo mi madre, quien señaló la casa como si fuese una obra de arte.
Seguro, Alemania resultó ser un país muy bonito; Sí, la casa era en realidad hermosa; Claro, el instituto nuevo se veía increíble en las fotos que había visto, pero no era mi hogar. Aunque tampoco era como que extrañaba demasiado el mío.
Mis padres se negaban a admitir en mi cara que la única razón por la que nos mudamos tan precipitadamente. Pero no necesitaba que lo hicieran. Yo sabía la verdad: Era para que todos dejaran de señalarme.
Entré a la casa y subí, para instalarme en mi nueva habitación. Era grande, linda, con un balcón que daba de vista hacia el bosque. Comencé a desempacar mis cosas.
Mañana empezaría en mi nuevo instituto. Fingiría una sonrisa y actuaría que era una persona nornal, una más... Y luego iría a mi primera sesión en el grupo de ayuda de la clínica D.A. (Drogadictos Anónimos). Una lágrima rodó por mi mejilla cuando pensé en la palabra. Drogadicta. Me estremecí.
Llevaba cinco meses limpia, pero mis padres y los demás no dejaban de mirarme como lo que era antes: esa persona que estuvo una vez postrada en una camilla de hospital, a punto de morir de sobredosis.
Gracias a eso, busqué ayuda. Busqué la forma de curarme. Pero no importaba cuánto me esforzara por demostrarles a los demás que había cambiado. Ante sus ojos, yo siempre sería una maldita drogadicta. Apreté la mandíbula, molesta, y seguí desempacando.
Cuando terminé una parte de mis maletas, ya era de noche. Cansada del viaje, dejé el resto a un lado. Mañana terminaría.
Me tumbé en la cama, pensando. Recordando. Evocando memorias de mi casi-muerte, dejando que las lágrimas corrieran, haciendo que me quedara dormida.
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HIFL MIR FLIEGEN#Wattys2015
RandomYo no pretendía llegar a ese punto. Ni siquiera sabía cómo había llegado a ese punto. Yo solía ser de esas chicas que se espantaba cuando veía a sus amigas con un cigarrillo. Un simple cigarrillo... Y resultó que tanto reprenderlas resultó en vano...