INTRODUCCIÓN

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Cristina y William vivían en Estados Unidos, eran una pareja hermosa, el tenía 18 y ella 16 años, de verdad se amaban y querían estar juntos por siempre, no existía una pareja más hermosa en el mundo.

 Un poco después de que la pareja cumplió tres años de ser novios, Cristina había comenzado a tener vomito y mareos, estaba muy asustada, rezaba por qué fuera solamente un malestar estomacal y no lo que estaba pensando.

-mamá ¿podemos ir al hospital? No me siento bien- llego Cris con su mamá que estaba cómodamente sentada en un sofá mientras veía un programa de TV.

-¿Por qué? ¿Qué pasa?- apago el televisor. 

-no me siento muy bien.

-bueno... Entonces vamos- su madre un poco alterada tomó las llaves del auto y su bolso, salió de la casa seguida por Cristina, ambas subieron al auto y fueron al hospital más cercano. 

Ya dentro del hospital esperaron su turno para que el doctor las atendiera.

-buenos días- saludo el doctor mientras abría la puerta de su consultorio.

-buenos días- contestaron Cris y su mamá al mismo tiempo. 

-pasen, tomen acierto- el doctor las dejo pasar y ambas se sentaron enfrente del escritorio del doctor. 

-bien... ¿Qué sucede?- pregunto el doctor con una sonrisa. 

-amm... Últimamente no me he sentido nada bien, eh tenido vómito y mareos.

-¿has tenido tu periodo este mes?

-aún no me llega, faltan algunos días.

-ya veo... Te mandare a hacer unos exámenes de sangre ¿de acuerdo?

-claro.

Le hicieron los exámenes de sangre a Cristina, le dijeron que estarían listón en media hora, su madre y ella decidieron esperar ahí mismo, los 30 minutos más largos de toda su vida. El doctor llego a la sala de espera con un papel en sus manos.

-aquí están los resultados ¿los quieren leer ustedes? ¿O les digo las noticias yo?

-mejor díganos usted por favor- hablo la mamá de Cris.

-bien... Su hija tiene tres semanas de embarazo.

-¿qué?- hablo muy sorprendida su madre, Cris no pudo hacer nada más que llorar, sus sospechas eran ciertas, el examen de sangre lo acaba de comprobar. Después de eso regresaron a su casa.

-¿qué harás Cristina?- pregunto muy seria su madre mientras cerraba la puerta. 

-abortar nunca, es un bebito, no tiene la culpa de nada.

-¿te lo vas a quedar?

-no, tampoco, no puedo... Sólo tengo 16.

-¿entonces?

-lo tendré, pero lo daré en adopción.

-¿y William? El tiene que saber. 

-¿Qué? no... El no se enterara, sí se entera querrá que nos lo quedemos y no puedo con la responsabilidad. 

-¿y qué planeas hacer durante nueve meses?

-podría irme a Sydney con los abuelos. 

-bien... Hay que avisarles. 

Y así paso, al día siguiente Cristina salió con William, le dijo que ese mismo día se iría y que pasaría un tiempo en casa de sus abuelos que se encontraban en Sydney, el un poco triste por no ver a su novia en un tiempo la acompaño a su casa por sus maletas y fue junto con su familia a acompañarla al aeropuerto, su despedida fue un largo y dulce beso.

Los abuelos de Cris se enteraron de todo, la acompañaban al hospital y en una de esas idas al hospital se enteraron de algo, no era uno, eran dos un niño y una niña, tendría mellizos. Sus abuelos también se encargaban de que comiera saludable para que sus bebes estuvieran bien, la apoyaron en todo momento, incluso con darlos en adopción aún que no les agradará mucho la idea. Los nueve meses se pasaron muy rápido, eran aproximadamente las tres de madrugada, cuando un fuerte dolor despertó a Cristina, después sintió las sábanas mojadas, estaba en trabajo de parto, le grito a su abuelo y el hombre en menos de 10 segundos estaba en su puerta y 20 minutos después ya estaba en el hospital, cuando llegaron, las enfermeras pidieron una camilla y buscaron a un doctor. En cuanto la chica entro al quirófano, la abuela de Cris llamo a su hija para decirle la noticia, ella contesto y dijo que mañana estaría en Australia. 

Fueron varias horas las que paso Cris en el quirófano, 10 minutos después de terminar la pasaron a una habitación junto son sus bebés. 

Al día siguiente los padres de Cris ya estaban en Australia, conocieron a sus nietos, dos hermosos bebés un niños y una niña de hermosos ojos azules como su padre y cabello rubio al igual que su madre.

-¿Cris? Cariño... ¿Estás segura de querer darlos en adopción? -pregunto su padre mientras cargaba a su nieto. 

-si... Son hermosos y son mis hijos, pero no puedo con esa responsabilidad, sólo tengo 16- contesto con los ojos llorosos, 

-pero podríamos ayudarte a educarlos, a mantenerlos- esta vez hablo la abuela con la niña en brazos. 

-agradezco el apoyo abuela, pero ya tome esta decisión, siento que estarían mejor en otro lado.

A los bebés y a Cris los dieron de alta unos días después y el mismo día que los dieron de alta la chica tomó la apresurada decisión de ir a una casa hogar. Lleno los papeles que le pidieron y se despidió de sus bebitos.

-espero que alguna vez me perdonen por esto, Kate, pequeña hermosa, me encantaría poder ver como creces, llevarte a clases de Ballet, estar contigo para tu primer corazón roto. Luke, mi amor, quisiera ver como triunfas en la vida, amaría inscribirte a un equipo de fútbol, pero creo que no podré hacer nada de eso- mientras Cris decía esto lloraba, finalmente eran sus bebés y le dolía hacer esto- enserio no puedo con la responsabilidad, espero que encuentren una buena familia- eso fue lo último que dijo antes de besar las frentes de sus bebés y entregárselos a una de las señoritas que trabajaban en ese lugar. 

Los bebés eran hermosos, llamaban mucho la atención, así que no tardaron en encontrar una familia adoptiva. El pequeño Lucas se fue con una familia australiana, los Hemmings y Katherine con una familia americana, los Harris.

Estaban muy separados el uno del otro, pero el destino siempre tiene sorpresas, nunca se sabe lo que pueda pasar.

MI HERMANO ES MI IDOLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora