32

498 78 20
                                    

Estaba en el salón de clases. Mucho ruido. Intentaba concentrarse en una sola cosa: estudiar. Sentía la mirada de sus compañeros, específicamente de uno con el que debía competir. Terushima había bajado tanto de peso, que ya no tenía casi mejillas. Sus brazos parecían fideos al igual que sus piernas.

No supo en qué momento su salud comenzó a descender tan drásticamente. Estaba comenzando a sentirse mareado. Necesitaba tomar agua lo antes posible para oxigenar su cerebro. Se levantó de su pupitre, y sintió como todo dió muchas vueltas.

Se había desmayado nuevamente.

...

Abrió sus ojos con lentitud, estaba en una cama muy cómoda con algo en su frente. Parecía ser un paño húmedo. Miró hacía todos lados, encontrándose con la enfermera de la preparatoria.

—Oh, ya despertaste. ¿Cómo te sientes? —preguntó la mujer acercándose a él para retirar la pequeña toalla que se encontraba algo caliente.

—Uhm, me siento un poco mejor... —dijo mientras se sentaba en la cama.

De repente se asomaron dos personas que le parecían extrañamente familiares.

Y era exactamente lo que pensaba.

Abrió sus ojos en grande al ver a sus dos padres mirándolo en la camilla. Sintió como sus piernas se volvieron lana y más ganas de desmayarse.

—Perdón por molestarlos.

—¿Cómo vas a molestarlos? Son tus padres —murmuró la enfermera mientras anotaba algunas cosas en una hoja. Suponía que era el seguro escolar.

Normalicemos no querer a nuestra familia.

El chico llevó sus manos hacia su rostro, un tanto angustiado.

—Levántate, nos vamos a casa —dijo el hombre con voz firme.

—¡No! ¡E-estoy mejor ahora! —dijo levantándose de un saltó de la camilla.

Sintió como todo dió vueltas. Maldecía en su interior.

—Necesito estar aquí... mis clases... todavía no acaban.

—Terushima, has estado desmayado toda la mañana y tarde. Tus clases ya terminaron —murmuró la enfermera, entregándole el seguro a sus padres—. Deberán llevarlo al médico con urgencia, no es normal que se desmaye de la nada.

—Está bien, lo llevaremos al médico de inmediato —dijo su madre sonriéndole a la enfermera.

...

Luego de unos cuantos exámenes a Terushima, descubrieron que estaba en bajo peso —54,3 kilogramos— y le habían diagnosticado anemia.

Terushima realmente sintió que su mundo ya estaba derrumbado completamente. ¿Por qué no podía tener una vida normal? Unos padres que se preocuparan de verdad y no porque habían personas viéndolos, estaba sobre esforzándose físicamente y mentalmente. Necesitaba ayuda con suma emergencia, pero las personas encargadas de brindarles esa ayuda no estaban allí para él.

El médico que lo atendió le recetó unos cuantos medicamentos y suplementos, además de una dieta especifica para poder mejorarse, por lo menos no era tan grave como se veía.

Ahora todo calzaba. Aquel cansancio que tenía no era normal, los desmayos... su bajo de peso, su salud mental. Todo eso estaba acabando con su vida con lentitud.

...

Ya cuando llegaron a casa, Yuuji miró a sus padres con temor. ¿Iban a golpearlo? Realmente, sentía que si lo hacían iba a morir.

—Ve a tu habitación y toma tus medicamento. Más te vale que después comas bien —dijo su madre entregándole la bolsa con los medicamentos y suplementos.

El rubio teñido fue lo más rápido que pudo a su habitación. Tomó sus medicamentos y suplementos, además de ordenar lo que comería cada día para poder satisfacer sus necesidades básicas.

Fue al baño a mirarse en el espejo. Su cuerpo estaba algo pálido y muy delgado. Había bajado alrededor de 10 kilos, incluso más. Sus ojos se cristalizaron y su rostro se deformó.

¿Qué debía hacer? No podía ir a la casa de Yamaguchi en esas condiciones.

Tampoco tenía ganas de salir.

Ni de llamar a Yamaguchi.

Ni de tomar su teléfono.

Ni de tomar sus medicamentos.

Estaba rendido.

Industrial Kisses ┊ TeruYamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora