Era un nuevo día en la casa de los Yamaguchi y compañía. Terushima se encontraba metido entre los brazos del pecoso, mientras este lo tenía acurrucado. Ambos habían dormido muy bien a pesar de lo que había pasado el día anterior. Realmente, cuando Terushima venía a la casa de su novio, la mayoría de sus problemas se amenizaban.
El pecoso fue el primero en despertar. Debía hacer que Terushima fuese a dormir a su colchón abajo de la cama, por lo que lo debía despertar también.
—Yuuji... despierta —habló en un susurro lo suficientemente alto para que pudiese despertar.
El mayor soltó un pequeño gruñido y se abrazó al torso del menor.
—Yuuji, mi niño... debes ir al colchón, mi mamá puede entrar en cualquier momento.
El rubio teñido se sentó en la cama, mirando con curiosidad al chico.
—¿Me dijiste "mi niño"? —fueron sus primeras palabras al despertar. Yamaguchi soltó una pequeña carcajada.
—¿Está bien? Pienso que es un lindo apodo —dijo acercándose a él y abrazándolo por la cintura, depositando un beso en su hombro para luego apoyarse en este.
Terushima, entre lo somnoliento que estaba podía procesar algo de información en ese momento. Sintió sus mejillas enrojecer con levedad. Realmente le gustaba ese apodo. Era tierno.
—Sí... me gusta —respondió desviando su mirada hacia aquel colchón azul, el cual estaba muy ordenado.
Y claro, nadie había dormido allí.
Sintieron unos pasos venir a la habitación, a lo que Terushima se levantó de la cama y se recostó en el colchón. Todo parecía una pijamada normal. Aunque olvidaban un pequeño detalle.
La mujer tocó la puerta antes de entrar. Tadashi permitió su entrada.
—Buenos días, chicos... ¿dormiste bien, Terushima? —pregunto la mujer con una sonrisa cálida.
El nombrado asintió con la cabeza mientras sonreía somnolientamente.
—Que bueno. Voy a ir a preparar el desayuno así que vístanse —pidió la mujer mientras desaparecía de la habitación, cerrando la puerta tras ella.
¿Por qué Tadashi tenía dos almohadas y Yuuji no tenía ninguna? Ese era el pequeño detalle que pudo observar la mujer al entrar a la habitación. ¿Habían dormido juntos? Sus sospechas se hacían cada vez más cercanas a la respuesta que quería. Ya había hablado de aquello con su esposo. Este no tenía problemas en que estuvieran juntos. Lo que les preocupaba era que no confiasen en ellos.
Debían preguntarle. Aunque la mujer ya tenía otros planes.
—Yuuji, ¿quieres darte una ducha? —preguntó el pecoso mientras se levantaba de la cama, estirando sus extremidades.
El nombrado se levantó y se acercó al más alto.
—Está bien.
...
Todos estaban tomando desayuno. La mujer había hecho unas tortitas, creía que era un desayuno muy rico, pero los chicos no dijeron nada y solo comían en silencio. ¿Por qué el ambiente se había vuelto incómodo?
—¿Les gustó el desayuno que hice? —preguntó la mujer sonriendo con calidez.
Terushima estaba disfrutando cada bocado de su desayuno. Hace tiempo que no comía algo así para el desayuno. Algunas veces salía atrasado de su casa y no comía nada, y cuando comía algo, eran unas tostadas y ya.
Él podía sentir el cariño en el plato.
—Está muy bueno... me gustaría comer esto todos los días de mi vida —dijo Terushima con timidez mientras masticaba su comida con sus mejillas un tanto rosadas. La mujer sonrió.
—¿Sí? —soltó una carcajada—. Me alegra escuchar eso. Aquí ninguno me dice lo bien que cocino. Me gustaría escuchar esas palabras todos los días también.
El hombre y Tadashi le miraron con una mueca comiendo en silencio, en cambio Terushima no pudo evitar reír ante sus palabras.
—¿Quieres repetirte el plato? Aún me quedan algunas —sugirió.
—Oh, me encantaría pero... ya estoy satisfecho. Muchas gracias —agradeció sonriendo de vuelta mientras daba un sorbo a su jugo de naranja. Este estaba recién exprimido. Era un desayuno bastante saludable.
—Oh, pues que pena. ¿Ustedes no dicen nada? —preguntó la misma levantándose de la mesa al notar como ya todos habían terminado de comer.
—Yo lavaré los platos sucios —dijo Tadashi levantándose de la silla, comenzando a apilar los platos.
—Uhm, ¡nop! Necesito hablar unas cosas con Terushima... —dijo quitándole los platos de las manos a Tadashi, luego miró a su marido—. Necesitamos.
—¿Qué es lo que tienen que hablar? —preguntó el pecoso cruzándose de brazos.
—Cosas privadas, hijo. Ve a tu habitación, ¿si? Hablo en serio.
Terushima miró a su novio y este también le miró. ¿Qué querían hablar? Era algo importante pero, ¿por qué el pecoso no podía estar allí? Quería saber...
...
Terushima miraba a la señora y al señor con nerviosismo. Ya de por si, las personas solían ponerse nerviosas cuando se encontraban con sus suegros, además este era un caso diferente.
—Terushima... yo y mi marido habíamos estado pensando en que si querías, podrías quedarte por el fin de semana aquí —comenzó hablando la mujer.
—Sí, llegarías el viernes por la tarde y te irías el domingo por la tarde también... ya sabes, por tus clases —complementó el hombre.
¿Estaban hablando en serio? Terushima se sentía tan aliviado y tan feliz que no sabía como expresarse, solo mantenía su boca semiabierta por la impresión.
—¿E-está hablando en serio, verdad? —preguntó jugando con sus dedos con timidez, mientras apretaba sus labios.
—¡Claro que sí! Sabemos lo que pasa en tu casa y creemos que esta es una manera de ayudar... —murmuró la mujer mientras tomaba las manos del rubio teñido.
Sus mejillas se sonrosaron ante el roce, levantando su vista hacia el rostro de la mujer. Ella era tan linda. También tenía pecas en sus mejillas.
—Muchas gracias —le sonrió mientras se acumulaban lágrimas en sus ojos—. ¿Qué debo hacer a cambio?... ¡Estoy trabajando! Yo... puedo pagarles por estar aquí...
—¡No, no! Queremos que guardes ese dinero para tu futuro, ¿si? No te preocupes por eso —se negó el hombre moviendo sus manos.
—¿Entonces...? Qué les debo dar a cambio...
—Nada, Terushima. Solo necesito que me respondas una pequeña pregunta... no te preocupes, la respuesta no va a influir en si te quedas o no, ¿si?
Terushima comenzó a ponerse algo nervioso.
—¿Cuál es la relación que tienes con mi Tadashi?
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Industrial Kisses ┊ TeruYama
Fiksi PenggemarYamaguchi es un chico muy frágil. Intentó acabar con su corta vida, pero el destino dijo "no" y le trajo una pequeña ayuda. ▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃ ⚠️ Esta historia contiene: ⇝ Violencia intrafamiliar. ⇝ Sexo. ⇝ Menciones de suicidio.