34

486 73 3
                                    

Terushima y Suzuka habían ideado un plan para que Yachi no se sintiera tan incómoda con una chica que apenas conocía a solas, por lo que con la excusa de que Yamaguchi quería comprar ropa, todos iban a ir al centro comercial a pasear, quizás ver una película o tomar un helado. Además habían un parque de diversiones cerca, también podían ir allí...

Terushima fue uno de los primeros en llegar, y decidieron juntarse en una fuente que era bastante llamativa. Se sentó en el borde de esta y esperó con sus manos en los bolsillos, ¿tal vez había llegado muy temprano? Habían pasado varios minutos y nadie llegaba.

Hasta que pudo localizar la silueta de un chico. Su querido novio.

El rubio teñido sonrió con calidez. Se levantó de la banca y el pecoso lo abrazó a modo de saludo. Se quedaron unos segundos así y luego se sentaron.

—Pensé que Yachi iba a venir contigo.

—Sí, yo también. Pero dijo que iba a tardar un poco más, no sé que le habrá pasado —respondió soltando la coleta de su cabello.

Terushima sonrió y dirigió su mano hacia el largo cabello de Yamaguchi, comenzando a jugar con este. El pecoso soltó una pequeña risa.

—¿Has estado comiendo bien? ¿Tomaste todos tus suplementos? —preguntó ladeando su cabeza.

—Sí, los he tomado todos y he comido bien.

—Mmh, que bueno —apoyó su cabeza en su hombro, esperando a que los demás llegaran.

Al cabo de unos cuantos segundos más, los compañeros de trabajo llegaron. Todos vistiendo de manera expresiva. Se podría decir que Mikiko vestía un estilo edgy, y Suzuka compartía el estilo, con una mezcla de colores pasteles, mientras que Nomoni vestía completamente de colores pasteles y suaves. Todos tenían un gran estilo y sentido de la moda.

—¿Todavía no llega Yachi? —preguntó la chica pelinegra abultando sus labios.

—Aún no, dijo que iba a atrasarse un poco pero ya debe estar por llegar.

Todos se presentaron de manera informal, conociendo sus nombres. Pasó un tiempo y rápidamente el ambiente se volvió muy cómodo, todos estaban muy bien integrados y nadie se quedaba excluido.

Todos se quedaron en silencio al ver a la chica rubia llegar. Vestía de un vestido rosado con un estampado de fresas y además unas sandalias. Hacía calor ese día.

Ella se veía muy adorable. Todos podían estar seguros de eso.

—Perdonen la tardanza... —dijo con timidez jugando un mechón de cabello.

—¡No te preocupes! —respondieron todos al unísono. 

Ella se sobresaltó, pero luego rio. Cruzó miradas con aquella chica y sintió sus mejillas calientes. ¿Por qué era tan bonita? Todo el grupo estaba conversando, y Suzuka aprovechó el momento para acercarse a ella, estaba nerviosa. Ambas podían llegar al acuerdo que eran lindas.

Realmente eran adorables los sentimientos que estaban saliendo de allí, era algo muy puro.

—¿Y en qué año vas? —preguntó ladeando su cabeza con una sonrisa.

—Voy en segundo año... Tú vas en tercer año, ¿no? Terushima me habló de ti un poco —la pelinegra sintió sus mejillas calientes también.

—¡Ah, sí! Es mi último año...

Se quedaron en silencio durante unos segundos, hasta que Nomoni se colocó entre ambas para que el ambiente no fuese incómodo.

—¡Ah, Yachi! ¡Tú vestido es muy bonito! ¿Dónde lo compraste? —preguntó la chica rubia más alta.

Las tres chicas se quedaron hablando de varios temas, mientras que los chicos se quedaron hablando de otro tema, específicamente de la salud de Terushima. Mikiko se había sorprendido un poco, pero estaba más tranquilo al saber que la anemia del rubio teñido ya estaba teniendo tratamiento adecuado.

—¡Chicos! ¿Por qué no vamos al parque de diversiones que está por allí! Yachi y Suzuka vamos a ir sí o sí —dijo emocionada Nomoni señalando los juegos.

—No veo el porqué no —respondió Yamaguchi sonriendo levemente mientras abrazaba el brazo de su novio, mirándole.

—Yo cuidaré sus cosas, no creo que sea una buena idea que yo me suba a esas cosas —murmuró Terushima mientras rascaba su nuca.

Yamaguchi le miró. Si él no iba a subirse él tampoco iba a hacerlo, no dejaría a su novio solo. Los jóvenes caminaron en dirección a los juegos, colocándose en la fila de la montaña rusa. Era de color rojo y estaba tematizada en un dragón. Nomoni se sentó junto Mikiko y Suzuka junto a Yachi. Podía notarse la tensión en el ambiente.

Cuando ya estuvo lista la montaña, comenzó a ir lentamente hacia una cuesta. La chica pelinegra estaba algo asustada, no le gustaban mucho estos juegos, y a Mikiko menos.

—¡Levanta tus brazos, Suzuka! —exclamó Yachi levantando los suyos mientras sonreía por la emoción.

Suzuka estaba aferrándose al cinturón con su vida, negando con su cabeza.

Terushima y Yamaguchi miraban a estos divertidos, escuchando sus gritos cuando la máquina bajó de golpe en un segundo. Al pecoso solían asustarle esas atracciones, pero sentía que era una buena manera de desahogarse gritando.

—¿Te sientes bien, Yuuji? —preguntó Yamaguchi mirándole.

—Sí, pequitas. Me siento muy bien. Es divertido ver como los demás gritan —soltó varias carcajadas tapando su boca divertido.

El pecoso sonrió al ver como estaba su novio. Era una risa tan linda que no pudo evitar acompañarlo. Él se veía feliz, y lo estaba. Por un rato, había olvidado todas sus preocupaciones y aquel estrés que se había acumulado. Salir con su novio y amigos era una excelente medicina.

Quería que ese momento durara para siempre.

Yamaguchi siempre iba a querer que Terushima fuese feliz. Que riera como solía hacerlo antes, que disfrutase los momentos buenos como si fuesen los últimos... Él lo amaba, y se notaba cuando lo miraba reír.

—¡Nunca más me subiré a esas cosas, siento que voy a vomitar todo mi desayuno! —se quejó Mikiko, zarandeando los hombros de su amiga rubia, la principal precursora de subirse a aquella atracción.

—¡No pensé que fueses tan cobarde, Mikiko! ¡Fue muy divertido, ¿verdad que sí, Yachi?! —respondió en un grito por la adrenalina.

—¡Sí, me encantan los juegos! —respondió dando un saltito en su lugar, juntando sus manos.

La pelinegra, quien estaba tratando de calmar su respiración, miró a la rubia y sonrió soltando un suspiro.

—Creo que deberíamos ir a otro juego más calmado —comentó la misma.

Yachi le miró y tomó su mano, dejándose llevar por el momento y la emoción.

—¡No, vamos a otra montaña rusa! ¡Vamos, vamos! —la chica fue jalada hacia el otro juego, que estaba casi al lado.

Suzuka se dejó hacer y miró a Terushima unos segundos, guiñándole el ojo y riendo. Él le devolvió el gesto.

—Creo que está yendo muy bien —le susurró al pecoso.

—Sí, muy bien —concordó el contrario, riendo bajo.

Aquel día fue muy divertido para todos, luego de pasar durante gran parte en aquel parque de diversiones, decidieron ir a tomar un helado para refrescarse. También estuvieron hablando sobre temas triviales mientras estaban sentados en la sombra de un gran árbol.

Todo era risas.

Terushima estaba tan feliz y cuando se dió cuenta de eso, no pudo evitar abrazar a su novio.

Sus ojos se cristalizaron ¿Iba a llorar porque estaba muy feliz? No podía creerlo.

Se tragó todo y simplemente se dedicó a escuchar lo que decían sus amigos y amigas.

Industrial Kisses ┊ TeruYamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora