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Había pasado unos cuantos meses tras esa discusión. Yamaguchi ya había terminado todas sus sesiones de psicología y se sentía mejor que nunca, además ya estaba en segundo año de preparatoria. Nuevos objetivos y más cosas por aprender, además de sobrevivir claro está. Terushima también estaba intentando sobrevivir en su casa. La comunicación era prácticamente nula, pero por lo menos le ofrecían sus necesidades básicas, aunque algunas veces iba a la casa de su novio.

En esta ya lo recibían como un hijo más.

Por parte de Tsukishima, este hizo caso y nunca más le habló a Yamaguchi, pero eso no cambiaba su opinión con respecto a sus sentimientos, además su aspecto físico había cambiado. Una vez lo vió con su novio en una tienda de abarrotes, él estaba vestido con un jean negro rasgado y sus típicas converse, pero su camiseta era gris y estaba algo rota, al parecer era así, además se había hecho más perforaciones y con su cabello largo realmente se veía muy atractivo. Tsukishima pensaba que el karma realmente existía.

Él era feliz, dentro de lo que podía vivir en una sociedad como esta. Además terminó por aceptar la idea de ir a un nutriologo, y vaya que le hizo bien, asimismo comenzó a hacer ejercicio más seguido, por lo que su anatomía también era más saludable.

Realmente... Yamaguchi no dejaba de llamar la atención cuando iba a la preparatoria, ya no lo molestaban y aquellos rumores terminaron por confirmarse, pero tampoco era como si a él le importase.

—Yamaguchi... ¿ya no irás nunca más al club de voleibol? —preguntó su amiga caminando por los pasillos, deteniéndose en un tablón de anuncios. El nombrado soltó una carcajada.

—No, Yachi. No pienso encontrarme con ese rubio molesto —murmuró mirando el tablón.

—Daichi te extrañaba.

—Pero ya no está, y si realmente quisiese hablar conmigo lo hubiera hecho —dijo, continuando con su caminata matutina antes de entrar a clases.

—Sí... tienes razón.

El telefóno de Yamaguchi comenzó a vibrar. Era su novio, Terushima. Yachi notó aquello y le sonrió. No tardó en contestar.

—Hola, Yuuji. ¿Sucedió algo? —preguntó mientras comenzaba a jugar con su cabello—. ¿Vas a hacer otro concierto?

Yachi al escuchar esas palabras sonrió emocionada. Yamaguchi hizo lo mismo.

—Genial.

...

Las luces y la música estaban a máxima potencia. Las personas bailaban y cantaban al son de la música también, un ambiente completamente emocionante para ambos adolescentes. Mientras buscaban un lugar para poder mirar a la banda, esta ya estaba acomodándose para comenzar a tocar.

"She knows what I think about
And what I think about
One love, two mouths
One love, one house
No shirt, no blouse"

Una canción realmente buena, que ninguna banda había tocado aún. Yamaguchi solo podía mantener su vista en su novio, el cual tocaba como nunca.

'Cause it's too cold whoa
For you here and now
So let me hold whoa
Both your hands in the holes of my sweater

...

Yamaguchi y Terushima se encontraban en los baños del recinto. Ambos acariciando las pieles del otro mientras sus labios se unían repetidamente en besos.

—Tadashi, ¿por qué no nos casamos? —el nombrado, un tanto agitado soltó una carcajada—. ¡No estoy bromeando!

De fondo se escuchaba "Sofía", aquella canción que hizo que Yamaguchi y Terushima se dieran cuenta de los sentimientos mutuos que tenía.

—Eso es ilegal, Yuuji —murmuró abrazándolo, mientras apoyaba su cabeza en el hombro del mismo.

—Entonces esperemos a que sea legal para hacerlo.

—¿Y si nunca se hace legal?

Ambos se quedaron callados durante unos segundos, pero no era un silencio incómodo.

—Nos casamos ilegalmente —respondió el mayor.

Tadashi soltó una carcajada.

—Me parece un buen plan.

—¿Verdad que sí? —concordó el más bajo.

—¿Qué apellido vamos a tomar? —preguntó el pecoso.

Terushima se quedó pensativo por unos segundos.

—Quiero tener el tuyo... —murmuró, escondiéndose en el cuello de su novio.

—Yuuji Yamaguchi... no suena tan mal —dijo en un susurro en el oído del más bajo.

—Suena lindo.

—Ya salgamos, Yachi nos está esperando... —murmuró Tadashi haciendo algunas caricias en la mejilla impropia.

—Ella está con los chicos... te necesito un poco más.

—Vas a tenerme por el resto de la vida, Yuuji... si es que no morimos antes —oh, tocar a su novio de esa manera le hacía tan feliz.

Ambos soltaron una risa, aunque era una melancólica. Siempre aprovechaban cada segundo que estaban juntos, por si alguna tragedia sucedía.

Había que ser realistas: ambos vivían en una sociedad en donde ser homosexual era casi un delito, pero ambos preferían poder vivir a que vivir escondidos. Sentir, emocionarse, descubrir... cosas que los dos podían hacer, aunque... ¿a qué costo?

¿Fin?

—♡—

Estaré subiendo un anuncio en unas horitas, para que estén atentes <3

Industrial Kisses ┊ TeruYamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora