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Otro día completamente normal en la preparatoria Karasuno. Yamaguchi iba caminando por los pasillos en dirección a su salón en la mañana; tenía tanto sueño, se podía observar en la forma de sus ojos. Pero estaba feliz por lo que había sucedido el día anterior, demasiado feliz. Su día no podía arruinarse.

Eso pensaba hasta que vio al rubio frente a él con una expresión de desasosiego.

—Yamaguchi, realmente necesito hablar contigo.

El nombrado ya no era el mismo de antes, había cambiado para bien. Ya tenía seguridad en si mismo, por lo que no tenía tantos problemas en hablarle a este individuo.

—Sí, hablemos —respondió mientras hacía una pequeña coleta en su cabello. Lo había dejado crecer tanto que a veces le molestaba y tenía que amarrarlo. Tsukishima solo le miró—. Pero no ahora, no estoy en mis cinco sentidos aún, además no quiero empezar mal el día así que hablemos después de clases, ¿te parece?

El chico le miró estupefacto, ¿cuánto había cambiado? Demasiado. El otro Yamaguchi le hubiese respondido que sí en seguida.

—Uh... claro...

Yamaguchi le sonrió, aunque al segundo esta sonrisa desapareció junto con él entrando al aula. Se sentó en su pupitre y sacó su teléfono, tenía un mensaje de Terushima. No pudo evitar sonreír ante aquello, concretamente el mensaje decía: "¡Hola, pequitas! Solo te escribía para que tuvieras un lindo día. Por cierto, estaba pensando en que podíamos ir a comer algo después de tus clases, ¿te parece?

El pecoso apretó sus labios y se removió en su asiento. Rápidamente tecleó su respuesta, la cual era positiva: "Gracias, Yuuji. Y sí, me encantaría ir a comer algo... aunque debo atender unos asuntos primero, ¿me esperarías un poco? También quiero pasar a mi casa antes". A los segundos recibió una respuesta, la cual era positiva también.

Hoy iba a ser un buen día y nadie podía arruinarlo, ni siquiera ese poste con lentes.

...

Ya eran alrededor de las cuatro de la tarde. Yamaguchi y Tsukishima se encontraban frente a frente en la entrada de Karasuno, el ambiente estaba algo tenso por parte del pecoso.

—¿Por qué querías hablarme? —comenzó Yamaguchi, cruzando sus brazos y ladeando su cabeza.

Hubo un pequeño silencio.

—Yo... bueno... te quería pedir perdón —¿qué?

¿Tsukishima pidiendo perdón? Algo nunca antes visto.

—¿Por? —preguntó confuso. Otro silencio.

—Por no haberte hablado después de leer la carta... yo realmente pensé que te habías muerto y no tenía posibilidades —Yamaguchi rodeó sus ojos.

—¿Leíste la carta y simplemente te quedaste ahí parado? Eres un imbécil, Tsukishima Kei... O sea, ¿te das cuenta de que un amigo se intenta suicidar y te quedas ahí parado? ¡Ni siquiera un amigo, al parecer nunca te importé!

—¡Sí me importabas!

—¡Claro que no! ¡Nunca te interesaste en mí! Si no hubiera sido por Yachi que fue a verme estaría muerto! ¡¿Y qué hiciste tú?! ¡NADA! —Yamaguchi estaba comenzando a alterarse.

—¡Tenía miedo, entiendeme, Yamaguchi! ¡No quería que la puta escuela creyese que yo también era homosexual! ¡No quería morir!

—¿Crees que yo sí? —preguntó dejando su mochila en el suelo, mientras se acercaba al rubio a paso molesto, tomándolo por la camisa—. ¡¿CREES QUE ERA LINDO QUE TODO EL MUNDO ESTUVIERA EN CONTRA TUYA?!

Industrial Kisses ┊ TeruYamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora