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Seguí besándola como si no existiera nada más porque literalmente no quería mirar a mi alrededor y ver las caras que ponían estos al ver el panorama. Cerré los ojos y me dejé llevar. Entonces me paró Tam.

-Che, tenemos que respirar, ¿no? -Dijo, riéndose.

-Perdón. -Qué vergüenza, en verdad. -No quiero girarme. Nos están mirando, ¿no? -Se giró ella.

-Ehhh, sí. Celia tiene cara de estar viendo a un extraterrestre.

Me empecé a descojonar, lo cual me vino bien para liberarme tensión.

-Vamos a la terraza. 

Qué genia, Irene, para salir a la terraza tenemos que pasar por delante de todos - pero necesitaba escapar de ahí.

Cogí a Tam de la mano y al pasar ni les miré a la cara. Ya me conocían, sabían que Vergüenza era mi segundo nombre, así que sabían que lo de que estuviera evitando el contacto visual era lo lógico viniendo de mí.

Nos quedamos en silencio abrazadas.

-Joder, cómo mola la casa de Tomy.

-Sí, siempre venimos aquí y nos quedamos todos a dormir, como un campamento.

-Y él sí tiene piscina.

-Eh... No vamos a follar en la piscina de Tomy.

-Yo no dije nada de eso, eh, lo has dicho tú.

-Idiota... -Nos reíamos. Me encantaba la complicidad y que nos riéramos con cada coña que hacía la otra. 

Empecé a liarme un cigarro mientras me observaba. Cuando nuestras miradas se cruzaban nos sonreíamos como dos tontas. Bueno, como Cris y Joana en la serie. Los paralelismos no dejaban de venirme a la mente. Di una calada y le ofrecí.

-¿Quieres?

Cogió el cigarro y empezó a fumar.

-Qué guay. Estoy súper feliz de formar parte de esto. -Me devolvió el cigarro.

-Jo...

-¿Qué?

-Que... A ver... Que me gusta estar contigo, así que también estoy feliz de que estés aquí. -¿Qué me pasa? 

Sonrió y me dio un beso.

-Buah, es que no tienes ni idea de lo que me ha costado decir eso.

-¿Por? Yo no pedí que lo dijeras.

-Ya, pero... Yo qué sé.

Joder. Me estoy pillando.

Me besó. Le volví a ofrecer el tabaco acercándole el cigarro.

-Mmmm... -Dudó- No, no más, que soy cantante y la voz...

-Es verdad, se me olvida.

-Che, no me esperaba lo de antes delante de todos.

-Estaba harta de fingir. Es que soy tonta, eh.

Le cogí la cara con la mano que tenía libre y le di otro beso. Después seguí fumando y me giré para no echarle el humo en la cara. Me abrazó por detrás hasta que acabé el cigarro. Noté un ligero beso en mi cuello. Me volví a girar agarrándola de la mano.

-¿Vamos dentro? Empiezo a tener frío.

-¿Y las terribles miradas de tus amigos?

-Pues... Que miren lo buenas que estamos. Y deja de llamarles "mis amigos", que pronto van a ser los tuyos también.

-¿Cómo lo sabes?

-Pues porque ya eres parte de esto.

ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora