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Barcelona fue la hostia. Tam daba su primer concierto de la gira por España allí y fui con ella. Los motivos eran varios: me hacía ilusión estar a su lado en su primer concierto de la gira, me hacía ilusión verla cantar, sentía que a ella le hacía aun más ilusión y me encantaba verla feliz por mí, y también yo necesitaba salir de Madrid. Me iba a venir bien, aunque suponía exponerme al público durante el concierto. Intenté olvidarme de todo y disfrutar del momento. En parte se lo debía a Tam, que no se agobiaba con nada y estaba teniendo mucha paciencia conmigo. De hecho, por las redes ya se comentaba que era yo quien quería ocultar la relación y se me criticaba por ello. Que si me avergonzaba de estar con ella, que si le ponía los cuernos con mi ex, Claudia, que si Tamara tenía que dejarme por niñata... Parece ser que solo tuviera 17 años y que no me conocieran de nada no les impedía decir de todo.

Para olvidarme del tema y disfrutar de Barcelona opté por otra estrategia tras una conversación que había tenido con Hajar.

-No sé, tía, si tanto te afecta... ¿Por qué no decís públicamente que sí estáis juntas y os dejáis ver? Así no se inventarán cosas.

-Eso dice Tamara.

No dije públicamente que estaba con ella, pero me dejé ver. Digamos que la gente sabía que Tam estaba en Barcelona por el concierto, y yo subí fotos en Barcelona. A Instagram, porque la cuenta de Twitter la borré. El concierto fue genial. Yo iba un poco camuflada, aunque a pesar de ello algunas personas me reconocieron. Y lo mejor fue conocer Barcelona con ella.

Al volver de Barcelona volví a terapia. La ansiedad me lo pedía, realmente me costaba no rayarme con todo lo que estaba pasando, que eran muchas cosas en muy poco tiempo. Ser famosa (aunque Tamara seguía insistiendo en que no lo éramos), gente desconocida parándome por la calle y metiéndose en mi vida privada, las entrevistas, los fotógrafos, las revistas, las marcas de ropa, las 500 notificaciones en el móvil, unirme más al cast y dejar de lado a otras amistades que no entendían qué pasaba con mi vida, dejar el instituto por rodar como protagonista y tener que repetir curso... Tam también había dejado la universidad, pero ella tenia una excusa mejor: estaba triunfando en la música. Y yo... Se suponía que lo tenía todo, que todo me iba bien en la vida así que sentía que no tenía derecho a quejarme. ¿No era esto lo que quería? ¿Por qué tenía que gustarme ser actriz? Todo era una montaña rusa que me daba vértigo. Sentía que me quedaba grande y, en cambio, veía a Tamara montándose en esa montaña rusa como si llevara toda la vida haciéndolo. Ella sintiendo la adrenalina, yo sintiendo naúseas. Quería tranquilidad. Solo tenía 17 años. Quería tener 17 años, no ser una puta estrella.

Tam siguió con su gira por otras ciudades y yo me quedé en Madrid, pasando más tiempo con mi familia y viendo al resto de mis amigos, por fin.  El último concierto lo daba en Madrid para despedir la gira y fuimos todo el cast. Todo el mundo sabía que yo estaba ahí, era obvio que era la gilipollas que se pensaba que pasaría desapercibida con una sudadera. Y entonces, cuando Tamara empezó a cantar una canción que todo el mundo sabía que iba dirigida a mí, dije "a la mierda", me quité la sudadera, que me estaba asfixiando y, total, todo el mundo sabía que era yo; solo estaba haciendo el ridículo. Me terminé de un trago lo que me quedaba de la cerveza. Vi cómo Tam me miró desde el escenario, flipando, y sonrió.

ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora