Control

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Tamara y yo cada vez estábamos más unidas. Esta semana casi todas las escenas eran con ella y cada vez estábamos más a gusto actuando juntas, algo que también se notaba fuera de cámara. Cuando podíamos charlábamos de cosas del guion, del rodaje o de la vida misma.

Era jueves, las diez de la noche cuando terminamos de rodar. Al día siguiente ella no podía venir al rodaje porque tenía no sé qué movida de su nuevo disco, por lo que ese día aprovechamos para grabar escenas con otros actores. El caso es que el jueves me soltó lo siguiente:

-Che, viene mi padre a buscarme en coche, ¿querés que te acerquemos a algún lado?

-No, no, gracias. Pillo el metro, que vivo en la otra punta.

-Va, Irene, qué más da.-Me encantaba cuando decía mi nombre.

-No, en serio, que no hace falta.

-Vaaale... ¿Y si te digo que vengas el sábado a mi casa? -¿Qué?

-¿Para?

-Para pasar un rato conmigo, pero si te desagrado pues nada.

-Idiota...

-O sea que te agrado.

-No tengo ganas de escupirte, si es a lo que te refieres.

-¿Sabés lo que tenemos que grabar el lunes?

-Ehhh, ahora mismo no, la verdad.

-El sábado lo practicamos en mi casa. Ya te digo a qué hora por whatsapp.-Me guiñó un ojo y se piró. What? Esta pava me va a volver loca.