⚠️CANCELADA⚠️
Gustabo García, sin saber por dónde ir, que camino escoger, cansado de su consciencia y de su vida decide acabar con ella, pero un pequeño rayo de luz, lo impidió.
Una fuerte luz pegaba de una forma intensa y blanquecina sobre la pálida cara del rubio, cual pestañeaba confundido y levantándose de un susto, como si hubiera pasado por una terrible pesadilla.
Este, observó como uno de pelo negro estaba apoyando su cabeza en sus piernas, cuales se encontraban débiles y cansadas sin motivo alguno. Después, dirigió la mirada al hombre de cresta, cual dormía posado en su brazo, sentado en una sencilla silla de color azul.
La decoración era triste, junto a máquinas y bastantes botellas pequeñas llenas de pastillas cuales parecían chuches por aquellos colores tan llamativos, también habían bastantes botellas de agua cuales todas estaban llenas. Un cartel enganchado a un marco delató el sitio en el cual se encontraba, haciendo que los ojos de Gustabo se empequeñezcan como si de platos blancos se trataran.
"Hospital" era lo que estaba escrito en aquel papel informativo.
El miedo empezó a consumir el cuerpo de García, sintiendo una vez más una presión en el pecho cual se le hacía familiar pero costaba reconocer. Tenía miedo de volver como antes, miedo de su futuro y de lo que se puede convertir.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aquella cabeza cual apoyada se seguía encontrando, levantó, limpiándose rápidamente los ojos para ver el rostro pálido del de ojos azules, poniéndose las gafas y acercándose a él, cogiéndole la mano cual hielo parecía de lo fría que estaba.
—Gustabo, al fin despiertas.— suspiró aliviado Jack, sentándose una vez más en una silla, pero a la anterior de esta, estaba más cerca.
García, con aquella confusión en la cara, observó a Conway, se le veía extraño, como si años hubieran pasado. Sus cejas pobladas y desordenadas, aquellos labios secos, la barba creciendo lentamente y de un color negro como carbón, destacó su rostro.
—¿Que día es?— preguntó débilmente, observando también a Horacio, cual seguía durmiendo como un pequeño cachorro. Mientras que esperaba una respuesta, observó como el superior buscaba su móvil para responder a su pregunta.