Cap 35

171 22 7
                                    


-veo que ya me estabas esperando.

-es imposible no detectar tu presencia a kilómetros.

Hice una reverencia en honor a la figura que representaba. Podía sentirlo, Natsu miraba todo desde el árbol grande a solo unos metros de nosotras.

-¿Kaede-chan no vino contigo?

-no. Le dije que no tardaría.

-entonces supongo que pusiste un campo de protección.

-no, no soy tan poderosa como para...

-cierto. No lo eres.

A diferencia de Kagome quien podía hacerlo sin ningún problema.

-bien, sígueme. Seguramente Lisanna estará ansiosa por verte.

Mientras llevaba las riendas del cabello note su mirada fría en mi espalda, mas no deje que me incomodara o diera escalofríos. Después de todo, ella era mi enemiga.

-¿ah sí?

-por supuesto. Estabas aún lejos pero pude sentir tu presencia por lo que le informe. Ella quiere que veas como ha ido el desarrollo de las niñas gracias a tus papiros y manuscritos.

-oh...ya veo.... ¿y tú como estas?

-perfectamente. Me encargo de enseñarles a las niñas sobre la destreza del arco y los campos. La mayoría aprende conmigo a sacar su poder mientras que con Lisanna estudian los conjuros y talismanes.

Cualquiera que nos viera de lejos no se daría cuenta de lo incomoda que me sentía, en otra ocasión, tal vez los chicos hubieran hecho acto de presencia para poder darme confianza pero Natsu les había prohibido mostrarse por el pueblo...por lo menos por esta noche.

-me sorprende que aún no lo ataques.

-¿atacar? ¿A quién?

-obviamente al monstruo que se esconde entre los árboles.

En el momento que gire a ver a Kikyo ella ya tenía su arco estirado con una flecha, apuntando en dirección a Natsu quien solo podía mirarla con odio contenido.

-no dispares. Me encargare de ello.

-si lo elimino sería más rápido.

Toque la flecha con mi mano e hice que me mirara a los ojos.

-es mi territorio, es mi pueblo. Soy yo la sacerdotisa que lidia con los enemigos que se acerquen. Te pediré favor que no intercedas en esto.

Me sorprendía que a pesar de todo, Kikyo pudiera tener ese aire de pureza...aunque era normal en una sacerdotisa fuerte. Lo que no me cabe en mi cabeza es como pudo dejarse corromper por esa maldita de Minerva.

-¿ocurre algo?

Negué con mi cabeza.

-ve al pueblo. Te alcanzare en unos momentos.

-...como tú digas...

Vi que se estaba alejando con leves pasos, mire rápidamente a Natsu y asentí para que entendiera mi señal por lo que bajo todo altanero.

-¿TE ATREVES A ENFRENTARME SOLA, MIKO TONTA?

-te he dicho que no te quiero por estos rincones del bosque. Creí haber sido clara.

-YO ESTARE DONDE ME APETEZCA.

-no en este pueblo. Retírate si no quieres que te purifique.

El soltó una risa altanera mientras olfateaba el aire.

Mi querida caperucitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora