cap 10

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-Natsu! Despierta!

Me moví tratando de eliminar esa voz de mi cabeza, solo quería seguir durmiendo...

-Natsu! Si no vienes Erza vendra!

No me muevo ni loco, este sueño es de lo más dulce!

Natsu! Ven! Vamos con mi abuela!

Lucy? Eres tú?

La veía mover su mano alzada con viveza, su cabello se movía con el viento, portaba aquella ropa que tengo me encantaba, ese corset que realzaba sus pechos, esa falda que no dejaba nada la imaginación, mostrando esas hermosas piernas pero sobre todo...esa sonrisa...esa sonrisa que tanto amaba..

Natsu! Apurate!

-Lucy...Lucy...

De pronto un fuerte golpe hizo que abriera mis ojos, iba a reclamar cuando dos ojos llenos de ira me encontraron, todo mi ser tembló de miedo y salte hacia atrás.

-E...Er...Erza!

-hasta cuando vas a holgazanear! Mueve tu pugloso trasero que tenemos reunión!

-reunión? Pero yo tengo cosas que hacer hoy?

Ella detuvo su caminata de mi cueva y giro a verme con una expresión completa de seriedad.

-hay noticias sobre tu hermano.

Abri mis ojos despertandome por completo.

-Zeref..

LUCY

-Buenos días Lisanna!

Me acerque con una sonrisa hacia mi amiga, quien miraba a los niños correr pérdida en sus pensamientos seguramente, al notarme habló mirando al camino.

-hoy también te purificaste?

-si! Por qué?

-han llegado rumores de que cierta criatura esta por los alrededores, debes tener cuidado. Recuerda que entre las dos tu eres la más fuerte.

-lo se, por eso debo hacerme aún más fuerte, para proteger a todos.

No debo protegerme a mi misma porque...Natsu es mi protector.

-por qué sonríes tanto?

-yo? No...yo siempre sonrió así.

-Lucy-sama! Lisanna-sama!

Ambas giramos al escuchar las voces de los hombres, estos traían a un grupo menor pero todos parecían gravemente heridos.

-qué ocurrió?

-la bestia! La bestia de los alrededores los atacó!

Bestia? Mire a Lisanna quien abrioa puerta de su casa para que ingresaran a los hombres heridos.

-Lucy, ve al templo por unas hierbas.

Si!
Al regresar pude ver la herida semi profunda en el brazo del hombre, Lisanna no perdió tiempo y comenzó a vendarlo mientras escuchaba el relato atenta.

-era grande, más de dos metros, sus ojos eran rojos como la sangre con un brillo malicioso que nos helo la sangre, sus garras similares a las de un Dragón....era...era algo horrible!

Los ojos lleno de miedo que el hombre mostraba a medida que contaba, Lisanna escuchaba atentamente manteniendo su mirada estoica.

-no se preocupe, no podrá entrar en la barrera.

Al terminar de vender a los demás hombres salimos fuera de la casa, muchas personas estaban en la entrada curiosa por lo que habían escuchado sin embargo pasamos sin decir nada; en completo silencio nos adentramos en el bosque hasta llegar al lugar que le habían mencionado a Lisanna, los cultivos de arroz.

Mi querida caperucitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora