2 Hora de hablar

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Al salir de mi última clase estoy feliz, podría decir que me siento en la gloria ya que saqué sobresalientes en el último examen, lamentablemente no puedo decir lo mismo de mis demás compañeros.

Subo a mi auto y pongo el motor en marcha, estoy a punto de salir del estacionamiento cuando veo aparecer una cabellera rubia muy familiar a unos cuantos metros de distancia, la reconozco enseguida, por su altura y su forma de vestir, es Lau. Piso el freno y la observo a lo lejos, ella mira hacia todos lados buscando seguramente a don misterio, quien aparece en una fracción de segundos caminando con actitud despreocupada, cargando su mochila en su hombro con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta. Su cabello está alborotado en todas direcciones como si se hubiera pasado las manos sobre esos mechones rebeldes recientemente, lo que, estoy segura que ha hecho. Rodeo los ojos apoyando mis manos en el volante. El pelinegro se detiene delante de ella, la besa en los labios, luego se inclina hacia ella parece decirle algo al oído, mi amiga asiente con la cabeza, ligeramente sonrojada. Los dos comienzan a caminar en dirección opuesta a la que me encuentro y después ambos entran a las instalaciones, desapareciendo de mi vista.

Le resto importancia a lo que he visto, piso el acelerador y me voy camino a la residencia con la idea de pedir alguna comida a domicilio, sí, estoy segura que comer pizza me vendría bien para recuperar energías.

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Transcurre el resto de la tarde, en ese lapso de tiempo realizo todas mis tareas, ordeno mis apuntes y trabajos en una carpeta con extremo cuidado de no arrugar las hojas, pero como la suerte nunca está de mi lado, por accidente tiro mi vaso de té en la alfombra blanca de terciopelo, visto que la misma se mancha enseguida de un color verdoso obscuro enseguida corro a la mini cocinita en busca de un trapo o servilletas para limpiar.

—Hey guapa, saldré a comprar unas frituras, ¿quieres algo? —pregunta Lau parándose delante de la puerta.

Me lo pienso algunos segundos y asomo mi cabeza por encima de la barra para decirle:

—Mmmh, una barra de chocolate no estaría mal.

—Chocolate será —confirma ella guiñándome un ojo, gira la perilla dorada y la veo salir de la habitación cerrando la puerta a sus espaldas.

Suspiro y me vuelvo a centrar en lo que estaba haciendo, busco un trapo limpio en los cajones, al encontrarlo regreso a mi habitación y noto que la puerta esta entreabierta, al entrar —sin esperarlo siquiera— me encuentro con un chico semidesnudo frente a mis ojos. Él se encuentra mirando los dibujos que están pegados en la pared sin prestarme demasiada (o quise decir ni la más mínima) atención. Yo no puedo pasar por alto que con la luz de la lámpara sus tatuajes me resultan aún más tediosos que la primera vez que los vi y ni hablar de sus marcados abdominales y los bíceps de sus brazos.

🖤Locura Helada De Amor🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora