Capítulo 1: Mina

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Tokio de Cristal
1 de diciembre, siglo XXX.

Llegó de la escuela primaria cansada, sin muchos ánimos. Sailor Saturn la miró confundida por sus pocas ganas de jugar,  la pequeña peliroja había tenido un buen día, sin embargo su maestra les había pedido hacer una lista de deseos para las personas que amaban y así Santa les daría un presente en nombre de ellos, durante todo el día se sintió motivada y ansiosa por comenzar hacerla, pero al pensar bien las cosas no sabía que poder darles. Sus padres la observaron confundidos por su actitud tan distante durante su llegada, siempre volvía con ánimos y con anécdotas de cosas que pasaban durante su día de clases.

— Papá. — Seiya dejó a un lado su libro para prestarle atención, lo primero que noto fue el pequeño lápiz y la hoja color rosa que traía en su mano. — Tengo un problema.

— ¿Qué problema puede tener mi pequeño bomboncito? — Sonrió al oír la forma cariñosa como su padre la llamaba.

— Papi, la maestra pidió hacer una lista de deseos navideños para santa. — Suspiro decaída al hablar.

— Eso no es un problema, yo puedo ayudarte hacer la lista.  — Ella negó. — ¿Por qué no?

— Debo saber que pedirle a Santa para todos y si tu sabes no sería una sorpresa. — Hizo un puchero. Seiya no pudo evitar reírse al verla tan decidida. Se cruzó de brazos observando a su pequeña niña. — Se darán cuenta si pregunto.

— Bueno podrías empezar con tu tío Taiki. Piensa en que le gusta hacer, las cosas que le has visto comer. — Su mirada se iluminó, beso la mejilla de su padre antes de salir corriendo en dirección del salón biblioteca pues había recordado que su tío solía ir allí antes de almorzar. — Es tan linda.

— ¿Quién es linda? — Serena comía un pequeño pastel mientras se acercaba a él, su vientre abultado indicaba su estado, llevaba ocho meses de embarazo de un pequeño niño. — Darien y Kakyuu estarán con Rini aquí en unos días.

— Nuestra hija tiene una misión importante. — Arqueo una ceja confundida. — Hará una lista de navidad, un regalo para cada uno de nosotros.

— Esa niña nos volverá locos. — Tomó asiento a su lado. — Lita está realizando las botas de navidad que colgará en el árbol, una por cada uno de nosotros.

— El año pasado fueron renos de regalo en el árbol y en este botas. Un día de estos nos pedirá traer a Santa.

— Pues eso se puede arreglar, Haruka sería Santa, Yaten su pequeño duende. — Ambos rompieron a reír al imaginar al peliplata disfrazado como un ayudante de Santa.

Mientras la pequeña Chibi-Chibi caminaba por el pasillo pensando en su lista, en los regalos que daría Santa a sus familiares, estaba decidida a comenzar su lista con su tío. Su concentración era tan grande que acabó chocando con sailor Venus, cayendo contra el suelo.

— ¡Chibi-Chibi! — La ayudó a levantarse. — ¿Te hiciste daño? — Negó. — Estás muy rara, ¿Te pasa algo?

Al ver a una de sus tías descartó ir con su tío, sujeto fuertemente las manos de Venus confundiendola por su acción tan extraña. Se dejó llevar hacia un sofá cercano, notaba a la pequeña princesa nerviosa e inquieta, la conocía igual de bien que sus padres y estaba segura de que algo pasaba y trataba de no ser tan obvia.

— ¿Crees en Santa? — Aquella pregunta le tomo desprevenida, no pudo evitar sentirse mal, pues recordaba que a sus apenas seis años descubrió a su padre vestido de Santa dejando los regalos en el árbol, ese día su espíritu navideño desapareció y cada vez que alguien mencionaba al viejito gordo que vivía en el polo norte recordaba ese momento con su padre y como murió su infancia. Saber que cualquier respuesta negativa traería miles de preguntas que podían acabar en un; "Santa no existe" y posteriormente a una Serena furiosa por arruinar la inocencia de su hija daría como consecuencia un par de insultos de parte de Haruka, trató de  sonreír lo mejor que podía.

— Algo creo. — La pequeña le miró con duda. — Sí...

— ¿Qué le pedirías? — La rubia miró al suelo pensando en una respuesta, podría decirle miles de respuestas. Pero sólo una cosa sería su deseo frustrado que nunca quiso recibir. — Un carrusel.

— ¿Qué? — Por un momento pensó que su tía pediría cosas de moda, algo de adultos pero su respuesta le sorprendió. — Pero es para niños.

— Cuando era niña viaje con mis padres a Suiza, en un parque había un hermoso carrusel con caballos alados y unicornios, un sonido lindo que te hacía sentir en un sueño, le pedí a Santa un  carrusel pero...— Mordió su labio suavemente, esa noche aquel carrusel acabó roto cuando descubrió la farsa de la navidad. — Se daño.

— ¿Eso te haría feliz? — Asintió dándole una sonrisa. — Sería como volver a ser niña de nuevo.

— Es un lindo deseo. — Ambas alzaron la mirada. Yaten se acercaba ambas sosteniendo en sus brazos al pequeño Artemis. — Saben que es hora de almorzar y nadie las encontraba.

— Serena está muriendo de hambre. — Susurro Artemis con algo de miedo al pensar que su reina escuchará y acabará enojada y gritando presa de sus hormonas de embarazada. — Por favor vayamos a comer ya.

— Si, vamos Chibi-Chibi. — La menor asintió, sin embargo les pidió ir adelante y ella les alcanzaría. Al verlos alejarse tomo su pequeño lápiz comenzando su pequeño primer deseo.

"Querido Santa, se que estás ocupado pero mi familia merece una feliz navidad. Mi primer deseo es para mi tía Mina, ella desea un carrusel con unicornios y caballos alados, cómo el que vio en su infancia. Si no es mucha molestia podrías darle uno. Atentamente: Usagi.
Pdt.: esta no es mi primera carta"

Guardo su carta en el sobre colocando una pequeña frase en ella: "para Santa. Enviar al Polo norte". Corrió al comedor donde todos se encontraban reunidos, esperaba tener todos sus deseos antes de navidad o nadie podría cumplir sus sueños, fue junto a sus padres, entregando la carta a su madre.

— Mami, tu podrías ponerla en el árbol. — Serena observó la frase que indicaba a quien era enviada, sólo sonrió dándole un beso en la frente a su pequeña hija. No tenía dudas en que su hija poseía un corazón puro y lleno de amor. Aunque quizás algunos deseos fuesen difíciles de cumplir haría lo que pudiese con su esposo para conseguir todo.

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Esta pequeña historia será corta, nació de ver a mi hija emocionarse con la navidad y después de quemar mis dedos con silicon realizando botas y renos a su pedido xD

Espero la disfruten y cualquier sugerencia será bien recibida. Gracias por leer. 

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