capitulo 1

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Los viernes son mis días favoritos, no hay estrés sobre entregar documentos al gerente general, el que me quede tarde más de lo normal para revisar la agenda de mi jefe, hay muchas cosas que puede seguir enumerando, pero sobre todo lo que más me gusta es el disfrutar al máximo mi noche en el club.
Debo pensar que es lo que me pondré para la gala del sábado e ir a comprar una máscara bella, la cual debe combinar con mi atuendo. He esperado este momento desde que el amo John lo anuncio frente a todo el mundo. 
— ¡Juliana, no te pago para fantasear! ¡Ponte a trabajar! —grita mi insoportable amigo y jefe Sergio Maldonado, desde que le dieron el cargo de encargado administrativo en lo referente a lo legal de los contratos en la empresa: Carbajal Tecnologic Industries se comporta más distante, estricto y amargado, pero sé que lo hace para que no cuestionen su autoridad.
— ¡A la orden!—contesto amable, nadie puede arruinar mi mañana o al menos lo intentare.
Tecleo para ordenar las citas que Sergio debe asistir, un leve tintineo suena en el computador, ha llegado una notificación del club confirmando mi asistencia, respondo con una afirmación y continúo trabajando. Si me tardo un poco mas no podré desocuparme aún más rápido y necesito tanto tiempo como me sea posible para arreglarme.
El reloj de la pantalla marca diez para las dos, es casi la hora de comida. Se abre la puerta del despacho de Sergio, con una señal me dice que vallamos a comer, me levanto de mi lugar, me aliso la falda de tubo negra para encontrarme en el ascensor con mi amigo, al menos puedo tenerlo solo unos minutos antes que se ponga de nuevo su máscara de frialdad. A veces le odio cuando hace eso.
— ¿Ya confirmaste tu asistencia ante el club? —pregunta. Él y yo vivimos en el mismo mundo.  Le miro con una gran sonrisa y me la devuelve, entre nosotros solo basta con mirarnos para saber que piensa el otro, es agradable saber que alguien más te comprenda sin necesidad de tantas palabras.
—Por supuesto. Sabes que no me perdería de algo tan grande como esa gala. Además hoy es viernes y son mis días favoritos, cariño —digo coqueta, guiñándole el ojo.
—Un día de estos, querida, una mujer te va a dominar —contesta seguro pues Sergio y todo el mundo sabe de mis preferencias sexuales soy bisexual pero disfruto mas el sexo con las mujeres.
Estoy a punto de soltar una carcajada, pero no quiero herir sus sentimientos o destrozar su pobre corazón. 
—Sergio, sabes que eso no va a pasar. Me gusta tener siempre el control, sin eso no soy nada. Yo sé tú pequeño secreto, hombre travieso —susurro lo último y sus mejillas se tornean de un rojizo leve. 
Touchè. 
—No sé de qué hablas, nena —titubeó. Ay Sergio, jamás vas a aprender que yo lo sé todo o al menos entre los Doms no hay secretos.
Hay cada persona que les gusta hablar sobre sus grandes experiencias sexuales, lo cual que me repugna. Un día escuche a Konstance parlotear sobre su “juguete de turno” descubriendo que es mi mejor amigo. Desde ese momento odié a esa zorra. Voy a jugar un poco con la mente de él un poco.
—Cariño, no puedes negarme que te gusta que una mujer te domine y juegue con tu cuerpo. Eso te excita o ¿vas a negarlo? —alardeo. Sergio no dice nada, eso me confirma que lo que dije es verdad o lo que su Domme dijo—. ¡Lo sabía!
El ascensor se detiene en la recepción, voy a salir, pero un cuerpo me detiene. Alzo la mirada y me encuentro con unos ojos Azulado penetrantes. La mujer frente a mi es lo bastante atractiva, es la personificación de la belleza  en su totalidad. Tiene la mandíbula cuadrada, labios gruesos y perfilados, cabello rubio,altoa, con un traje de tres pizas de color gris, este le queda magníficamente, cada parte de su cuerpo se puede ver a simple vista, las mangas están arremangadas, dejando ver sus musculosos brazos. Cualquier mujer caería ante esta Afrodita, sin embargo no me produce esa sensación de querérmela llevar a la cama, no es el tipo de mujer que yo busco en mis sumisos, además puedo ver que ella es tan dominante como yo. 
— ¿Le gusta lo que ve? —pregunta remojando sus labios. Está coqueteando conmigo.
Le sonrió. Imbécil. ¿Cree que por ser una mujer guapa voy a estar detrás de ella? Pues se equivoca, no soy de las mujeres que se dejan llevar por sus hormonas. Juego con mi cabello en señal de niña tonta. La mujer me da una sonrisa, cree que ya caí ante sus encantos, pobre tipa. Es mi turno de jugar con su ego.
—La verdad es que no es mi tipo. Si me disculpa, tengo un almuerzo que me está esperando  —contesto.
Le empujo para salir, Sergio me mira asustado. Aquella mujer me toma de la muñeca, el ambiente se torna tenso, la ira trepa por mi cuerpo, miro el acto y tiro de su agarre con fuerza logrando que me soltara. Si una mujer quiere tocarme, primero debo autorizarla, de lo contrario no sabe con quién se está metiendo.
—Le pido cordialmente que no me vuelva a tocar. La próxima vez que lo intente, llamaré a seguridad para que la saquen del edificio o le voy a dar una patada en sus partes para que aprenda a respetar a una dama  —La amenazo. Voy en serio, no me asusto de ningún hombre o mujer, teniendo en cuenta que he sobrevivido a dos hermanos mayores.
—Me fascina una mujer con carácter. Tú vas a estar pronto en mi cama—asegura arrogante. 
Me siento molesta, ¿Quién carajos se ha creído está imbécil  para decir semejante tontería? La próxima vez que hable de esa manera, le voy a dar una bofetada.
—No hace falta sus halagos, ¿eso les dice a todas la mujeres para llevarlas a su dormitorio? Porque si es así, me da tanta lastima su caso — Esta mujer me sorprende, no sé si es una cínica o una imbécil, creo que lo que mejor la describe es la segunda opción—. Ya le dije que no es mi tipo y aunque me pagaran por salir con alguien como usted, jamás aceptaría. Ahora muévase.
Salgo de aquel espacio tan reducido, no quiero gastar mi tiempo de la comida charlando con esa tipa tan arrogante, con solo recordar la escena de hace unos instantes me da por ir a golpear su rostro. Sergio me sigue de cerca, hasta ahora no sabía que estaba conmigo también. Bueno eso no importa, mi amigo me ve como si me quisiera decir algo o como si me salió una segunda cabeza. 
— ¿Sabes que acabas de insultar a una de las jefas, verdad? —comentó. 
Sergio parecía más nervioso que yo, no voy a retroceder ante esto.
—Pues no tenía ni idea de quién demonios era esa tipa, pero no le voy a pedir disculpas. Si decide despedirme, puedo demandarla por acoso laboral. No le conviene hacer semejante escándalo. Yo no tengo nada que perder, Sergio, mas sin embargo ella tiene todas las de perder —declaro segura de mis palabras. Si algo aprendí de mis clases de derecho en la universidad, es saber cómo aprender a defenderme.
— ¡Estás loca! —gritó S a los cielos, al parecer quiere que todo el mundo se entere que agredí a la pobre jefa de esta compañía.  
—Baja la voz, que todos aquí nos escuchan—regaño a mi mejor amigo. ¿Es que no puede mantener cerrada la boca mientras vamos a otro lugar? Creo que no—. Loca tal vez,  pero me defiendo de quien quiera destruirme. Además soy una Dom, ¿recuerdas?
Le guiño el ojo. Sergio niega divertido.
—Si fueras mi Sub, recibirías un buen castigo por eso —dice tajante. Estoy a punto de reírme por tercera ocasión, pero me contengo. Sus amenazas son vacías, además él no puede hacer eso o se meterá en graves problemas con su domme y con la comunidad.
—Tendré que hablar con Konstance, para que te dé con el látigo por amenazarme — bromeo. Muevo la mano, como si estuviera sosteniendo el objeto.
—Te odio.  Ya porque tú no tienes quien te castigue, no debes hacer que otros sean azotados —exclamó serio.
Creo que la he jodido de nuevo. 
—No seas amargado, es broma. Venga vamos a comer —sugiero para calmar un poco el ambiente. 
Salimos de la recepción, para ir a un restaurante a pocas cuadras, ya que tardamos mucho tiempo en el ascensor y no disponíamos más que de unos treinta minutos para regresar al trabajo, por mucho que buscamos lugares nuevos donde comer, siempre terminamos en el mismo sitio. El restaurante Ai Fiori siempre está muy concurrido a estas horas, pero el gerente del lugar nos conoce y nos reserva una mesa junto a la gran ventana que adorna el sitio, me encanta venir aquí.
— ¡Juli, Sergio, que bueno verlos! —grita efusivamente Nayeli. Es una chica muy alegre, su cabello azabache se encontraba sujetado en una coleta, adoraba a esta mujer. S y yo le sonreímos—. ¿Qué van a ordenar en esta ocasión?
—Me alegro de verte Naye, ¿qué tal el trabajo hoy? —pregunto amable. 
—Muy ocupado, pero no puedo quejarme, ¿verdad? —responde—. ¿Listos para ordenar?
Ambos asentimos.
Yo pedí una pasta Alfredo y Sergio ordena unos ravioles a la pomodoro, mientras nos traen la comida  hablamos sobre que vamos a ponernos el día de la gala y decidimos que iba a ser sorpresa. Es grandioso que nos relajemos por un rato, terminamos de comer, nos despedimos de Nayeli y nos vamos de nuevo a trabajar.
Cruzamos las barras de seguridad, saludamos a Annie, la recepcionista. Esa chica está envuelta en nuestro pequeño juego sexual, es una sumisa nata, cualquier amo muere por tener aquella belleza latina. Llamo al ascensor, juro que si la jefa se encuentra de nuevo allí me voy por las escaleras, se abren las puertas del cubo metálico e ingresamos, mientras ascendemos hacemos una que otra broma y de pronto se abre el ascensor dejando ver de nuevo a la jefa.
— ¡Maldita sea, otra vez ella! —susurro, pero al parecer ella sí escucha mis palabras, se voltea frente a mí. Su ceño se frunce.
— ¿Disculpe tiene algún problema conmigo? —pregunta confundida. No sé qué me molesta más, si el hecho de que olvido lo de hace un rato o que no puedo negar que me parece un poco más guapa que antes. Debo estar loca, pero hay algo que luce distinto en ella.
— ¡¿Qué si tengo un problema?! —Le grito enojada. Doy un paso retadoramente, me importa un pepino que sea la dueña de esta corporación, al alzar la mirada, me sorprendo al ver el cambio en sus ojos, juraría que antes eran de color azul cielo, pero ahora son unas hermosas y grises pupilas—. Hace una hora usted, me dijo que estaría en su cama. ¡Eso es acoso laboral! 
—Le pido que se calme señorita. Yo a usted no la conozco, además yo no me involucro con mis empleadas y tampoco es mi tipo de mujer que llevaría a mi cama —declaró tajante. La mujer siguió ocupada en su teléfono, ni siquiera se dignó a volver a verme.
¡¿Qué?! ¡¿Me acaba de rechazar?! 
Llegamos a nuestra planta y me bajo  aún más molesta que cuando Sergio me ordeno  y gritó que me pusiera a trabajar. Llego a mi escritorio para revisar los documentos que hace falta para terminar mi día laboral. El teléfono suena y contesto.
—Oficina de Sergio Ornale, habla con su asistente Juliana Valdez ¿En qué puedo servirle?
—Necesito que le informe a su jefe, que Valentina y Macarena Carvajal requieren de su presencia, dentro de quince minutos —anuncia la secretaria del dueño. Se cree mucho por el puesto que tiene, pero ambas no dejamos de ser un par de asistentes.
—Sí, yo me encargo de comunicarle. Gracias —respondo. Y cuelgo.
Me levanto de la silla para dirigirme a la oficina de Sergio, mis tacones resuenan en el piso de mármol, toco con mis nudillos la puerta, desde adentro se escucha un débil "pase" e ingreso.
—sergio, las jefas necesitan que te presentes en quince —le informo.
— ¿Qué crees que quieran? —Estaba nervioso, los dueños nunca mandaban a llamar a nadie, a menos que este en problemas o que tengan un nuevo contrato de suma importancia.
—Trata de calmarte, tal vez es para revisar la documentación de la nueva adquisición tecnológica o que estén por cerrar algún contrato con inversionistas —lo consuelo, pero puede ser que a la que despidan sea a mí, por gritar a uno de ellos. De todas formas puedo conseguir un nuevo trabajo.
—Deséame suerte perris —ruega. Es un tonto, él es un buen elemento en esta empresa, pero lo reconforto.

Hola mis bbcitas espero que les guste esta nueva adaptación y me acompañen y me apoyen como en las anteriores ya saben voten y déjenme saber que piensan

SEDUCIDAS POR LA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora