Prólogo: En Una y Mil Vidas

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Llevaba años observando a aquel joven humano...

En un principio creyó que solo era curiosidad, una curiosidad que le impulsaba a querer estar con él, después de todo Izuku era un ángel incapaz de sentir amor, deseo, avaricia entre otros sentimientos exclusivos de los humanos, el gran creador así lo había dictado... Se suponía solo podía sentir felicidad, curiosidad, cariño y emoción, así le había educado Inko quien le crío con ese mismo cariño enseñándole el como ser un buen ángel, cosa que de verdad fue beneficioso para el gran creador quien le tomaría mucho aprecio y favoritismo por ser tan buen ángel.

Todo iba bien, al menos hasta que aquel humano se acercó por su cuenta y no dudó en estar con aquel del cual tenía tanta curiosidad ¿Fue culpa de las pocas sensaciones que podía tener? ¿La poca curiosidad que los angeles podían tener? ¿El deseo de querer conocer fue lo que le llevó a aquella equivocación? No debió hacerlo... Al menos no si quería evitarse todo lo que vino después.

La primera vez que vio a Katsuki se quedó sin palabras, era simplemente hermoso, aunque fuese solo un niño de 8 años quedó fascinado con él, admirando aquella mirada voraz y llena de fuerza, no debería admirar a un humano que pecaba... Pero aún así estuvo cerca de él como un niño más, viéndole desde lejos jugar con otros niños, se veía tan... Libre, le inspiraba una sensación muy extraña y desconocida, pero lo ignoró, acabó por irse sin saber que la mirada escarlata del joven Bakugō persiguió su figura con curiosidad al verle irse sin llegar a decir nada.

Así es como empieza su historia...

La historia de un ángel y un ser humano que se encontrarán en una y mil vidas.

En Una y Mil VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora