Epílogo 1/2

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—Vamos Kacchan—Soltó emocionado el peliverde dando incluso saltitos en su andar, con ya 24 años de edad el peliverde aún tenía aquellos aires infantiles y llenos de energía.

—Joder... ¿Cómo es posible que sigas teniendo esa actitud de nerd?—Preguntó mientras caminaba a su lado incluso exhausto ¡¿Qué demonios le pasaba?! ¡Se suponía que era más Atlético que Deku!

Pero claro, Izuku estaba tan feliz por aquella tarde que era imposible el cansarse, parecía como si adrenalina pura corriese por su sangre impidiéndole sentir dolor en los pies por la larga caminata que habían hecho.

—Así me amas, Kacchan—Dijo en respuesta, el rubio cenizo no podía contradecirlo, decía toda la verdad.

—Sí, así te amo, eres mi Deku después de todo—Las mejillas pecosas del nombrado enrojecieron un poco, se acercó a Katsuki para abrazarlo del cuello con cariño para besar sus labios con amor.

—Vamos a una cafetería para descansar un poco, podemos seguir mañana—Dijo en un susurro cariñoso sobre sus labios.

Internamente el ojirubí pronunció un "Al fin" caminando juntos hasta la cafetería más cercana, allí ambos hicieron sus pedidos y tomaron asiento.

—Agh... Mierda—Murmuró con alivio el más joven de los Bakugō al poder descansar sus pies, se sentía como un anciano ahora, pero es que habían estado caminoteando por todas partes por culpa del pecoso, aún así... No pondría cara a ello, podía ver lo feliz que Izuku estaba y ciertamente él también.

—Perdón, Kacchan... Parece que estás cansado—Se disculpó avergonzado el peliverde bajando la mirada, quizá se había emocionado mucho.

—No tienes que disculparte por nada, Deku... Deberías saber ya que yo te seguiría hasta el fin del mundo así tenga que caminar por carbones calientes—Sonrió levemente tomando su mano izquierda con cariño para acercarla a sus labios y besar con amor la zona donde se encontraba el hermoso anillo de plata que decoraba su dedo anular.

—K-Kacchan...—Murmuró incluso más avergonzado que antes, tomó la mano de su prometido entre las propias para besar esta de igual forma.

—Nunca dejarás de ser un Deku—Mencionó para tomarlo de la mejilla y besar sus labios con suavidad.

Pensó un poco, en el pasado hacer aquello sería mal visto, tal y como recordaba... Seguramente uno de los dos estaría lleno de miedo por culpa de la sociedad. Todo había cambiado, ya no habían prohibiciones, sus padres Mitsuki y Masaru estaban felices de que su hijo tomase a Izuku como su esposo, de igual forma la señora Inko no cabía en su felicidad de saber que sus dos adorados niños formarían una vida juntos. No había puestos sociales que les separaran, no había miedos, no había diferencia de edad, no había diferencia de especies, no serían juzgados por la sociedad, no había ninguna maldición... Podían de una vez por todas disfrutar de una verdadera vida juntos y luego sus almas danzarían juntas por la eternidad, no había mayor felicidad para las almas gemelas.

—Pero soy tu Deku—Susurró Izuku sobre sus labios con cariño y se separó para sonreír ampliamente, los curiosos ojos de Izuku se desviaron hacia la mesa de al lado, había otra pareja con una niña que animadamente observaba el menú infantil. Eso le causó ternura, pensaba ya a futuro donde sería Izuku Bakugō y a su vez formarían una familia, no tardó en observarle nuevamente. —Sé que podíamos hacer todo esto desde casa, pero la verdad quería pasarla contigo así, perdón por hacerte caminar tanto...—Mencionó rascándose la nuca aún con vergüenza.

—No te disculpes, me gusta verte feliz—Respondió negando con la cabeza y el pecoso sonrió. —Además esto no fue inútil, faltan pocas semanas para nuestra boda, deberíamos ir consiguiendo los smokings, ya conseguimos el salón, los encargados del banquete y servicio, elegimos el pastel de bodas, solo faltan las decoraciones.

En Una y Mil VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora