Aquella tarde en especial me sentía cansada y sin muchos ánimos. Me quedé mirando por la ventana de la camioneta los árboles en medio de la Avenida por la que Fernando conducía mientras sonaba "Sabor a mi" de Luis Miguel en la estación romántica de la radio. De un momento a otro me perdí en mis pensamientos, me ocurría constantemente desde hacía meses, los pensamientos se apoderaban de mi mente, a veces agradables y otras veces no tanto. Pensaba en mi tormento y a la vez en mi más grande amor. Pensaba en la tormenta de mi mente cuando de pronto Fernando interrumpió el caudal de dudas con una pregunta.
一 Esa canción es muy cursi, ¿no lo cree señora Adriana? 一 cuestionó intentando romper el hielo.
一 A mí me parece que es atrevida y apasionada 一 dije con tono cansado segundos después.
一 Seguramente usted ya la escucho en vivo, ¿verdad? 一 preguntó Fernando con ganas de entablar una conversación.
一 Sí, en un concierto en Phoenix...一 recordé sin demasiado interés.
Tras esa afirmación tan seca de mi parte solo hubo silencio incómodo. Silencio en el que Fernando descifró lo que me sucedía mientras llegábamos a la residencia.
一 Yo quisiera dedicársela...ya sé que no puedo pero... 一 dijo casi en un susurro.
Fernando no terminó la oración. Sin mirarlo a los ojos lo interrumpí.
一 Fernando ya hemos hablado de esto y... 一 increpé.
一 ¡Adriana escúchame! 一 insistió.
一 ¡Señora Adriana! 一 reprendí alzando la voz 一 No me importa que haya sucedido, sigo siendo tu jefa y disculpa pero seguir con esta discusión es inútil 一 dije al abrir la puerta de la camioneta 一 Que pases buena tarde 一 finalicé descendiendo.
Me sentí cruel y déspota por cortar tan abruptamente a Fernando pero esa conversación no tenía caso. Cerré la puerta y caminé hacia la entrada de la casa. Lo único que deseaba era llegar a mi cama, quitarme las zapatillas pues ya no podía más y darme un baño de burbujas.
Antes de entrar por la puerta principal, llamó mi atención ver la camioneta negra de Ernesto estacionada en la cochera, era extraño que a esa hora se encontrará en casa pues no acostumbraba a llegar de la oficina tan temprano. Segundos después, ya en la sala deje caer mi gabardina y mi bolsa sobre el sofá cuando distinguí unos susurros parecidos a una risa femenina, mismos que parecían venir de la cocina.
Me quité las zapatillas para no hacer ruido y caminé de manera cuidadosa. Reconozco que me puse nerviosa, decenas de escenarios posibles se apoderaron de mi mente: una pareja de ladrones esculcando la vajilla sueca que permanecía en la cocina como regalo de mi tío Pablo, la hija adolescente de los vecinos y su novio desafiando a los propietarios de la mansión blanca mientras la adrenalina de ser descubiertos en pleno acto sexual se apoderaba de sus cabezas jóvenes o los jardineros a punto de ser descubiertos en flagrancia hurtando bienes de la casa. Me tragué el miedo, la incertidumbre me dio fuerza y aun así decidí entrar.
Me quede congelada...
No pude ver mi rostro pero estoy segura que estaba pálida. Sentí un gran hueco en el estómago. Por razones desconocidas me quedé quieta, completamente inmóvil ante la escena.
一 No se dará cuenta, ella no llega hasta las siete y apenas son las cinco 一 decía Ernesto en tono seductor cerca de su oído mientras acariciaba debajo de su escote.
一 Pero mejor vamos arriba y terminamos en tu cama 一 dijo Bárbara mientras acariciaba su cuello y buscaba desesperadamente sus labios.
一 No primor, aquí encima de la mesa podemos hacerlo, me urge que seas mía de nuevo 一 dijo ansioso mientras se quitaba por completo la camisa.
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Algo Contigo (en proceso de corrección)
RomanceEl hombre que ella soñó siempre y la mujer que él necesitaba unen sus vidas en una linda historia de amor, convirtiéndose en la pareja modelo a seguir...Un episodio fuerte ocurre en el auge de su matrimonio cuando su amor se ve forzado a pasar momen...