Exactamente eran las 21 de la noche, había llegado hace 6 horas para revisar quienes entraba y salían, cuantos eran y como me imagine eran bastantes pocos, y claro que malditos estúpidos o estúpidas eran como para meterse conmigo, este teatrito era claramente una nota suicida, además calculaba que no contaran que yo sabría donde estaba, este maldito lugar gritaba por los vientos,¨ he aquí estamos, unos malditos imbéciles suicidas, por favor mantennos de la manera más lenta y dolorosa posible '' y eso era justamente lo que iba a hacer.
Cambie de posición mis piernas ya que llevaba mucho tiempo en la misma posición y esa maldita sensación de cosquilleo me distraía, como sea de noche si o si tenía que ser, porque con el día no me sentía cómodo en cambio una noche tan fría y oscura como la de hoy, era bastante reconfortante.
Cada media hora cambiaban de vigilante, y eran exactamente seis. En estas 6 malditas horas que llevo mirando, cambiaron solo dos veces con caras diferentes después eran los mismos estúpidos. Pero que clase de chusma palurda o mejor dicho que clase de imbécil tenía tan poca vigilancia, su confianza llego hasta casi sorprenderme o tal vez era como yo pensaba, un imbécil con poco cerebro que pensaba con solo dos neuronas. Eran tres en el techo como francotirador y tres con metralletas vigilando la única entrada y salida, el lugar no tenía ventanas, bueno en realidad si pero estaban completamente cerradas, la luz de dos focos iluminaban la única entrada, y en ningún momento vi gente entrar o salir.
22 en punto, ya es hora.
Agarre mi bolso en el cual había incontables armas y sin falta mis objetos de tortura, claramente me traje artillería pesada. Tomé mi hermoso rifle TAC-50, un hermoso regalo por parte del difunto Damien, si hay algo que ese loco me enseñó fue de armas, amaba las armas no más que a mi madre claro está, pero eso no quitaba su amor o obsesión; no sé cual seria la puta diferencia; en fin no quitaba ''eso''por ellas, las coleccionaba, las cuidaba mejor que a Arseni y Grigori, les hablaba y cantaba, siempre dedicaba horas tras horas en armarlas y desarmarlas, limpiarlas con incontables productos, todas guardadas y almacenadas en su ''rinconcito de luz'' abajo en el enorme y sofisticado sótano, todos en la familia tenían prohibido acercarse, todos menos yo. Si bien mis objetos de tortura eran mis favoritos y las armas no, razón que siempre utilizaba para hacer enfurecer a Damien y divertirme a costa suya, porque siendo sincero con las armas la muerte era rápida o un poco dolorosa y a su portador les daban un poder inexistente sobre otra persona pero en cambio mis objetos de tortura eran de otro mundo, con ellos podías hacer incontables cosas y eran demasiado satisfactorias. Pero en este caso particular no podía desaprovechar e ignorar las clases ventajas que esos objetos me daban. Apunté justo en la frente del que estaba más alejado, y sin pestañas disparé, haciendo un perfecto agujero en él, me apresuré en cargarla de nuevo, ya que, pronto se darían cuenta, no pasó ni un segundo cuando el segundo lo notó pero no le di tiempo ni a abrir la boca provocándole otro perfecto agujero, por último le di justo en la nuca al único que me quedaba en el techo, estaba de espalda y no podía esperar a que volteara, cada maldito segundo contaba.
Parte 1, lista.
Pensé por un instante en hacer los mismo con los tres vigilante de la puerta pero se darían cuenta rápido, además que tenía que apagar las cámaras que apuntaban hacía la puerta de entrada, a paso lento me acerqué al primero que se alejó del grupo, tomé una piedra que había provocando la alerta de este y se alejara aún más, perfecto. Volví a caminar en cuando doblo la esquina trasera del lugar y estando de espaldas lo sorprendí tapando su boca, lucho un poco pero mi cuchillo cortó ágilmente su garganta, provocándome aquella gloriosa satisfacción, no me tomé el tiempo de hacerlo más tortuoso, como dije cada segundo contaba y tenía exactamente 20 minutos antes de que cambiaran de guardias y se dieran cuenta. Luego de esconder el cuerpo, me encaminé despacio hacía el frente del lugar, ambos se encontraban hablando y el que estaba enfrente al otro me vio, pero aún así no les di tiempo a nada, con mi arma detrás de mi espalda con dos tiros ambos cuerpo cayeron de bruces al suelo. con un pequeño aparato que coloqué lo más cerca de las cámara teniendo cuidado que no me apuntaran, las desconecté, perfecto.
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💀Anton Kuznetsov💀⚫
أدب المراهقينNuevamente me encuentro frente al espejo y me miro, observo cada parte de mi y pienso...¿Qué tan distinto soy a él? Con ella... no puedo serlo. Con ella nada me diferencia de él. Era el maldito rey del infierno. Y todos lo sabían. (*Parte ll de "los...