—Me has oído perfectamente, así que no intentes hacerte la desentendida —amenazó.
Di un paso hacia atrás, intimidada. Esa faceta suya no la conocía y no me gustaba nada. Me estaba asustando.
—Es que no entiendo de qué me hablas, Lisa.
Una sonrisa sarcástica apareció en sus labios durante un instante para después borrarse.
—¿Necesitas que te ilustre? Quizá te suene de algo tu bonito expediente académico.
Me puso frente a la nariz un sobre que tomé en mis manos. No podía creerlo. ¿Por qué tenía eso?
—Y qué quiere decir esto —inquerí igual de seria.
—Quiere decir que fuiste capaz de infiltrarte en mi empresa para provocar el indicente desde dentro.
—¿Porque tengo un historial que lo da a entender? Si revisas mi historial psicológico, podrás ver con claridad que en todos los resultados de los cuestionarios tiendo a ser inofensiva y se descarta la posibilidad de que sea capaz de hacer daño a alguien a menos que sea para defenderme. ¿Cómo pretendes que yo haga algo así?
—Tu defensa es pobre —escupió—. Ni siquiera te das cuenta de que no solo tengo esto de ti. También tengo conversaciones antiguas tuyas con un número desconocido. Y fotos tuyas caminando cerca del edificio incendiado; todo gracias a mi exnovia, Molly Kim. Curiosa casualidad, ¿no?
Todo en mí se detuvo. Estaba paralizada. ¿De veras Lisa sospechaba de mí? ¿Me creía capaz de una atrocidad así? Contuve las lágrimas y el dolor de mi pecho. La ansiedad no podía ganarme en ese momento. Debía aclararlo todo.
Y más debía ignorar que se había encontrado con su ex.
—Lisa. Es un sabotaje del verdadero culpable hacia mí. ¡Tiene que haber algo más que me libre de culpas! ¡Déjame ver esas pruebas!
Me apresuré a tratar de arrebatarle el sobre que, al parecer, contenía mucho sobre mí, pero Lisa se me adelantó y me dio un empujón que me hizo retroceder y caer al suelo de culo.
—No esperes que deje que *tú* destruyas esto —dijo haciendo referencia al sobre y señalándome con un dedo acusador—. Tú te vas a venir conmigo a comisaría.
—¡Comisaría, dices! ¿Te das cuenta de que me estás acusando y ni siquiera me estás dejando defenderme?
—No trates de manipular los hechos. Esta táctica ya me la conozco.
Y de nuevo no tuve ni idea de a qué hacía alusión. En su pasado la rompieron en mil pedazos, y lo lamentaba, ¡pero qué tenía que ver yo con eso!
—Lisa, podrás tratarme de insufrible, de dramática, de chillona, de llorica y de todo lo que quieras, pero nunca se me ha pasado por la cabeza mentirte.
Miró mis ojos fijamente durante unos segundos. Le imploré con la mirada que me escuchara y me creyera. ¡Todo aquello era un malentendido!
—Así que por ahí van los tiros, ¿eh? —se burló sin gracia—. Quizá solamente fingías. No me parece tan descabellado de pensar.
—Ni que fuera una psicópata —mascullé.
—No te quieras librar de culpas por eso, Rose. Tu expediente médico no lo tengo, pero está más que claro que capaz eres.
—¡Te repito que no padezco ningún tipo de trastorno de la personalidad!
—Y yo te repito que no tiene nada que ver. Aunque sí admito que me sorprende cómo puedes estar tan sorprendida habiéndome mentido en tantas cosas; quisiste jugar conmigo. ¿Sabes? A lo mejor fuiste capaz de ingeniártelas para engañar a los médicos y ocultarles lo maligna que eres en realidad. Una escoria.
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Infranqueable
FanfictionArya, que se está iniciando en el mundo de los negocios, es forzada por sus padres a fusionarse con una gran compañía; la empresa del gran imperio Manoban. Y allí, en Bangkok, conoce a la presidenta de dicha firma, Lalisa Manoban, tan impávida y tan...