■2■

355 32 2
                                    

Nico sintió el hechizo de Byre sobre el, intento luchar, pero no pudo, sus poderes se adormencen y por ende el, odiaba aquel hechizo, los otros dormían su cuerpo pero sus poderos no hacían que se despertara unos diez minutos después.

—Tengo que cuidarlo— murmuró Nico

—Y yo a ti, así que duerme— respondió Byre, con esas palabras Nico cayo dormido.

—¿Porque participa en esta guerra si nunca se supo nada de él?— pregunto Quiron viendo al adolecente dormido.

—El cazaba monstruos, navegaba por el mar, es un príncipe, cruzó por el tártaro por culpa de Cronos— Byre escupió el nombre —participó los últimos cinco años de la segunda guerra, vio morir a su primer amor, ha sufrido tanto.

—Pero no responde mi pregunta.

—Hay algunos dioses que saben de el, Poseidon cuida de él, su mejor amigo es Triton. Cuando le pregunto a Nico si pudiera cuidar a su hijo, el juro apesar de que Poseidon no le dijo que hiciera.

Nico se despertó después de que el drakon atacara, el hechizo hubiera durado más si no hubieran sido por aquellos sueños. Nico sacó su espada y convocó esqueletos para pelear, bloquea, ataca, ataque, heridas sangre. Todo eso vino y fue en aquel lapso, aquellas dos voces que lo torturaban, lo hacían sentir impotente.

"No pudiste evitar que tu hermana y tu hermana muriera, crees que alguien le importas" era la voz de Cronos combinada con la risa de Gea.

"Llegaste tarde y mate a tu hermana" dijo entre risas Gea.

"Toda tu familia muerta por un ser divino y aún así los defiendes?" Pregunto otra voz que no reconoció.

Nico negó, abrió una grieta para dejar que el esqueleto se fuera tomo su arco y espada, camino atravez de las sombras a donde estaba Percy.

—¿Es muy tarde para unirme a la fiesta?— pregunto Nico con su armadura completa por primera vez, una capa con una calavera, alas y una espada.

—Nieto—Cronos escupió en el suelo. —¿Amas tanto a la muerte que deseas
experimentarla?

—Tu muerte—señaló Nico —será grandiosa para mí.

-¡Soy inmortal, estúpido! Escapé del Tártaro. No tienes nada que hacer aquí, ni oportunidad de vivir.

—Yo también escape del tártaro dos veces— respondió Nico lanzándole una flecha.

Nico sacó su espada, el suelo retumbó. Aparecieron grietas en la calle, las aceras, los edificios. Manos esqueléticas se crisparon en el aire mientras los muertos se abrían camino hacia el
mundo de los vivos. Eran miles de ellos, y mientras emergían, los monstruos del titán se pusieron nerviosos y empezaron a retroceder.

-¡MANTENGAN POSICIONES!- Exigió Cronos -Los muertos no son rival para nosotros.

El cielo se tornó oscuro y frio. Las sombras se extendieron. Un áspero cuerno de guerra sonó, y mientras los soldados muertos formaron filas con sus pistolas y espadas y lanzas,
un enorme carro apareció en la Quinta Avenida. Vino a detenerse junto a Nico. Los caballos eran sombras vivientes, formadas de la oscuridad. El carro estaba incrustado de obsidiana y oro, decorado con escenas de muertes dolorosas. Sujetando las riendas
estaba Hades, Señor de los Muertos, con Deméter y Perséfone detrás de él.
Hades portaba una armadura negra y una capa del color de la sangre fresca. Sobre su pálida cabeza estaba el Casco de la Oscuridad: una corona que irradiaba terror puro. Solo el poder de Cronos y su autoridad evitaban que sus filas huyeran.

-Hola, Padre. Te ves...joven—dijo Hades con una sonrisa fria.

-Hades- Gruñó Cronos -Espero que tú y las damas hayan venido a comprometer su lealtad.

The Ghost King Donde viven las historias. Descúbrelo ahora