Rompiendo las reglas [ WangXian ]

capitulo 7

El silencio abrumador de aquella sala le tenía sofocado, el Pabellón de la Biblioteca era realmente aburrido para él. Cumpliendo con su castigo no tenía nada en que pensar, su mente estaba en blanco. Una simple carta había sido el motivo de aquello, una que siquiera había logrado salir del Receso de las Nubes; su espalda dolía por los azotes recibidos anteriormente, no pudo quedarse lo suficiente en la primavera fría para que se curaran las heridas, al menos tuvo la suerte de que Lan Xichen lo dejara estar a escondidas ahí por un momento.

Continuando con lo suyo y sin prestar mucha atención a su alrededor no notó como una alta figura de blanco se acercaba lentamente, escuchando su nombre de manera un tanto fría levanto la cabeza y su mirada se encontró con la de el actual líder de la secta, Lan Qiren. Los ojos del mayor le miraban severamente y un escalofrió recorrió su espalda.

- Líder de secta, ¿se le ofrece algo?

Aun con su dolor se puso de pie e hizo una reverencia como saludo, una mueca se formo en su rostro y la remplazó con una tenue sonrisa. Siempre con una excelente postura y buena educación. Se quedó en pie esperando la respuesta del mayor.

- Sabes lo que hiciste... el castigo no fue tan fuerte como debía serlo, no después de que rompieras una de las reglas mas importantes del clan.  

- No creo que...

- Silencio. "No relacionarse con el mal". ¿Qué es lo que realmente pretendías al enviar una carta a... a ese traidor?

Lan Jingyi se esforzó por no mostrar su disgusto al oír esas palabras, simplemente se limito a asentir levemente. No diría su verdadero motivo, nunca lo haría; el solo quería poder decirle a Lan Wangji como estaba su hermano, después de todo, según lo que le habían contado, ellos dos aun estaban en buenos términos, no creía que ya no le importara. Sin embargo posiblemente nadie pudiera leer con exactitud lo que decía, después de todo estaba escrita en un código, por llamarlo de alguna manera, que los Jades habían creado en su juventud.

- No es nada...

Su voz suave, sus ojos fijos en la persona delante de él y sus labios forzando una sonrisa de lado y presionándose entre sí para evitar que un pequeño quejido escape de ellos al sentir como la mano del mayor estaba sobre su hombro, justamente donde una de sus heridas se encontraba.

- Eres el próximo líder de la secta, debes comportarte como tal. Lan Xichen y Lan Wangji no son un ejemplo a seguir. Ambos se perdieron en un camino y ahora ya no pueden regresar, el mismo destino te espera si sigues con la idea de acercarte a ellos.

Lan Qiren retiró su mano del hombro del menor y empezó a caminar a la salida, no sin antes dedicarle una severa mirada con un toque de advertencia. Lan Jingyi solo volvió a sentarse en su lugar y observó como el mayor salía del Pabellón de la Biblioteca antes de desviar su mirada.

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La pálida piel del joven encarcelado solo hacia notar sus profundas ojeras bajo sus ojos. La suave luz de la luna solo le daba un aspecto más lamentable, un gemido de dolor escapo de sus labios al ser levantado de una manera brusca, los mismos discípulos que lo habían llevado hasta ahí ahora lo llevaban hacia la habitación principal donde logro divisar la tonalidad amarilla de una túnica. Antes de que pudiera levantar la cabeza fue soltado; sus piernas no pudieron sostenerlo e inevitablemente terminó cayendo, con un quejido intento incorporarse sobre sus brazos.

Siquiera el sabía como seguía vivo, habían pasado cerca de seis días desde que le habían encerrado, seis días en lo que apenas si pudo comer o beber algo. Vistiendo solo su túnica interior el frio era insoportable, su cuerpo temblaba y parecía a punto de desfallecer. Los dos discípulos salieron del lugar haciendo una reverencia, dejando solo a una tercer discípulo y los lideres Su y Jin.