Capítulo 9

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- Maldita ladrona, devuelve eso.

Una piedra golpeo la cabeza de la pequeña niña, haciendo que callera al suelo y soltara la bolsa que tenía en su mano. Viendo al comerciante que estaba a punto de lanzar otra piedra se cubrió la cabeza con sus delgados brazos para tratar de protegerse y cerro los ojos esperando por que el dolor se extendiera por su cuerpo.

- Pequeña, ¿te encuentras bien?

La voz de un hombre se escucho delante de ella, abrió lentamente sus ojos encontrándose con la leve sonrisa de un hombre vestido de negro que extendía su mano y en ella se encontraba la bolsita que momentos antes había soltado. Con desconfianza, estiró su mano para tomar aquel objeto para que después su mirada se desviase, susurrando un "Gracias"; observando al frente notó la presencia de otro hombre, vestido casi de la misma manera que el otro. En lo que los adultos hablaban decidió escabullirse para poder llegar a su destino. 

Sus delgadas piernas temblaban por el cansancio mientras corría hasta llegar a lo que parecía el resto de una pequeña casa en un estado deplorable. Una vez cruzo por el lugar en el que en algún momento hubo una puerta se dirigió a una de las esquinas. Sentado en el suelo, recargándose en una pared se encontraba un niño de unos trece años y junto a el dormido se encontraba otro de unos cinco años.

- Xue gege, hermano, volví.

La pequeña puso la bolsita que llevaba junto al mayor y comenzó a sacar unas cuantas hiervas, con cuidado las empezó a colocar en el abdomen del otro, cubriendo la profunda herida que tenía; se veía realmente mal y no sanaría solo con eso, la menor sabía que necesitaría de un cuido que no podría ofrecerle y sin embargo lo intentaba, pues de alguna manera gracias a ese desconocido su hermano sigue con vida. 

- Pequeña...

La misma voz de antes retumbó en sus oídos, vio como aquel hombre se acercaba levemente; el otro joven intento levantarse, siendo detenido por la menor, quien se puso delante ellos y miro fijamente a ese extraño hombre.

- No tengan miedo.

El hombre de negro pudo notar la herida en el mayor de los tres chicos, así como en una de sus manos había un dedo faltante. Retrocediendo un poco y viendo hacia afuera el hombre gritó.

- Lan Zhan.

Los ojos del joven se abrieron levemente de sorpresa al escuchar ese nombre, poco después también lo hizo su boca soltando un leve jadeo. Después de pasar tanto tiempo en las calles solía escuchar rumores sobre el Patriarca de Yiling, muchos de ellos en los que siempre iba junto con un desertor de la secta Lan, si no lo recordaba mal su nombre era Lan Wangji, aunque era mas reconocido por su titulo.

- ¿Han... Hanguang-Jun...?

Su voz tembló un poco, su mirada ahora estaba fija en los dos hombres que tenia delante de él. El frio semblante de Lan Wangji le hacia sentir intimidado, pero la sonrisa del otro era tan dulce y cálida que a pesar de todo lo que había pasado le hacía confiar, aun así en esos ojos grises podía ver algo mas allá de lastima.

- ¡Xue gege!

Ese grito lo devolvió a la realidad, vio como la pequeña niña que lo había llevado hasta ahí le hablaba repetidamente, una vez estuvo del todo consiente se percato que el niño que no hace mucho estaba durmiendo a su lado ahora estaba en los brazos de aquel sonriente hombre. La voz de este resonó en su cabeza. "¿Vendrás con nosotros?". El joven solo atinó a asentir con la cabeza.

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Rompiendo las reglas [ WangXian ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora