El Vertedero.

La Pena

La tristeza que se apodera de mí, cada vez que veo cosas que me trasladan a la pena, cosas insignificantes para algunos, cosas significantes para mí.
Cosas pequeñas, simples, que no tienen ningún tipo de relevancia para cualquier ojo, pero sí para el mío.
La pena que me invade, siempre que veo a una persona mayor sola; extrañando cada segundo de su existencia a su compañero o compañera de vida,  llegando a casa y encontrando el sillón de su amada o de su amado completamente vacío. Ver sus gafas encima del libro que nunca pudo terminar de leer. Estando eternamente en la misma página.
La pena que me invade ver a una persona tomando algo  o comiendo en completa soledad. Sin tener a un familiar a su lado, comentando que tan rico está el café o la comida que degusta, hablando de temas importantes como sin sentidos de la vida. Riéndose de un chiste malo, disfrutando de la compañía.
La pena que me invade ver a un perro o un gato vagar sin rumbo por las tétricas calles, buscando algo que comer para no desfallecer, buscando un refugio donde poder dormir seguro sin morir congelado. Desconfiando de todo ser humano que se le acerca, puesto que fue este quien lo condenó a la fría soledad y la tristeza mortificadora.
La pena que me invade al ver un vagabundo luchando por sobrevivir día a día, su mirada que irradia hambre, tristeza, mirada que pide ayuda a una multitud que ignora su existencia. Un ser humano, tirado en la calle, sin importarle a nadie.
La pena que me invade, ver a una persona siendo infravalorada y humillada por gente que quiere, el dolor que siente se palpa en el ambiente. Nadie merece sentirse así, nadie merece que lo traten así.
Quizá sea muy sensible, quizá me preocupo demasiado por cosas que yo no puedo controlar, y a veces, desearía poder hacerlo.
Pero, a veces, hay que saber lo que es la tristeza, para valorar la felicidad.
Hay que saber lo que es la soledad, para valorar la compañia.
Saber lo que es el dolor, para valorar el gozo.
Quizá, lo que me da pena, es que realmente necesitamos que nos quiten algo, para saber valorarlo... Y a veces, es muy tarde para recuperarlo, y otras veces nos damos cuenta tarde.