XII. Anís estrellado y Miel ㊙

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XII – Anís Estrellado y Miel

Tenten estaba recostada al borde del balcón de su recámara a media tarde, giraba entre los dedos una rosa sin espinas. Esa mañana había pasado por la floristería de Ino y nada más llegar, lo primero que se encontró fue el aparador de rosas vacío. No necesitó que la rubia le dijera que Neji había arrasado con toda la mercancía, bueno, casi toda. Un pequeño y triste ejemplar quedaba sobre la mesa, salvada por accidente o casualidad. Eso le hizo tanta gracia a la kunoichi que decidió pagar a su amiga por la flor olvidada. «¿Así que escapaste a la mirada perfecta de Neji?» pensó abriéndole los pétalos delicadamente con los dedos.

     De pronto cogió un pétalo y lo arrancó. Hinata decía que deshojar flores era divertido. Sería la primera vez que Tenten lo intentara.

     «Me quiere» dijo dejando caer el primero.

     «No me quiere» dijo dejando caer el segundo.

     «Me quiere» dijo dejando caer el tercero.

     «No me quiere» dijo dejando caer el cuarto.

     Entonces desistió de seguir hiriendo a la corona de la flor y suspiró. Esa rosa era demasiado bonita para matarla así. Le dio un beso, buscó un recipiente con agua y la puso a reposar en su mesa de noche, a partir de ahora le haría compañía. De cualquier forma, aquel era un juego tonto.

     «Ya sé que no me quiere».

(...)

     Ella estaba parada en el corredor frente al dormitorio de Neji, sin saber cómo lo pondría al corriente sin que él explotara más furioso que un volcán en actividad. Si no le decía, no agarraría el rollo, pero si le decía, entonces la iba matar. Se sintió consumida por la impotencia.

—No puedo estar aquí toda mañana —dijo finalmente arremetiendo contra la puerta—. Neji-niisan, buenos días, lamento mucho incomodarte, pero nece-necesito pedirte un favor gigantesco.

     Él descorrió la puerta, allí estaba Hinata, removiéndose en su lugar.

—Buenos días, Hinata-sama, ¿en qué la puedo...?

—Sí, al rollo —declaró cogiendo con una mano a Neji del cuello de la camisa y arrastrándolo fuera de allí. Él sintió que ella estaba temblando con violencia, al mismo tiempo percibió que el olor a anís estrellado y miel que se desprendía de su prima estaba más fuerte que nunca. Le llegaba igual que cuando metía la nariz en su cabello durante los pocos abrazos que se habían dado—. Necesito que me sigas el juego. Estoy realmente aterrada, ¿q-qué hora es?

     A Neji le preocupó que Hinata estuviera actuando como un conejito asustado de que lo enjaularan.

—Tómese un momento para respirar —pidió, pero apenas lo dijo ambos se tuvieron que detener en seco. Hiashi Hyūga estaba frente a ellos interrumpiéndoles la salida. La mano de ella liberó entonces la tela de la camisa de su protector.

     Hicieron una reverencia simultánea para presentar respetos al líder del clan.

—Me habían informado que te marchaste hace rato.

     Ella no se despidió en persona la primera vez para no fastidiar y ahora, el hombre creía que había regresado a buscar alguna cosa olvidada, no a intercambiar palabras con él.

—Padre —murmuró Hinata serenándose—. Te estaba buscando para despedirme apropiadamente. Me iré, serán pocos días, pero hubo un cambio de planes y quería... digo, quisiera que Neji-niisan me acompañara, ¿puede ser? Kurenai-sensei lo arregló todo con Might Guy y solo... s-solo...

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