III. Tres Manzanas ㊙

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Existían cosas peligrosas, ideas suicidas y luego estaba este asunto de cabrear a Neji, el deporte extremo favorito de Tenten. No sabía decir por qué aquello le parecía tan divertido. A lo mejor fuese porque era emocionante coquetear con el riesgo, desafiar a la suerte, tentar al destino. Por otro lado, tal vez se debía a lo difícil que era hacerlo perder la sangre fría. No podía remediarlo, sonrió; quizás solo era que se le hacia atractivo enfadado. Sea lo que fuese, era entretenido hacerlo irritar.

—Hey, ¿qué te parece si subimos la apuesta? —propuso la chica haciendo ver las senbon en sus puños—. Hago esto por Hinata, pero yo también quiero un favor.

—Te ves muy optimista para ser alguien que está a punto de perder —señaló Neji un tanto mosqueado por tener tres manzanas sobre la cabeza—. ¿Qué quieres? Habla.

—Que me debas un favor, ya veré cuando me conviene usarlo —negoció calculando la trayectoria de sus filosas y delgadas armas—. Si pierdo, aparte de deberte un favor cargaré con todas las cosas que quieras durante las próximas tres misiones, ya sean botines de guerra o herramientas.

—Acepto —dijo totalmente mordaz. Tenten lo le cargaba ni una aguja con hilo a Rock Lee, mucho menos a él. Era una oportunidad de oro.

—Neji-niisan... buena su-

—Ahora no, Hinata-sama, estoy ocupado.

    Tenten ejecutó a más de treinta metros un impecable disparo en línea recta, lo suficientemente fuerte como para derribar y clavar la manzana en el árbol tras Neji, pero también lo suficientemente preciso para no ocasionar daños ni dejar en mal estado a la fruta y con la velocidad exacta para que las otras dos manzanas no perdieran el equilibrio y no cayeran de la cabeza del chico. No sé podía esperar menos de una especialista en armas, y ese solo había sido el primer intento.

—¡Eso fue asombroso Tenten! —le aplaudió Hinata genuinamente contenta. Una destreza comparable a la de la chica solo la había visto antes en su querido primo.

—Siguiente —anunció ella.

    El próximo lanzamiento fue tan pulcro como el anterior, ni una sola imperfección en la trayectoria que clavó a su segundo objetivo contra el tronco.

—Si tan buena eres deberías intentarlo con los ojos cerrados —propuso Neji en un superficial intento de hacerla perder la calma—. Cualquier ninja mínimamente competente puede hacer esto con dos ojos y dos manos en uso.

    La chica, normalmente tan cabeza fría como él, no titubeó cuándo frunció el ceño e impulsada por el naciente coraje declaró:

—Desafio aceptado, Neji-niisan —Tenten se bajó con determinación la banda regulatoria al nivel de los ojos y preparó las senbon entre los dedos—. Qué sepas que no te haré daño, solo porque no me conviene.

—Inteligente de tu parte.

     Tercer y último tiro realizado —y Hinata fue testigo de ello—, con tan maravillosa exactitud que cualquier persona que no la conociera hubiese dicho que poseía algún tipo de Gekkei Gengakai relacionado con la ubicación espacio-temporal de los objetos y seres a su alrededor.

    Bastó con poner atención a su oído para hallar el golpe seco; sí, la última manzana había sido enterrada exitosamente contra la madera.

—¿Ni un cumplido, Neji? —preguntó divertida arreglando otra vez la cinta sobre su frente.

—No.

    Hinata daba pequeños aplausos en señal de respeto, sí bien era buena con los kunai o las shuriken, hasta el sol de ese día había sido incapaz de tener un dominio tan evidente con las senbon como la castaña, mucho menos para estarlas disparando a ciegas sin sacarle un ojo a alguien. Luego del juego le pediría a la compañera de su primo que le enseñara a hacer eso con los ojos vendados también.

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