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𝐈 𝐀𝐌 𝐓𝐇𝐄 𝐇𝐄𝐈𝐑ESS

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Las velas que flotaban sobre el Gran Comedor se cernían en plan acogedor sobre la nueva tanda de aspirantes a magos y brujas. Las pisadas torpes de los de primer año eran motivo de risa para los estudiantes de las distintas mesas. Detrás de ellos, las transferidas caminaban derechas entre las carcajadas con sus uniformes grises. En el centro, la princesa.

Maxine desconocía sentirse nerviosa. Después de haber sido expuesta en tantos importantes eventos reales y en situaciones riesgosas, comenzar en un nuevo colegio parecía pan comido para ella. Por suerte contaba con la compañía de sus dos mejores amigas a quienes persuadió en acompañarla para finalizar sus estudios en Hogwarts.

Y ahí se encontraban las tres féminas, destacando en altura junto a los de primer año, esperando a ser sorteados en una de las cuatro casas de las que el director Armando Dippet había presentado.

Maxine, luego de haber empujado unas cuantas cabezas, se encontraba al frente, tapando  la vista a unos cuantos niños. Quería asegurarse de tener una vista amplia de lo que sucedía a su alrededor. Con sus maños entrelazadas detrás de su espalda, escrudiñó a sus futuros profesores, estudiando sus gestos y deduciendo sus asignaturas mentalmente.

—¡Victoria Percivatti! —llamó en voz alta la mujer encargada de sostener el Sombrero Seleccionador. Maxine no tardó más de un minuto en saber que era profesora de Herbología, puesto que sus uñas tenían tierra y sus guantes de jardín sobresalían del bolsillo de su túnica.

La castaña se removió entre el grupo y caminó decidida hacia el pequeño banco del Gran Comedor. Se sentó erguida sabiendo de antemano el veredicto.

Victoria era una joven argentina de cabello castaño claro y ojos tan azules como el océano. Era algo baja para su edad, cosa que Maxine encontraba bastante tierno de vez en cuando (incluso atractivo), aunque  su actitud ponía los pelos de punta a cualquiera que se atreviera a mofarse de ella.

Siendo la primera amistad de la princesa, Victoria podía describirse fácilmente como la mezcla perfecta de brillo y destrucción. La joven argentina había vivido la Época Infame, de modo que casi por obligación se vio sometida a trasladarse a Brasil, sola, haciéndose valer por sí misma. Perversa e inteligente, era totalmente devastadora. La manipulación era su arma cotidiana de control. Sabía  cómo extorsionar para conseguir sus objetivos y no tener problemas por sus abusos.

Y esas cualidades no pasaron desapercibidas para Maxine, quien se dedicó a estudiarla un año entero para finalmente establecer un vínculo. Uno que hoy en día era más fuerte que nunca.

𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐈𝐆𝐇𝐍𝐄𝐒𝐒 | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora