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Advertencia: contenido sexual explícito

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DO NOT UNDERESTIMATE MY POWER

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America Julius corría por los pasillos más veloz que un atleta en el auge de su carrera. Su cabello rubio y lacio volaba detrás de ella mientras daba el último giro por el séptimo piso, decidida a buscar a la princesa en sus aposentos.

Al llegar a la pared, escribió con su varita la contraseña sobre la superficie y esperó a que la sala púrpura se manifestara ante ella. No le importó su intromisión a pesar de que ahora Bringstone tenía otro alumno, ni tampoco romper las reglas al colarse en otra Sala Común. Simplemente necesitaba ver a su líder y ponerla al tanto de la situación que acababa de presenciar.

El banquete había concluido hacía más de una hora. El castillo se encontraba silencioso, tenebroso incluso para la brasileña quien lo recorrió entero hasta el séptimo piso.

Para cuando su expresión alarmante entró en la sala, Maxine —quien se encontraba leyendo en uno de los sillones— brincó de su lugar al ver a su amiga tan consternada.

—¿Qué pasa? —dijo en voz baja, sabiendo que Toni se encontraba a unos metros, concentrado en sus millones de pergamino sobre criaturas mágicas.

La princesa revoleó el libro que estaba leyendo y se acercó al cuerpo agitado de America.

—Tom —farfulló ésta con el poco aire que tenía—. Lo escuché decirle a Thantos que vendría a verte esta noche. Luego lo seguí hasta un oscuro rincón de las mazmorras, donde una chica lo estaba esperando. Se trataba de la misma mujer que había visto en mis visiones, Max. Aquella que te nombré en mis cartas cuando traté de rastrear a Tom. Aún recuerdo su voz, sus ojos, incluso el bosque que los rodeaba. Pero ese no es el punto. He escuchado su reciente conversación y... —se detuvo en seco, no muy segura de poder recitar lo que había captado—. Creo que será mejor que lo veas tú misma.

El aroma a flores se intensificó cuando America Julius se acercó a la heredera, tomando de su nuca y obligándola a que sus frentes chocaran y reposaran suavemente una contra la otra.

En ese momento, Maxine supo que la Slytherin buscaba mostrarle el recuerdo de lo que había visto. La princesa le echó un último vistazo a Miyazaki en el otro extremo de la habitación, pero éste seguía sumergido por los encantos de las bestias mágicas de sus papeles.

𝐘𝐎𝐔𝐑 𝐇𝐈𝐆𝐇𝐍𝐄𝐒𝐒 | Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora