Noche de tormentas

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              HANNAH
Algo extraño ha estado pasando estas últimas semanas. No sé por qué, pero siento que Jan me observa más de lo normal, como si intentara descubrir algo y eso me hace sentir nerviosa.
Estoy acostada en el suelo de mi cuarto escuchando a BlackPink a todo volumen mientras resuelvo sistemas de ecuaciones de 3 con 3. Odio la matemática, la odio con todas mis fuerzas, pero como no la puedo borrar de mi vida ni del programa académico pues tengo que ponerle emoción al estudio. Por lo tanto pienso que cantar, o hacer el intento de cantar, a voz en grito “playing with fire” mientras estudio, es la mejor solución.

- Dios mío Hannah, ¿A quién tratas de torturar con esa voz tan espantosa?¿O es que te sientes mal y esa es tu forma de quejarte? - dice Jan que ha entrado sin darme cuenta.

Mi lapicero aterriza justo en su frente haciendo gala de mi buena puntería. Le duele y me alegro.

- Yo no canto tan mal, no seas envidioso - le digo fingiendo indignación.

- Por supuesto, no cantas mal, solo que no se oye bien. ¿Qué haces? Aparte de torturar mis oídos con esa música tan alta, claro.

Quito la música de mi móvil y le enseño mis deberes de mates casi terminados.

- ¿Y tú Jan, qué haces a parte de criticarme?

Él se queda en silencio mirándome con un no sé qué en los ojos. Abre la boca y la cierra un par de veces, como si qusiera decirme algo. Se queda tranquilo, como meditando, luego vuelve a mirarme con decisión y un brillo de curiosidad casi ansiosa en sus ojos.

- Hannah, tengo algo muy importante que decirte.

Me mira con tanta intensidad que siento como mi corazón se acelera.

- Hannah - me dice mientras se acerca y toma mi rostro entre sus manos - Tengo novia.

Mi corazón se paraliza y siento como la tristeza me invade de pies a cabeza. No se lo que esperaba que Jan me dijera, pero sin dudas no era esto.

- Ya veo entonces tienes nueva novia. Te felicito, supongo - le digo mientras cierro la libreta y los libros y los acomodo en la mochila.

- Bueno, la verdad no es tan así - me dice sonriendo de una forma extraña, como si supiera algo que yo ignoro - Me gusta una chica. Tú la conoces muy bien. Quiero que me ayudes a conquistarla, quiero que sea mi novia.

Me levanto del piso y voy hacia mi clóset en busca de ropa. Tomo lo primero que veo y voy al baño a cambiarme. Cuando salgo veo a Jan recostado a la pared esperándome.

- No pareces muy emocionada, al contrario.

- Mira Jan, me alegro mucho por ti, pero no cuentes con mi ayuda.

Camino en dirección a la puerta, necesito salir, coger aire.

- ¿Vas a salir?¿Y los deberes?

- Los terminaré después - digo dejando atrás a Jan, que, a juzgar por su expresión, parece disfrutar de alguna especie de broma a la que no le encuentro la gracia.

Camino por calles y calles y sin darme cuenta me encuentro frente a la casa de Camila. Toco el timbre y en menos de un segundo estoy rodeada de mis mejores amigas que, como por arte del destino, estaban reunidas en casa de Cami.

- ¿Estaban aquí todas y no me dijeron nada so feas? - las acuso.

- Te íbamos a llamar amore mío, pero ya que estás aquí.... Suéltalo.  ¿A qué se debe esa carita de entierro que tienes? - pregunta Kiara.

- Es Jan, le gusta una chica, dice que yo la conozco bien y que quiere que yo lo ayude a conquistarla. Y él me lo dice así, como si nada, tan feliz de la vida. Fue a mi cuarto solo a soltar la bomba. A mí no me molesta que tenga novia, para nada, pero todo esto no me gusta nada. No me cabe en la cabeza que...

Mi princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora