Odio mejor que tristeza

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                   HANNAH
Creo que he aumentado 10 kilos desde que hago "terapia ocupacional" con las chicas. Bueno, no hay que exagerar, pero me siento como si en estos días hubiera asaltado una hamburguesería después de las 8:00pm. Como sea, eso es mejor que estar en casa y respirar el ambiente tenso que hay.
Papá nos mira extraño todo el tiempo y hace muchas preguntas, estoy segura de que él sospecha algo y eso me pone los pelos de punta.
Mi madre está insoportable desde mi desmayo. Se levanta cada día muy temprano y me obliga a comer y para colmo me prepara merienda para llevar al instituto, me trata como a una niña de primaria.
Charlie sigue buscándome a diario, yo lo dejo, en estos momentos necesito su presencia, aunque no me basta.
Mi vida se ha vuelto una rutina. Levantarse, ir al insti con Charlie, hablar un rato con las chicas, clases, ensayo, volver a casa, encerrarme en mi habitación y salir de allí solo para lo necesario. Nada más.
Esto es agobiante.
Es martes, no tengo planes, como de costumbre. Estoy tirada en la cama pensando en las musarañas y escuchando a Alan Walker, mi DJ favorito. Su música es estruendosa, fuerte y parece tener vida  propia. Con “faded” sonando a todo volumen consigo dejar mi mente en blanco, la música electrónica siempre me calma.
De pronto escucho el timbre de la puerta. No hago caso, alguien ya abrirá. Insisten, insisten....¿Es que no hay nadie aquí?.
Con mi cara más amargada arrastro los pies hasta la puerta, la abro y frente a mí está una de las personas a las que menos aprecio le tengo y sin duda a quien menos esperaba ver aquí: Gia.

- ¿Qué haces aquí? - es mi saludo.

- Hola para ti también dulzura. ¿Tu hermano está?

¿Qué demonios está pasando?¿Por qué aparece esta de repente si ellos ya no tienen nada que ver?  A menos que...

- No lo sé - respondo.

- ¿Gia?¿Qué haces aquí? - y aquí está Jan haciendo acto de presencia justo cuando iba a despacharla.

- Vine a verte amor. ¿Me dejas pasar o me tendré que quedar fuera mientras hablamos?

¿Amor? Espera, no entiendo nada. Gia le dijo "amor" pero ellos ya rompieron.

- Claro pasa. Vamos a mi cuarto, allí estaremos más cómodos. - dice conduciéndola hacia el interior de nuestra casa.
 
Me quedo allí parada como una idiota esperando dar con una explicación lógica a todo esto pero no me gusta nada todo lo que se me ocurre.
Cierro la puerta y enciendo la televisión, le subo el volumen casi al máximo, quiero que sepan que estoy aquí. Cambio los canales a cada segundo, no hay nada que llame mi atención. Estoy inquieta. Necesito saber de qué rayos están hablando y sobre todo necesito saber a qué se debe la visita de esa víbora.
Lentamente me levanto del sofá y camino con pasos leves hasta la puerta del cuarto de Jan. Sé que está mal escuchar detrás de las puertas pero mi ansiedad me supera. Sus voces se escuchan bien, oigo las risitas de Gia y...y..¿Eso fue un gemido? No, no puede ser.
Ante mi desesperación por saber qué estaba pasando dentro, me recuesto a la puerta, esta cede y casi caigo en el piso. La puerta no estaba cerrada.
Me niego a creer lo que ven mis ojos. Gia está sentada a horcajadas sobre Jan, sin blusa.

- ¿Es que no te enseñaron a tocar la puerta niña? - me grita Gia.

Yo estoy paralizada. Siento como si millones de engranajes empezaran a rodar en mi cabeza. “Aquí tienes la respuesta que tanto estabas buscando. Tú, solo fuiste un juguete en sus manos”.
Casi puedo escuchar el sonido de mi corazón rompiéndose en millones de pedacitos.
Salgo de allí, corro y sé que Jan corre detrás de mí.

- ¡Hannah! - me llama - ¡Hannah espera, déjame explicarte! ¡HANNAH!

Yo lo ignoro, corro, corro y sigo corriendo. Lo odio, lo odio, por Dios como lo ODIO. Lloro lágrimas de dolor, de rabia. Me utilizó, solo se divirtió conmigo mientras yo lo amaba con todas mis fuerzas. Yo no imaginaba que él podría hacer algo así y menos conmigo, la hermana a la que tanto dice querer, puras mentiras. Todo el teatro y el supuesto enfado porque estaba saliendo con Charlie era mentira. ¡Qué estúpida soy! Pensé que él era diferente pero ahora me doy cuenta que él está cortado con la misma tijera que los demás hombres.

Mi princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora