• . ˚ * ━━ 𝐓𝐑𝐎𝐔𝐁𝐋𝐄
❝Irresponsables y arrogantes. ¡Están hechos el uno para el otro!❞
Cuando el chico más problemático de todo Hogwarts encuentra a Amelia Sinclair en una situación complicada, ella no tiene más remedio que ceder a su chantaje...
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【 CAPÍTULO CATORCE 】 FIN DE LOS PROBLEMAS
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31 DE OCTUBRE DE 1981
LO ÚNICO QUE AMELIA deseaba estaba prácticamente a su alcance. La única cosa que quería de verdad, que llevaba años deseando disfrutarlo eternamente, era tener una vida larga y feliz. No pedía nada más, tan sólo quería continuar junto a James y Harry todo el tiempo posible, siendo una familia feliz. Desafortunadamente, los sucesos que el periódico El Profeta anunciaba diariamente le quitaban las ganas de levantarse por las mañanas con una sonrisa.
Amelia observaba a Harry dormir en su cuna pacíficamente mientras pensaba en los asesinatos de muggles y de personas que mantenían contacto estrecho con muggles, todos ellos causados por mortífagos. Le encantaba ver a su pequeño hijo dormir debido a lo tranquilo y dulce que se veía, pero tantos pensamientos negativos la distraían y provocaban que frunciera el ceño y apretara su agarre en la cuna de madera.
—¿Ya está dormido? —preguntó alguien a sus espaldas de repente. Evidentemente se trataba de James, porque nadie más estaba en la casa, pero aún así Amelia se asustó hasta tal punto de saltar con una mano sobre su pecho. James rió levemente mientras pasaba una mano por su cabello despeinado—. Vaya, te asusté. Deberías haber visto tu cara.
Amelia le dio un golpe juguetón en el brazo y le indicó que se callara para no despertar a Harry.
—Me diste un susto de muerte —se quejó ella, incapaz de ocultar una sonrisa. Se aclaró la garganta y lo miró con una mueca en su rostro—. ¿Qué haces aquí? Pensaba que ya te habías dormido.
James comprobó que Harry continuaba dormido en su cuna antes de dar un paso al frente y mirar de forma coqueta a la rubia. Sacó las manos de los bolsillos de su pantalón y las posó con delicadeza en la cintura de Amelia para tirar de ella levemente hacia sí mismo.
—Bueno, pensé que podríamos hacer otra cosa juntos —susurró él muy cerca de su rostro, acompañado de un guiño de ojo que consiguió acelerar el corazón de Amelia.
—Oh, es una idea genial —dijo ella siguiéndole la corriente. Posó sus manos en la nuca de él y acarició su cabello oscuro. La idea de estar cerca de James como ya habían hecho anteriores veces le atraía demasiado en esos momentos; necesitaba dejar de pensar en los tristes sucesos del periódico—. ¿Estás pensando lo mismo que yo?
—Pues claro —respondió con energía—. ¿Te acuerdas de esa película muggle que comenté el otro día? Podríamos verla y...
Recibió otro golpe en el brazo, pero aquella vez siendo más fuerte. Amelia miró con incredulidad la sonrisa divertida que apareció en los labios de James.
—Yo pensaba en otra cosa —repuso ella con desánimo.
—Sólo bromeaba —dijo James, apretando el agarre en su cintura para juntar más sus cuerpos—. Eso que dices lo podemos hacer después de ver la película.
