• . ˚ * ━━ 𝐓𝐑𝐎𝐔𝐁𝐋𝐄
❝Irresponsables y arrogantes. ¡Están hechos el uno para el otro!❞
Cuando el chico más problemático de todo Hogwarts encuentra a Amelia Sinclair en una situación complicada, ella no tiene más remedio que ceder a su chantaje...
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【 CAPÍTULO DOS 】 DIEZ PASOS PARA SER AMADO
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EL RUMOR DEL pequeño incendio en las gradas de Slytherin en el campo de Quidditch no tardó en difundirse por todo Hogwarts. No había ni un solo alumno que no estuviera al tanto de lo sucedido. La mayoría estaban fascinados por la valentía de la persona que había hecho tal broma y lo tomaban como una especie de hazaña heroica; a otros simplemente les daba igual y a los miembros de la casa de las serpientes sólo les importaba averiguar quién había sido para darle su merecido. Pero claro, nadie tenía ni idea de que Amelia Sinclair estaba detrás de todo esto.
Eso, en parte, la alegraba. Nadie sabía quién provocó el fuego, ni siquiera la desesperada profesora McGonagall o el sabio director Dumbledore. Todo iba sobre ruedas para Amelia; no había recibido ninguna carta sorpresa de sus padres y tampoco estaba castigada. Estaba bien, pero ella no podía evitar pensar en el precio que tenía que pagar.
Casi no podía mirar a Lily a la cara. En la Sala Común de la torre de Gryffindor, mientras la chica pelirroja hablaba alegremente de la buena nota que había recibido en su trabajo para Slughorn, Amelia mantuvo la mirada puesta en cualquier lugar que no fueran los ojos verdes de su amiga. Lily siempre había detestado a James Potter y la rubia se sentía como un traidora por aliarse con él. Pero es que las causas lo requerían.
—Tierra llamando a Lia —dijo Lily con una voz extraña totalmente fingida mientras pasaba una mano delante del rostro de Amelia, en busca de que reaccionara.
La chica abrió los ojos y giró su cabeza hacia ella, asustada. Cuando se dio cuenta de que sólo era su amiga, suspiró y volvió a echarse cómodamente en el cálido sillón.
—Habías desconectado —comentó Lily.
—Seguramente está pensando en quién la superó —habló Marlene, que se encontraba sentada a su lado y comía chocolate tranquilamente—. Lo del incendio de las gradas de Slytherin fue genial. Es una pena que no se te ocurriera a ti la broma, Amelia.
La nombrada se sentó en vez de permanecer echada. Sus facciones formaron una mueca, pensando en las palabras para decirle la verdad a sus amigas. Después de todo, no podía mentirles.
—En realidad, fui yo.
Lily y Marlene dejaron lo que estaban haciendo y giraron sus cabezas automáticamente hacia ella. La pelirroja tenía una cara de susto increíble, pero la otra chica la miraba con completa admiración.
—¡Eso es maravilloso!
—¡No, Marlene, no lo es! —espetó Lily con enfado. Amelia pudo fijarse en que sus mejillas enrojecían por el enojo y se volvían del color de su cabello—. ¡Alguien podría haber salido herido! Has destruido las gradas enteras. ¿En qué pensabas? Oh, por Merlín. ¿Cómo hago yo ahora para ocultárselo al director Dumbledore? ¡Soy Premio Anual!
