Capítulo 7

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-¿Por qué te metiste en una pelea?- dijo Trevor con un tono de voz duro y una mirada furiosa al igual que las chicas, menos mal que las miradas no matan porque desde hace mucho estuviera muerta.

Si tan solo me hubiera levantado cinco minutos antes de que llegarán, no estaría escuchando un regaño por parte de los tres. Los golpes ya se están empezando a desvanecer excepto por el golpe en mi pómulo que solo ha bajado un poco el color intenso que tenía.

- Eso no importa, ya todo paso- dije levantándome de la cama.

- Dejemos hasta aquí el tema, pero no te metas en más peleas- dijo Desa un poco enojada.

- No prometo nada

- ¡KOLETTE!- grito Kaia mientras me sentaba frente a la peinadora.

- Tu lo que quieres es dejarme sorda y está bien no me voy a meter en peleas, así quédense tranquilos- dije mirando a los tres.

- Más te vale, bueno chicas me largo para que puedan arreglar a este pequeño demonio- dijo Trevor, ocasionando que abra mi boca claramente indignada por su comentario, antes de poder protestar él ya estaba cerrando la puerta.

- Me las va a pagar- susurre

Después de eso me metí a bañar, abrir la llave de la ducha y me metí en el chorro de agua fría logrando que se me quitara el sueño. Apenas si dormí una hora y estuve toda la noche con un insomnio terrible ya que al mínimo ruido se me quitaba el sueño y no podía seguir durmiendo.

Salí de la ducha, me puse mi ropa interior y me coloqué el vestido negro que me dejaron las chicas en el baño, salí y me senté en la peinadora para que Desa y Kaía pudieran maquillarme y peinarme. Esto me resulta realmente incómodo, nunca en todo lo que llevo de vida tuve alguien que me hiciera todo, siempre era yo sola y en contadas ocasiones necesite ayuda de mis abuelos.

-Lista- dijeron al mismo tiempo y me mire al espejo, tengo un maquillaje sencillo, aunque un poco más oscuro y en el cabello un moño en lo alto de mi cabeza, les agradecí y salí de la habitación.

Empecé a caminar sola ya que a Trevor se le ocurrió la grandiosa idea de dejarme a mi suerte en este inmenso castillo para que aprenda a guiarme y no perderme, pero al grandísimo idiota se le olvidó decirme a dónde tengo que ir. Y aquí estoy perdida sin saber en qué parte del castillo me encuentro, lo único que veo son puertas y cuadros más nada.

Veo una puerta abrirse y me acerco la más rápido posible, tal vez tenga suerte y sea una empleada y me pueda decir en qué parte del castillo estoy, pero antes de llegar escucho música proveniente de un cuarto, mi curiosidad es más grande y me acerco, al llegar veo la puerta entre abierta. El cuarto es amplio, con paredes de color azul cielo y muchos instrumentos tanto colgados como en el piso, en medio está un piano y sentada frente al piano la princesa Katrina tocando y cantando.

Vaya tiene una voz preciosa.

Ella al terminar sin poder contenerme aplaudí ella abrió los ojos asustada pero después se tranquilizó.

-¿Que haces aquí?- dijo con un tono de voz suave, en las semanas que llevo aquí es la primera vez que la oigo hablar y en persona su voz no suena chillona como cuando habla en la televisión.

- Lo siento, es que me perdí y escuché música me acerqué y te vi, por cierto, tocas y cantas precioso- dije dándole una sonrisa.

-¡Gracias! Anda acércate y si quieres te puedo enseñar- dijo dando una sonrisa sincera, sin más me acerqué y me senté a su lado

- Olvídalo lo mío no es tocar ni cantar, la verdad se me da del asco- gracias a mí comentario soltó varias carcajadas y pasado unos minutos me uní a ella.

Seleccionada para la corona (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora