Lumity
Amity, sin importarle estropear aquel libro, lo cerró y arrojó al piso. Estaba harta de leer historias ajenas, romances que no le pertenecían.
«Odio tanto amarte como te amo, Lucía Noceda».
Con una botella de vino semi vacía en la mano, comenzó a deambular por la estancia, intentando no pensar en la única cosa que ocupaba su mente desde hacía días: su novia a kilómetros de ella, en otra ciudad, tan ocupada que apenas había podido hablar con ella.
¿Cuándo se había vuelto tan débil para permitir que la distancia se tornara en abstinencia?
Cuando dejó que Lu se convirtiera en una adicción, claro.
«Solo serán dos semanas, mi amor» había dicho, dándole muchos besos, suficientes para soportar su ausencia.
Solo dos semanas.
Amity recorrió con dos dedos la curva de su cuello donde ella le había dado algunos besos, aún con sus fantasmas sobre la piel, y relamió sus labios, pero el sabor a chocolate con leche ya se había desvanecido de su boca.
Esa última noche habían estado conversando en su habitación mientras veían una película y el mundo afuera era un diluvio.
«Amo las noches así» había dicho ella, con leche achocolatada manchando sus mejillas. Amity escuchó el latir de su corazón. Ella era feliz en ese momento, y ella, que quería que siguiera siendo feliz, no fue capaz de decirle cuánto la extrañaría.
Sus pasos subieron las escaleras sin ánimo, sus ojos dorados buscando otra cosa para limpiar. «Cuando regreses mi amor, no encontrarás una sola mota de polvo». Abrió la puerta de la habitación y se dejó caer en la cama. Con Lu o sin ella, su horario de sueño era un total desastre. Cerró los ojos.
Esa última noche, ella la había besado.
La película y el chocolate se habían terminado, la tormenta había empeorado, y ella simplemente había besado su frente. «No estés triste, mi amor, volveré más pronto de lo que imaginas» le había dicho, percatándose de los sentimientos que era incapaz de ocultar.
Y entonces había roto en llanto.
Porque la extrañaría.
Porque tenía miedo de estar sola tanto tiempo.
Porque la ansiedad ya se había apoderado de ella.
Porque era una estúpida con dependencia emocional.«Volveré, te lo prometo, volveré» le había dicho, abrazándola muy fuerte. «Voy a volver mi amor».
Y luego la había besado otra vez, en la frente y la nariz, cuando su llanto había cesado.
ESTÁS LEYENDO
Enemies To Lovers - Boschlow & Lumity OneShots
RomanceA Boscha le gustan las rosas rojas, y a Willow le encantaría darle un ramo. Ella se ve linda con lentes, Boo tal vez también. A la primera le atraen los sustos, y a la otra los fantasmas. Boscha aún no sabe lo que siente, pero Willow sí. Enemies To...