Capítulo 16: Neville

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Habían pasado tres días ya desde su llegada a casa de los Nott, el castaño parecía sumergido en sus remembranzas. ¿Qué pasaba con el pasado de Theodore y qué le había tocado vivir?, eran preguntas que se hacían una y otra vez entre luces y sombras, parecía lejano de todo aquello que le rodeaba. Podía notar los vestigios de tristeza en cada esquina de la casa.

Siempre había percibido algunas emociones de las personas, le recordaba a su abuela cuando su tío falleció. Llevaba unos pocos días notando el cambio de atmosfera en la casa, parecía como si escuchara sus dolidos murmullos, que Theodore nunca había pronunciado o hacer notarlo.

No comprendía qué estaba ocurriendo, y eso le encrespaba.

Se supone que Neville se sentía feliz por estar en un lugar diferente, tenía todo un paraíso de plantas. Pero notaba la tristeza inmensa en que estaba sumergida la casa de los Nott. Sabía bien que Snape era uno de los tutores del castaño, y Neville, con su miedo irracional hacia el profesor, estaba evitando al pocionista. Estaba seguro que en la casa había un par de habitaciones ocultas, en donde el maestro de pociones pasaba todo el día. Al otro tutor, solo le había visto una vez, se trató del primer día en que quedó enlazado al Slytherin.

Parecía que ellos estaban muy pendientes de él, pues podrían dejarlo solo sin problemas en Nott Manor, pues Theodore era el único heredero del lugar. Mientras entraba a la casa después de un día completo en el invernadero, algo le hizo detenerse.

Una especie de magia, una muy llamativa parecía querer robarle su atención. Lo descubrió muy pronto, venía de una puerta, colocó una de sus manos en el pomo de la puerta, con temor a ser descubierto por el dueño de Nott Manor, respiró hondo, rogando a Circe, Merlín y todas las entidades mágicas que pudo recordar.

Giró la puerta, sin mirar atrás, haciendo hincapié de una de sus cualidades, misma por la que fue sorteado a Gryffindor al inicio de su aventura escolar en el colegio. Se encontrase con una habitación intacta, demasiado ordenada y limpia, como si un elfo o alguien se encargase de limpiarla todos los días.

Miró el cuadro de una hermosa mujer, que llevaba un vestido de seda, se notaba que ella tenía mucha sal en los bolsillos*, pero lo que inmediatamente llamó su atención fueron el resplandor de sus ojos. Verde oscuro.

Idénticos a los de Theodore Nott. Se acercó con cuidado cuando notó que había una inscripción, una placa cuadrada y pequeña que tenía un nombre, Emma Nott.

-Emma Nott -repitió lentamente, como si el nombre fuera un presagio de algo malo que pudiese pasarle al solo pronunciarlo.

-Mi madre -escuchó una voz desde la puerta.

Retrocedió asustado, se hubiese caído al suelo, si Theodore no le hubiese alcanzado en ese instante en que perdió el equilibrio al ser atrapado en ese lugar. Al contrario de lo que pensaba, Theodore lucía tranquilo, como si hubiese esperado que encontrase el lugar, aunque no sabría decir con exactitud que estaba pensando realmente el castaño de ojos verdes.

-Yo... ummm... perdón si...

-Está bien Longbottom -le contestó el castaño, mientras Neville notaba que escaneaba con la vista la habitación.

-¿Qué... que pasó con... con... con ella? -preguntó nervioso.

Notó entonces la oscuridad que se acrecentó en sus ojos de color verde oscuro. -Un hechizo le alcanzó. -Theodore no le respondió nada más.

Le observó caminar hacia la puerta, Neville pensó que era un buen momento para irse del lugar; salieron al mismo tiempo de aquella habitación llena de recuerdos. Y Neville...

Y Neville se quedó con una curiosidad abrumadora.



* La expresión de tener sal en los bolsillos se refiere a la riqueza.

I like it (Theville)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora