015.

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La luz de una mañana brillante llenaba de forma tenue y natural una elegante oficina de paredes oscuras y mueblería costosa a través de aquel gran ventanal tras el gran e imponente escritorio de madera color caoba. El olor a incienso y café predominaba en la gran habitación de persianas de madera recogida, la combinación de olores llegaba de forma agradable a los sentidos de aquel relativamente bajo rubio de piel pálida y perfecto traje gris, ese mismo que admiraba con ambición y orgullo la ciudad desde la misma ventana por la cual se colaba el sol, dándole la espalda a la puerta también oscura perfectamente cerrada por él mismo.

Una de sus manos estaba tras su espalda, la otra sostenía su teléfono contra su oreja, una llamada estaba siendo procesada y eso de igual forma no era impedimento para tener un pequeño momento de paz.

Tres repiques fueron suficientes para recibir una respuesta afirmativa al otro lado de la línea.

一¿Terminaron? 一Cuestionó en voz naturalmente ronca, sonando intimidante y firme para todos aquellos que lo escucharán por primera vez.

Estamos verificando las decoraciones, señor Min.

一Perfecto. ¿Qué hay de los invitados? 一Consultó el hombre con tranquilidad, cambiando el peso de su cuerpo de su pie derecho al izquierdo, balanceándose con calma.

Árboles, plantas de su impecable jardín, pequeños insectos que vivían por los aires... Desde allí podía apreciar la calle de perfecto asfalto negro, la vereda de concreto gris, los cables que transportaban la corriente que mantenía vivo el brillo artificial de la región y gran parte de los edificios más abajo en el centro de la ciudad, aquellos que no se podrían comparar en precio jamás a su humilde mansión subiendo la colina.

Todos ellos confirmaron asistencia, llegarán en una hora.

一¿Todos ellos? 一Repitió el rubio a modo de pregunta, subiendo una de sus cejas de forma inconsciente.

Casi todos... 一Se corrigió el informante posterior a aclarar su garganta一, su hijastro no responde, la línea dice que el número es incorrecto o no existe, tampoco respondió el correo que le enviamos ni ninguna de las llamadas del señor Choi.

El mayor rió, disfrutando de la vibración que hacía su garganta.

¿Dónde estaría ese mocoso? Se preguntaba el rubio con ironía y burla. Probablemente en alguna habitación barata de hotel, bebiendo hasta ahogarse, quizás se habría vuelto fumador en ese par de meses en los que se largó, música deprimente, poemas sin sentido... Conociéndolo ya habría intentado tirar sus pertenencias por mero orgullo, intentando recuperarlas después al notar que era un jodido miserable. Sin casa, sin novio, sin trabajo, sin amigos...

La idea era tentadora para ser recreada en algún drama deprimente.

一No te preocupes por él, no es importante de todas formas 一murmuró para sí mismo antes de respirar hondo一. Buen trabajo, Taemin-ssi, puedes tomarte el resto del día.

No puedo, señor Min 一respondió el más joven con una pequeña risa nerviosa一, tengo que ayudar en los preparativos de la boda, tampoco puedo dejar al equipo sin supervisar.

一Entonces ven a mi oficina luego, te daré un cheque extra 一aseguró con amabilidad, sonriendo cuando recibió una respuesta afirmativa y agradecida por parte de su subordinado一. Avísale a Seomin que llegaré pronto... Muchas gracias.

Dicho eso colgó, suspirando con pleno alivio para después guardar su costoso teléfono en el bolsillo de su saco y ladear su rostro para continuar admirando el horizonte cubierto en una vista urbana de la ciudad de Seúl. La vista era preciosa, simplemente relajante para sus oídos regularmente aturdidos o manos lastimadas. Entre todo el dinero que pudo haber invertido en algo alguna vez, Min estaba cada vez más seguro de que aquella casa en la capital sería de sus mejores inversiones, por muchas razones, pero la vista desde su oficina era una de la principales y más importantes.

「 𝗖𝗼𝗻𝘃𝗲𝗻𝗶𝗲𝗻𝗰𝗲 𝗌𝗍𝗈𝗋𝖾 」» TyunningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora