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Cheryl prepara el expresso de Matthew y se lo lleva a la mesa número uno, tratando de no tirar nada en la bandeja y mucho menos al suelo

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Cheryl prepara el expresso de Matthew y se lo lleva a la mesa número uno, tratando de no tirar nada en la bandeja y mucho menos al suelo.

—¿Nerviosa por lo de esta noche?

—Ni un poco—coloca el café en la mesa—, ¿qué tu si?

—En lo absoluto, querida contrincante, ¿ves? Ni siquiera sudo.

Cheryl regresa a su puesto rodando los ojos, mientras continua con las demás órdenes. Iniciaba a preocuparse por el señor Donald, que ya lleva días sin aparecer por la cafetería, aunque más tarde toda esa preocupación desaparece cuando el señor muy sonriente pide chocolate con menta.

Había decidido terminar de comprar un par de cosas para su familia y aunque no tuviera del todo decidido hacer acto de presencia, sabía que al menos debía de tener los regalos por si se le ocurría algo. Llega al parqueo del café para dejar los obsequios, además tenía que ir a parquear a otro lado, antes de que se dieran cuenta de que ella seguía por ahí.

—¿Cheryl, todavía por aquí?— le habla Louis a sus espaldas mientras busca las llaves de su auto en las bolsas del pantalón—, tu eres la que no deja la cafetería, eh.

Cheryl da un respingo—Eh...Louis, que sorpresa—sonríe nerviosa, mientras se ajusta el flequillo—, ya sabes es la temporada y no se encuentra parqueo tan fácil. Tenía que comprar los regalos, antes de estar agotados.

—Hey, no debes de darme una explicación, yo también uso el parqueo en fuera del horario de trabajo—le guiñe y Cheryl sube a su auto, respira profundamente y enciende el motor.

Mientras Cheryl da vuelta al parque, creo haber visto mal. Ya es muy tarde para frenar, así que decide volver a dar vuelta para estacionarse en el parqueo del cafe. Pero cuando estaciona ya no se encuentra Matthew en la puerta de los apartamentos.

Arwen les había asignado su última tarea: —Uno de los trabajos más importantes de todos, archivar las cartas. Recuerden guardar la confidencialidad de lo que verán.

Parecía que la habitación se agrandaba cuando pasabas la puerta, era una habitación color blanca, muchísimo menos decorada que todas las demás. Había estantes llenos de libros y en la parte del fondo archiveros.

—Lo único que deben de tocar son los estantes, ahí están los que escriben a santa en la actualidad, son niños y son activos, claro.

Cheryl toma un carrito con cartas organizadas con apellidos "A", los cuales eran muchos y Matthew decide tomar la letra "z". Al colocar la carta en una de las hojas del libro, esta era absorbida por el libro y parecía que hubiera sido escrita directamente en el libro.

En la séptima letra, Cheryl ve como Matthew se aleja un poco de donde estaban los estantes y se dirige hacia los archivos. Así que ella con el afán de investigar se acerca a las primeras filas de los archiveros.

Dos turnos doblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora